“Esperanzada de que esta noche con Apruebo Dignidad y Gabriel Boric logremos avanzar decididamente en las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales que Chile necesita”. Ese fue el último mensaje que la ahora senadora por la RM Claudia Pascual publicaba en su cuenta de Twitter antes de ser electa. Sus palabras reflejaban el nerviosismo que había dentro del PC ante la posibilidad de retornar al Senado tras 48 años.

Anoche, los comunistas celebraban un triunfo “histórico”, luego de que se confirmaran las victorias del diputado Daniel Núñez, quien obtenía al cierre de esta edición 38.804 votos, lo que lo dejaba como primera mayoría en Coquimbo, y el de Claudia Pascual, en la Metropolitana, quien sumó 136.280 sufragios, más 5% de los votos válidamente emitidos.

La última vez que el PC había intentado volver al Senado tras casi cinco décadas sin representación fue en 2017, cuando el secretario general de la colectividad, Lautaro Carmona, competía por la Región de Atacama. Esa noche del 19 de noviembre estaban confiados, pensaban que, por fin, se acabaría la “exclusión al Senado” como la llamaban sus militantes. Pero Carmona no pudo con el triunfo de Yasna Provoste en la región y nuevamente el partido volvía a enterrar la opción de volver a los tiempos de la UP en 1973, cuando el PC llegó a tener hasta nueve senadores en ejercicio, consolidándose como una de las bancadas más grandes de la época.

Esta vez, sí lo lograron. De los ocho candidatos que llevaba la colectividad en distintas regiones del país, los comunistas obtuvieron dos escaños en la Cámara Alta, una cifra que coincide con las proyecciones electorales que hacían en el sector.

La sorpresa en la RM

El último senador comunista de la RM fue el escritor y abogado Volodia Teitelboim en 1973. Por eso el triunfo de Claudia Pascual es tan simbólico para los comunistas. La primera ministra de la Mujer en el país durante el segundo gobierno de Bachelet ya había sido sondeada por el partido para la Gobernación de la RM, sin embargo, esa vez declinó competir. Para la senatorial tampoco estaba convencida, pero en la colectividad confiaban en su liderazgo, sobre todo porque ante un escenario competitivo, el votante que convoca Pascual era vital para que Teillier pudiera imponerse en los comicios. “Ella logra llegar a un mundo feminista y es valorada por quienes apoyaron el gobierno de Bachelet”, decía un dirigente del partido.

Pero el resultado fue al revés. El PC apostó fuerte en la Metropolitana, con la dupla Teillier y la exministra de la Mujer, alentados por la conquista en mayo pasado del municipio de Santiago de la mano de Irací Hassler, por lo que la posibilidad de obtener un escaño siempre estuvo dentro de las posibilidades. Con lo que no contaban entonces era que se verían beneficiados con la brusca caída de Karina Oliva (Comunes), la carta más fuerte de la lista Apruebo Dignidad hasta cuatro días antes de las elecciones. Después de conocerse el escándalo de financiamiento, una serie de apoyos, sobre todo de dirigentes mujeres comunistas, se sumaron con más fuerza a favor de Claudia Pascual. Eso, sumado a su apuesta por convocar sectores más “moderados” y apostar por un votante de centroizquierda hicieron que el presidente Guillermo Teillier quedara fuera de la carrera, sin poder ser arrastrado.

Con la primera mayoría obtenida en Coquimbo, sin embargo, en el PC, auguraban que sería el diputado Daniel Núñez quien asumiría un rol preponderante en la futura bancada de Apruebo Dignidad. Según cercanos al parlamentario, Núñez buscará ser un puente en la disputa generacional que ha tensionado al partido y que quedó en evidencia en el inédito rechazo de los dirigentes más jóvenes del partido a la polémica declaración oficial en respaldo a los resultados de las elecciones presidenciales en Nicaragua. A sus 50 años de edad, Núñez es calificado como uno de los parlamentarios más cercanos a la mesa que conduce Teillier y uno de sus principales operadores en el Congreso. El timonel comunista, incluso, le encomendó a Núñez la negociación de los cupos parlamentarios con el resto de las fuerzas de Apruebo Dignidad. Pero así como tiene vínculos con la vieja guardia comunista, también ha forjado nexos con la nueva camada de dirigentes que tomaron luz propia a partir de las movilizaciones estudiantiles de 2011, como Karol Cariola y Camila Vallejo, quienes tienen una mayor sintonía con el abanderado frenteamplista. En 2011, Núñez era el encargado de los cuadros estudiantiles del PC.

El peso del PC en el Senado

Con dos senadores electos, los comunistas igualan los escaños obtenidos por el Frente Regionalista Verde Social (FRVS) de la mano de Esteban Velásquez en Antofagasta y Alejandra Sepúlveda en O’Higgins, mientras los frenteamplistas no lograron aumentar su bancada, pese a que eran la única colectividad que ya tenía un senador asegurado: Juan Ignacio Latorre (RD), quien no iba a la reelección.

Así, el retorno de los comunistas al Senado les permitirá aumentar su influencia ante el comando del presidenciable del sector con miras a la campaña de segunda vuelta y fortalecerá las pretensiones de la colectividad de convertirse en una suerte de guardián del programa y evitar la búsqueda de acuerdos con sectores de Nuevo Pacto Social que terminen por licuar las reformas estructurales comprometidas en un eventual gobierno de Boric.

Más allá de las similitudes que existían en los programas de Boric y Jadue para las primarias, de casi un 90% según afirmó el edil de Recoleta, las tensiones entre el FA y el PC han sido manifiestas al interior de la Convención Constitucional, donde los frenteamplistas han buscado generar las mayorías necesarias para sacar adelante los acuerdos con los representantes del polo socialista e independientes no neutrales, mientras los convencionales comunistas se han aliado con los representantes de la Lista del Pueblo y de pueblos originarios.

En ese sentido, el secretario general de la colectividad, Lautaro Carmona, asegura que “el aporte del PC al gobierno va a ser directamente proporcional a las propuestas legislativas de transformación, con toda la incidencia y la influencia que podamos tener en el campo social, sindical y territorial”.