Hace poco más de un mes, en una columna para La Tercera, el sociólogo y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Notre Dame, el peruano Carlos Meléndez, abordó las opciones del candidato izquierdista Pedro Castillo de llegar al Palacio Pizarro tras la segunda vuelta con su rival derechista, Keiko Fujimori. Que un campesino andino y profesor rural de educación pública fuera elegido Presidente, señaló en esa oportunidad, tenía “tanto de reivindicación histórica como de cuento de hadas”.

“De concretarse la victoria electoral de Pedro Castillo en Perú, esta solo habría sido posible a través de la varita mágica de las animadversiones anti-establishment que permitieron a un outsider radical emerger súbitamente de entre 18 postulantes”, escribió entonces. “A diferencia de varios analistas, considero que de asumir Castillo la Presidencia en Perú gobernará la improvisación antes que el comunismo”, vaticinó.

Ahora que Castillo ha sido proclamado como presidente electo de Perú, el análisis del investigador posdoctoral del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) e investigador asociado del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales refuerza la sensación de inestabilidad que muchos anticipan con la llegada del candidato de Perú Libre al poder. “Enfrenta un escenario de polarización (…) que puede ser demasiado para un novato político”, afirma Meléndez en esta entrevista con La Tercera.

Según el diario El País, la moneda de Perú se ha depreciado un 8% desde el triunfo de Pedro Castillo en la primera vuelta y la fuga de capitales ya alcanzaría al 6% del PIB. ¿Es justificado el temor de la llegada del profesor de izquierda a la Presidencia?

Castillo ha buscado enviar señales de moderación a los mercados a través de invitar al presidente del Banco Central a mantenerse en el puesto y especular con el nombre de algunos tecnócratas, pero mientras se mantenga el norte de una reforma constitucional parcial o total (a través del Congreso o referéndum), los indicadores de riesgo político seguirán en rojo.

A su juicio, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta Castillo?

El principal desafío es su amateurismo. Enfrenta un escenario de polarización, con una derecha opuesta en el Congreso y en la calle, y sosteniéndose en una alianza precaria de voluntades de izquierda, que puede ser demasiado para un novato político.

Algunos expertos destacan la falta de liderazgo de Castillo dentro de su propio partido. ¿Cómo hará frente a ese tema?

Castillo es un outsider, y como tal no requiere tanto del liderazgo del partido que lo acogió como la popularidad que pueda gestarse ante la opinión pública. Perú Libre le va a proveer cuadros políticos para la gestión pública y votos en el Congreso para protegerlo de eventuales intentos de destitución presidencial, así que la coordinación entre el Presidente y su partido puede ser armoniosa si se establecen los puntos de acuerdo.

En el último quinquenio, Perú ha visto una ola de mociones de vacancia en contra de sus presidentes. ¿La debilidad de Castillo en el Parlamento hace factible que enfrente un proceso similar?

Por ahora, Castillo tiene los votos para protegerse de una eventual vacancia, sumando a su partido y a su aliado Juntos por el Perú. Contrariamente a lo que se supone, la coalición oficialista está expandiendo el número de adherentes a esa alianza, lo cual le va a dar cierta capacidad de resistencia ante los embates opositores. A diferencia de Martín Vizcarra que carecía de bancada oficialista, Castillo cuenta con el apoyo de una, al menos al inicio de su gobierno.

Castillo ha hablado de “estabilidad económica”, pero al mismo tiempo de convocar una Asamblea Constituyente. ¿Perú está preparado para un proceso de transformaciones profundas como las que plantea Perú Libre?

Hay una demanda por cambio en un sector de la opinión pública, pero no hay liderazgos políticos que permitan consensuar hacia dónde iría ese cambio. Hace falta una élite que ubique el norte y que interprete si esos ánimos de cambio merecen una nueva Constitución o reformas parciales de ésta.