La pandemia del Covid-19 mantiene a Colombia combatiendo la tercera ola del virus, mientras el país está sumido en una espiral de violencia por el estallido social surgido a fines de abril. El sistema de salud enfrenta un escenario crítico “sin precedentes” ante la rápida expansión de los contagios, situación que derivó en que el lunes sobrepasaron las 100 mil víctimas fatales tras registrar 648 muertos en un día y ayer superaron los cuatro millones de infectados, con casi 30 mil nuevos casos. En el “peor momento” epidemiológico desde marzo pasado, los líderes del Comité de Paro depusieron las movilizaciones momentáneamente, mientras el Ejecutivo culpa a estas aglomeraciones por la alza de cifras.
Colombia es el décimo territorio del mundo más afectado por el coronavirus, con más de cuatro millones de infectados y 101 mil fallecidos. A diferencia de otros países que han comenzado a dejar atrás normativas pandémicas como el uso de mascarillas al aire libre, los hospitales colombianos han debido reforzarse y ven con temor el colapso en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) que superan el 97% de ocupación en las tres ciudades más grandes: Bogotá, Medellín y Cali.
Según el diario El País, el ritmo de fallecidos se ha acelerado en poco tiempo y con la presencia de 60 variantes circulando por el país la vacunación es “una carrera contra la muerte”. La nación tardó 10 meses en superar la barrera de 50 mil fallecidos por Covid-19 en enero pasado y en solo cinco meses añadieron 50 mil más, con reportes diarios en las últimas semanas que superaron los 500 muertos.
Aunque el país ha tomado directrices para frenar el virus, como duplicar la capacidad de las UCI de 5.346 a 13 mil y aumentar el testeo de 200 exámenes a 140 mil diarios, los expertos sostienen que para julio la curva de contagios disminuirá en la región con excepción de Colombia. De acuerdo a la métrica elaborada por el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, para el próximo mes la proyección de muertes en territorio colombiano se elevaría a 800 diarios.
El panorama para los próximos días no parece alentador. Sin embargo, las críticas se han centrado en las recientes declaraciones del Presidente Iván Duque, que afirmó en una eucaristía por las víctimas de la pandemia que “más de 10 mil muertes se hubieran prevenido si no hubiéramos tenido aglomeraciones en las últimas seis o siete semanas”, culpando a las movilizaciones desatadas desde el 28 de abril contra la fallida reforma tributaria impulsada por el gobierno que planeaba aumentar los impuestos y el IVA en productos de la canasta básica para financiar ayudas sociales, molestia que se extendió con un paro nacional de más de dos meses.
Acusaciones cruzadas
Las masivas movilizaciones antigubernamentales cumplieron siete semanas de presión en las calles marcadas por denuncias de represión policial y violación de derechos humanos, que derivó en una visita de la comisión de la CIDH y un informe de la oficina de la alta comisionada para los DD.HH. de la ONU, Michelle Bachelet, en el que confirmó 56 decesos producto de las protestas. Hasta ahora, el Ejecutivo rechaza las cifras de organismos internacionales.
El Comité Nacional de Paro, que agrupa diversas organizaciones sociales y sindicales, suspendió la mesa de diálogo con el gobierno ante falta de consensos y la semana pasada anunció la “interrupción temporal de las movilizaciones recurrentes que hemos venido haciendo los miércoles en todo el país”, para retomar el 20 de julio con una convocatoria en el Congreso “para entregar proyectos de ley”. No obstante, en la jornada de ayer se volvieron a agudizar las protestas en ciudades como Neiva, dejando dos nuevos fallecidos.
Ante las acusaciones del Ejecutivo que las protestas generaron el alza de casos, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) responsabilizó a Duque de un “mal manejo del coronavirus” debido a una “reapertura económica acelerada desde mayo pasado”, asegurando que días antes del inicio del paro el país alcanzó cifras históricas de contagios con una tasa de defunciones de 500 diarios.
El senador opositor Gustavo Petro cuestionó al mandatario al defender que “los contagios se dan en los sitios de trabajo y en el transporte público. Usted, Duque, decidió no controlar la enfermedad para que se hicieran ganancias”.
La oposición ha criticado que la campaña de vacunación contra el Covid-19 empezó “dos meses tarde” en territorio colombiano, en comparación a los países de la región. Chile dio el puntapié inicial de la inoculación el 24 de diciembre, cuando llegó el primer lote de fármacos de Pfizer y para enero se lanzó la vacunación masiva. Similar escenario que Argentina, que recibió las primeras dosis enviadas desde Rusia para Navidad. Esto a diferencia de Colombia, que partió la inmunización en febrero.
Según las cifras de Our World in Data, hasta el 21 de junio un 20,3% de la población recibió al menos una dosis de la vacuna, lo que corresponde a 10,3 millones de personas, mientras que un 9,8%, o sea, 4,9 millones de ciudadanos, completó el esquema de dos dosis, en un país de más de 50 millones de habitantes. La revista colombiana Semana señala que un 17,4% de los colombianos no quiere vacunarse por temor.
Desde que asumió el poder el 7 de agosto de 2018, el mandatario colombiano enfrenta ahora uno de los momentos más duros de su mandato. Una reciente encuesta de Pulso País señaló que Duque llegó a mínimos históricos de aprobación con un 79% de desaprobación. Sin embargo, la preocupación radica ahora en la eventual llegada de la variante delta. El ministro de Salud, Fernando Ruiz, aseguró que es “ineludible” la llegada de esta variante, por lo que el Instituto Nacional de Salud (INS) está preparándose.