Este 22 de abril celebramos los 185 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Brasil y Chile, cuya magnitud se expresa concretamente en la dimensión económico-comercial. La densidad de los nexos se refleja en la firma de decenas de acuerdos bilaterales, un transitar conjunto que se inició el 1 de septiembre de 1838 con la materialización del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.
La solidez de la relación sumó otro hito el 21 de noviembre de 2018, cuando Brasil y Chile dieron un salto decisivo con la rúbrica del Acuerdo de Libre Comercio (ALC), que una vez que entre en vigor, traerá beneficiosos impactos para los ciudadanos de ambos países, como la definición de compromisos amplios de desburocratización y agilización de los trámites de comercio exterior.
Otro paso importante reciente de aproximación fue la constitución del Consejo Empresarial Brasil-Chile, en septiembre de 2020, presidido por la Confederación Nacional de la Industria y la Sociedad de Fomento Fabril. El Consejo será fundamental para potencializar las oportunidades ofrecidas por el ALC.
En el ámbito económico, Brasil se mantiene como el principal destino de las inversiones chilenas en el exterior, con un stock de alrededor de US$ 37.400 millones, mientras que Chile recibe importantes inversiones brasileñas en sectores clave, como servicios financieros, industria farmacéutica y data centers. En el ámbito del comercio bilateral, Brasil es el cuarto principal socio comercial de Chile y el intercambio total entre los dos países sumó US$ 7.000 millones en 2020.
Paralelamente a los avances en el marco de referencia jurídico, la relación bilateral también se beneficiará enormemente en el sector de la infraestructura, con el inicio de la operación del corredor bioceánico, prevista para 2023, que conectará Porto Murtinho, en el estado de Mato Grosso do Sul, con los puertos de Antofagasta e Iquique.
Las exportaciones chilenas, mayoritariamente, ingresan a través de los puertos de Santos, Paranaguá y São Francisco do Sul, ubicados en el sur de Brasil. Para poder comercializarse en una ciudad como Campo Grande, el producto chileno debe recorrer entre 1.300 y 1.400 kilómetros del territorio brasileño. Previamente, la carga terrestre que ingresa por San Borja o Uruguaiana -en la frontera con Argentina- debe realizar un trayecto de 4.516 kilómetros hasta Mato Grosso do Sul. A través del corredor, con el mismo origen y destino, la distancia se reducirá a 2.396 kilómetros, casi la mitad.
Este megaproyecto permitirá reducir significativamente los costos asociados a los fletes de las exportaciones brasileñas hacia los mercados del Asia-Pacífico y del oeste de Estados Unidos y consolidará la posición de los puertos de Iquique y Antofagasta como importantes hubs de transportes, profundizando el proceso de cadenas productivas.
En el sector político-estratégico, la relación entre Brasil y Chile se caracteriza por la fluida convergencia de visiones sobre los principales contenidos de la agenda internacional y por la creciente diversificación y profundización de la pauta de temas.
Esta dinámica de aproximación estuvo marcada por el frecuente intercambio de visitas entre autoridades de los dos países en el período prepandémico y ahora ha continuado con los mecanismos de diálogo institucional realizados en modalidad virtual, como la reunión de Consultas Políticas efectuada en diciembre.
La riqueza y diversidad de las iniciativas conjuntas también se benefician de la tradicional historia de cooperación y amistad entre las Fuerzas Armadas de nuestros países, expresada en la participación en misiones humanitarias en casos de catástrofe y otras dificultades. También destaca el apoyo recíproco generado a través de nuestros respectivos programas antárticos.
Otro importante avance es la inminente apertura de un lectorado brasileño en Santiago, gracias a un acuerdo próximo a concretarse con la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. La iniciativa, que cuenta con el financiamiento del gobierno brasileño, permitirá que a partir del segundo semestre de 2021, esta reconocida casa de estudios ofrezca nuevos cursos de portugués y de cultura brasileña a sus estudiantes y público general, además de la colaboración que se desarrolle para el fortalecimiento de los estudios sobre literatura brasileña.
No podría dejar de resaltar, además, la cada vez más estrecha relación entre nuestras sociedades, estimulada por el número de brasileños que visitan Chile y de chilenos que visitan Brasil. En años anteriores, en promedio, 500 mil brasileños visitaron Chile anualmente, cifra que aumenta cada año. Estamos confiados en que, una vez que sea superada la coyuntura sanitaria, podremos retomar este círculo virtuoso que aproxima a nuestros dos pueblos y contribuye a la generación de empleo e ingresos en nuestros países.
Tenemos mucho que celebrar en estos primeros 185 años de relaciones diplomáticas entre Brasil y Chile. Sin embargo, lo más importante es lo que está por venir. Nuestra relación se ha renovado a lo largo de los años, y las perspectivas futuras son muy positivas. Avanzaremos decisivamente en los ámbitos de ciencia, tecnología, innovación, energía y medioambiente, solo por destacar algunos sectores que situarán la relación bilateral en una perspectiva de futuro. También en esas áreas, Brasil y Chile comparten desafíos comunes y deben buscar conjuntamente soluciones creativas que atiendan las especificidades de nuestra región.
¡Larga vida a la amistad sin límites entre Brasil y Chile!