César Hildebrandt: “Lo que está haciendo Keiko Fujimori equivale a un golpe de Estado blando, es trumpismo andino”

En entrevista con La Tercera, el influyente periodista peruano también se muestra crítico del candidato de izquierda Pedro Castillo, quien lidera el recuento de votos. “Nos espera un período de andar por la cornisa de un rascacielos”, vaticina ante un eventual triunfo del abanderado de Perú Libre.


A sus 72 años, César Hildebrandt es considerado uno de los periodistas más influyentes de Perú. A lo largo de su carrera trabajó en diversos medios, como la revista Caretas, los semanarios Sí y Visión Peruana y el diario Liberación, conocido por su oposición frontal al régimen de Alberto Fujimori. De hecho, sus constantes denuncias de actos graves de corrupción durante el fujimorismo lo hicieron, presuntamente, blanco de un plan para asesinarlo (Plan Bermudas), el que lo llevó durante algunos años a autoexiliarse en España.

Hildebrandt
César Hildebrandt, fundador y director del semanario peruano Hildebrandt en sus trece.

Reconocido conductor de programas televisivos como Conexiones, Enlace Global y A las 11 con Hildebrandt, entre otros, actualmente dirige el semanario político y de investigación Hildebrandt en sus trece, que fundó en 2010. Desde allí acostumbra lanzar sus dardos contra la escena política peruana. Y la segunda vuelta presidencial entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo no ha sido la excepción.

“El hampa fujimorista se juega la vida, o ganas las elecciones que ya perdió, o su lideresa, parte de su familia y surtido adjuntos van a la cárcel. Para ellos está claro: la cárcel o el triunfo. Por eso es que la jefa de la organización criminal ha decidido librar la batalla final de su vida”, señaló Hildebrandt en la última edición de su semanario.

Pero también tuvo palabras para el candidato izquierdista Pedro Castillo. “Si el presidente electo, según las cifras de la Onpe, modera su programa y obtiene consensos elementales en el Congreso, la dinamitación de su régimen se hará más difícil. Si Castillo regresa a la influencia de Vladimir Cerrón, las cosas se facilitarán al golpismo parlamentario. Lo que se viene, por donde lo mires, es la tormenta perfecta”, agregó.

En entrevista con La Tercera, Hildebrandt ratifica estos conceptos. A su juicio, Keiko Fujimori “está desconociendo” el resultado de las elecciones, lo que “equivale a un golpe de Estado blando”. Y sobre Castillo no es menos crítico. “Nos espera un período de andar por la cornisa de un rascacielos”, comenta ante un eventual triunfo del abanderado de Perú Libre.

En una columna a fines de abril, usted señaló que se negaba a aceptar que la democracia lo obligara a elegir “entre la corrupta y un improvisado”, en alusión a Keiko Fujimori y Pedro Castillo. ¿Cómo llegó Perú a esta disyuntiva?

Por el colapso de la partidocracia, la división del sector conservador, la crisis social y cultural que padece el Perú. Los dilemas indeseables surgen a veces por decisión popular. El Perú vive una profunda crisis política, donde los partidos son franquicias personales, las ideas se resumen en eslóganes populistas y el debate sobre los cambios que imponen los nuevos tiempos es mínimo.

En el caso de Keiko Fujimori, usted dijo que no habría votado por ella, aunque le pongan “una pistola en la sien y le dijeran que no tiene opción”, ya que, a su juicio, sería reivindicar los crímenes y la corrupción que hubo en el gobierno de su padre. ¿Cómo se explica entonces que figuras como Mario Vargas Llosa hicieran público su apoyo a la candidata de Fuerza Popular?

Mario Vargas Llosa es una gran decepción para quienes veneramos algunos de sus libros. La derecha lo ha seducido y él se ha enamorado de la derecha. Pero una cosa es hablar bien de Thatcher y otra respaldar a la señora Fujimori. Será difícil que olvidemos que el mejor novelista de este país nos recomendó votar por la heredera del gobierno más corrupto de nuestra historia. Es como si José Donoso les hubiera dicho a los chilenos que había que votar por el hijo de Pinochet en caso de que este hubiese presentado su candidatura.

En uno de sus podcasts, usted sostiene que “la tesis de un fraude de Keiko es una declaración de guerra a la democracia”. A su juicio, ¿qué hay detrás de su ofensiva legal por los votos?

Detrás está el aparato mediático, abogadil y financiero de la derecha más reaccionaria. Es una inversión que esperan que sea rentable sentando en el palacio de gobierno a quien ha perdido, por tercera vez, las elecciones.

En el caso de que Castillo llegue al poder, usted afirma que Perú puede “librarse” de él porque “va a tener un Congreso muy hostil”. ¿Cree que una moción de vacancia en su contra sería casi inevitable? ¿Tiene alguna esperanza si Castillo se convierte en Presidente?

Según la Onpe, el organismo electoral encargado del recuento de votos, Castillo ya es el Presidente del Perú con una ventaja de 0,28%, unos 49.000 votos. Todo indica que el Jurado Nacional de Elecciones, que revisa los pedidos de nulidad planteados por los abogados de Keiko Fujimori, está rechazando la mayor parte de la argumentación fujimorista. Es posible entonces que la ventaja se angoste, pero es imposible que desaparezca. Recuerde usted que Kuczynski le ganó a la señora Fujimori por 42.000 votos y que ella también empleó la palabra fraude para definir esas elecciones.

Muchos ven al ideólogo de Perú Libre, el marxista Vladimir Cerrón, como el verdadero cerebro detrás de Castillo. ¿Qué rol podría jugar en un eventual gobierno de Castillo, considerando que el candidato ha dicho que “no lo van a ver, ni siquiera, de portero en ninguna de las instituciones del Estado”?

Vladimir Cerrón es un comunista anacrónico. Y su proximidad al gobierno inminente de Castillo podría ser fatal. Castillo debe borrarlo de su entorno. ¿Podrá hacerlo? No estoy seguro. ¿Tendría que hacerlo? Absolutamente. De ese gesto depende en buena parte la viabilidad de un gobierno que aspire a grandes cambios sin llamar a la anarquía y al desastre económico.

En cambio, con Keiko Fujimori como eventual presidenta, usted ha dicho que “la democracia está en peligro”. ¿Por qué?

El fujimorismo es lo peor que le ha pasado al Perú. Alberto Fujimori saneó la economía y acabó con el terrorismo y eso es público y notorio. El fujimorismo, como fenómeno, no nace de esos dos logros sino del carácter mafioso que tuvo el gobierno de Alberto Fujimori a partir del golpe de Estado de 1992. El fujimorismo reivindica el lado oscuro de aquel régimen. Me refiero a la destrucción de las instituciones, la pudrición de nuestros institutos armados, la hiperconcentración del poder, la compra de congresistas, el alquiler de la prensa y la televisión. Keiko Fujimori es heredera fidelísima de esa tradición y lo sabemos a ciencia cierta, porque en 2016, cuando gobernó de facto el país desde el Congreso, donde tenía aplastante mayoría, hizo todo lo que estuvo a su alcance para derribar el régimen y entronizar a quien creyó dócil y manejable. Cuando este personaje, Martín Vizcarra, mostró las garras, entonces se produjo la segunda vacancia y luego el caos del gobierno de Manuel Merino. La señora Fujimori quedó marcada como hacedora de crisis si eso le reportaba más poder. Imaginarla en el gobierno, con todo lo que eso significa, hizo que muchos votaran por Castillo.

Si bien el resultado oficial de la segunda vuelta aún no se conoce, usted ha dicho que si Keiko Fujimori “perdió con Castillo, ¿a quién le puede ganar?”. De ratificarse la derrota de la candidata de Fuerza Popular, ¿cómo ve el futuro del fujimorismo?

El fujimorismo ha empezado una etapa terminal sin retorno. Es muy difícil que los sectores empresariales que financiaron a la señora Fujimori inviertan en una cuarta aventura y es probable que muchos de sus seguidores se alejen del partido al ver la actitud de la candidata ante la inexplicable derrota del 6 de junio. Lo que está haciendo la señora Fujimori es desconocer el resultado de las elecciones. Eso equivale a un golpe de Estado blando. Eso es trumpismo andino.

En declaraciones a The Wall Street Journal, usted manifestó su preocupación por la supervivencia de la democracia peruana, sin importar quién gane. “La elección es un abismo o un precipicio”, dijo. ¿Perú logrará salir algún día de esta crisis política e inestabilidad endémica?

No es que el Perú tenga vocación por el abismo. Es que -lo digo con doliente ironía- los abismos parecen amar al Perú. Con Castillo nos espera un período de andar por la cornisa de un rascacielos. Si Castillo plantea cambios extremos y de tinte chavista, veremos una legítima reacción de la mitad del electorado que no votó por él. Si extrema sus medidas, quizá veamos a las fuerzas militares entrar en escena. Pero si los moderados de imponen y el señor Cerrón es apartado, podríamos tener un gobierno que se salga del neoliberalismo puro y duro y nos acerque más a la socialdemocracia. Esa es mi esperanza.

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