Aunque todavía se ubica en terreno “pesimista”, la confianza de los consumidores mostró en julio una recuperación importante respecto a los meses previos y alcanzó su mayor nivel desde septiembre de 2019, justo previo a que se derrumbara por la crisis social que estalló el 18 de octubre y sus consecuencias.

Así lo muestra el último Índice de Percepción al Consumidor (Ipeco), elaborado por el Centro de Estudios en Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD), el cual arroja que en julio la confianza de los consumidores experimentó un salto de 8,6 puntos respecto al mes anterior, llegando a 87,5 puntos (en índice con base 100 en 2001), incremento fuertemente influido por la visión de la situación actual, cuyo indicador subió 18,5 puntos, hasta 97,99, evolucionando desde un nivel “pesimista” a uno “moderadamente pesimista”.

Por su parte, la confianza en el futuro (índice de expectativas) aumentó levemente (5 puntos), aunque se mantuvo “pesimista”.

Este aumento de la confianza de los consumidores tiene como contexto el casi total desconfinamiento que se ha venido produciendo en el país en las últimas semanas y coincide con el incremento de los datos de actividad económica, la que en junio superó también por primera vez los niveles previos al 18 de octubre, impulsada por el comercio y la producción de bienes. Asimismo, otras encuestas, como la Cadem, también han venido mostrando mejoras en la percepción de las personas respecto al devenir de la economía.

Detalle

De acuerdo al informe, el alza en la percepción del presente se debió a una marcada mejora en la percepción del desempleo actual, que fue compensada parcialmente por una caída marginal en la percepción de la situación económica actual. De hecho, respecto a la percepción del desempleo actual, que muestra cómo se está viendo la situación del mercado laboral, esta aumentó 60,3 puntos, pasando de pesimista a levemente pesimista (desde 79,3 a 139,6 puntos). Con todo, en los últimos doce meses la confianza en la actualidad ha aumentado 65,3 puntos, principalmente debido a la mejora en la percepción de la situación económica actual, la que vio alzas los meses anteriores producto de las aperturas de la economía, las ayudas estatales y retiros de fondos.

“El marcado avance de la confianza de los consumidores en julio se debió principalmente a una mejor percepción de la actualidad respecto del desempleo, y en menor grado, respecto de la situación económica. Las expectativas futuras de los consumidores también mejoraron, tanto en su visión del desempleo, como de su situación económica e ingresos”, indica Cristián Echeverría, director del Centro de Estudios en Economía y Negocios de la UDD.

En concreto, Echeverría sostiene que el avance de la situación coyuntural “está posiblemente muy influida por la disminución de la tasa de desempleo, que con el 9,5% en junio alcanzó su menor nivel desde el inicio de la pandemia, y por las favorables cifras de crecimiento económico y recuperación de la economía”. Esto, a pesar de que aún faltan más de un millón de empleos por recuperar, en relación a los que existían al inicio de la crisis sanitaria.

Por estrato socioeconómico, la mayor alza mensual se dio en el grupo C3, que pasó de 79 a 106,5 puntos. El resto de los estratos también registraron alzas, salvo el C2, que cayó 7,4 puntos, hasta 80,5. Con todo, el más pesimista sigue siendo el de menores ingresos (E), que se encuentra en 31,9 puntos, que corresponde al nivel “muy pesimista”. Esto también estaría relacionado con la evolución del mercado laboral, clave para los ingresos de todos los sectores, pero aún más relevante en los sectores de menos recursos.