Con apenas seis meses en el gobierno, el Presidente peruano, Pedro Castillo, enfrenta la crisis política más fuerte de su gestión con la cuarta renovación de su gabinete, tras la salida del premier Héctor Valer el sábado, y con crecientes llamados para que renuncie.
La llegada del cuestionado abogado Valer como presidente del Consejo de Ministros el miércoles desató gran controversia, debido a que el abogado tenía denuncias de violencia intrafamiliar y de colusión. Fue así como medio centenar de activistas feministas protestaron frente al Ministerio de la Mujer y pidieron su renuncia.
Ante esto, Castillo anunció el viernes una recomposición del gabinete ministerial, que se espera que anuncie durante esta semana. Esto implicaba que Valer debía renunciar y así lo hizo el sábado. En el día de su cumpleaños número 63, Valer batió un récord en la historia reciente de Perú. Se convirtió en el primer ministro con menos duración en el cargo de los últimos 42 años: sólo tres días.
“En el campo de la batalla de la política hay que saber reconocer victorias y derrotas. Yo reconozco mi derrota”, dijo Valer. Para mantenerse al frente del gabinete ministerial, Valer debía obtener un voto de confianza del Congreso, controlado por la oposición. Era prácticamente imposible que lo consiguiera tras las expresiones de rechazo en su contra, incluso de tres ministros del gobierno.
Castillo dijo en un mensaje desde el palacio presidencial que la “recomposición” de su equipo se caracterizará por la “apertura” a todas las fuerzas políticas. Añadió que tomó la decisión luego de que el Congreso “expresó su negativa” de reunirse el sábado para otorgar o negar el respaldo al gabinete de Valer, un acto de control político necesario para que el gabinete siga ejerciendo.
En medio de este contexto, crecen los llamados para que el mandatario dimita. “La renuncia es la mejor salida”, escribió el diario El Comercio en su editorial de ayer. “El país ha tenido ya suficiente paciencia con el aprendizaje del presidente. Los frutos de este proceso, por lo demás, apuntan a que no está dando resultados y que, muy por el contrario, ha llevado a una vertiginosa e imparable precarización de instituciones (…). Así, con profundo sentido de responsabilidad, señalamos que, por el bien institucional del Perú, al Presidente Pedro Castillo debería restarle tan solo un nuevo mensaje a la nación: el de su renuncia al cargo”, escribió el periódico.
Keiko Fujimori, que se enfrentó a Castillo en el balotaje de junio del año pasado, también se unió a los llamados. “Siente que no tiene responsabilidades”, dijo. La lideresa de Fuerza Popular aseguró en entrevista con el medio RPP que “Castillo vive en un mundo paralelo, constantemente se hace la víctima”. Además, señaló que la primera decisión para que el mandatario peruano abandone su cargo “puede pasar por él mismo”.
En entrevista con Perú 21, el congresista Roberto Chiabra indicó que “si Pedro Castillo quiere al país, que renuncie”. “Acá el único responsable de la situación política que estamos pasando es el presidente. Para mí, Pedro Castillo tiene como objetivo degradar para destruir el sistema democrático; lo hace nombrando en los gabinetes a personas incompetentes para el cargo y con cuestionamientos personales”, indicó.
Mientras que el parlamentario Guillermo Bermejo, de la bancada de Perú Democrático, afirmó que Castillo no piensa renunciar. “No, golpistas declarados y asolapaos, el Presidente no va a renunciar. Ni por la presión de los grupos de poder ni por las bancadas vacadoras ni por los opinólogos, ni por las bravatas de los falsos aliados. Aquí nadie se rinde y los vamos a derrotar nuevamente”, expresó el legislador en sus redes sociales.
En conversación con La Tercera, el analista político peruano y académico UDP y COES Carlos Meléndez señaló que entre los factores para explicar esta crisis se encuentran “la creciente polarización política y las dificultades de representar un ‘mal menor’”. “El antifujimorismo ganó la elección y puso al rondero Castillo en la Casa de Pizarro, pero luego se desentendió de él. Los sectores progresistas anti-Keiko no fueron responsables con su voto. Salvo Nuevo Perú y Verónika Mendoza, quienes me parecen los más coherentes dentro de todo este escenario. A pesar de que Castillo no era su candidato, lo trataron de bancar por una solidaridad ideológica”, sostuvo.
“Castillo ha tomado decisiones nefastas, propias de un populista sin experiencia política. Para enfrentarse al establishment, se requiere más que un conjunto de paisanos (Castillo solo parece confiar en operadores políticos de su región de origen) y de oportunistas (el ‘Segundo Piso’ peruano tiene una agenda propia y particularista, divorciada de las políticas del gabinete de ministros). Se requiere preparación no solo para administrar la gestión pública, sino para, más aún, hacerlo oponiéndose al establishment. Y en ese sentido, Castillo perdió partido, aliados de izquierda y asesores. Solo se quedó con su sombrero”, añadió.
El mandatario sostuvo una serie de reuniones ayer en el Palacio Pizarro para recomponer su gabinete. Así ocurrió con el congresista de Acción Popular Edwin Martínez, quien tuvo un encuentro con el mandatario para hacerle llegar la propuesta de su bancada sobre el futuro gabinete, indicó el portal de la radio RPP. El mandatario se reunió también con el titular del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez.
El cientista político Meléndez recordó que Castillo “aún tiene popularidad (entre 25 y 30%, más de lo que tenía Alejandro Toledo en su momento) y, sobre todo, está aún protegido en el Legislativo: tiene los 44 votos que lo protegen de una vacancia presidencial”. “Si estos dos factores no cambian, Castillo aún tiene margen de sobrevivencia. Ello pasaría, sin dudas, por recomponer un gabinete que no solo busque ser representativo de los sectores marginales, sino también sea garantía de buen delivery de políticas públicas. Lamentablemente para su propia supervivencia, Castillo parece lejano de entender esto”, concluyó.