El foco tiene que estar puesto en el empleo para volver a disminuir los niveles de pobreza. Eso es lo que plantea el director del Centro de Estudios y Encuestas Longitudinales de la UC, David Bravo, quien además lideró el trabajo de campo de la encuesta Casen 2020. “Se utilizaron más de 700 encuestadores en todo el país. Y a pesar de que una etapa del levantamiento fue presencial, el trabajo no registró contagio alguno gracias a que se establecieron protocolos estrictos”, dice el economista.
Asimismo, resalta que la encuesta Casen mantuvo sus altos estándares de calidad. “La muestra objetivo de la encuesta Casen era de 61.818 viviendas y se encuestaron finalmente 62.540 lo que se traduce en una tasa de logro del 102% de la muestra objetivo; y tasas de respuesta equivalentes a las registradas en las Casen anteriores tanto en la etapa de precontacto presencial como en la etapa telefónica”.
La pobreza subió a 10,8% superando los 2 millones de personas bajo esta condición. Si bien es un incremento considerable en relación a 2017, fue menos de lo que se proyectaba (FMI 12,2%). ¿Qué lectura que hace de estas cifras?
La medición de la Encuesta Casen fue realizada entre noviembre de 2020 y enero de 2021. Para entonces creo que los subsidios monetarios fueron importantes como se muestra en las cifras, para que la pobreza no se incrementara más. Asimismo, a esa fecha, la recuperación del empleo estaba ya a mitad de camino. La mala noticia es que a estas alturas seguimos a mitad de camino, porque la recuperación del empleo se ha estancado.
El gobierno dijo que una de las razones que explican que la pobreza haya subido menos de lo que se esperaba responde, principalmente, a las ayudas estatales, ya que sin ella habría sido de 13,7%.
Hay que considerar la magnitud de la crisis. La enorme caída en el empleo registrada, que golpeó de manera más aguda a los quintiles de menores ingresos, efectivamente habría implicado una pobreza 3 puntos mayor sin la red de subsidios monetarios. Del mismo modo, la pobreza extrema también habría ascendido a casi 6% sin estos subsidios. La situación actual con menos de un millón de empleos en comparación con febrero de 2020 constituye una emergencia, que si se expresara con una tasa de desempleo corregida por el problema de no búsqueda por la pandemia alcanzaría el 20%. Seguir recuperando el empleo es una prioridad si es que no queremos que la pobreza se incremente. Las ayudas estatales son importantes, pero deben ser transitorias.
¿Se debe pensar en mantener una red de protección social ampliada hasta que se recupere el mercado laboral?
Creo que las ayudas deberán ser transitorias, porque el costo es cuantioso. Lo que debe tomar relevancia son todos los subsidios encaminados a la inserción laboral formal. Desde ese punto de vista, la situación actual de estancamiento y leve retroceso en la recuperación del empleo que se registra hasta mayo es preocupante y debería llevarnos a hacer una buena evaluación de cómo están funcionando dichos incentivos, especialmente si dicha situación no se revierte en los últimos datos.
Una de las variables más afectadas son los ingresos por el trabajo. Según lo informado cayó 11% y en los dos primeros quintiles, la baja fue de 40%. ¿Esto muestra que los mayores impactos de la pandemia están concentrados en los sectores de menores recursos?
Los ingresos del trabajo cayeron un 40% en los dos primeros quintiles y, según lo informado por el Ministerio de Desarrollo Social en los datos entregados, en el decil de más altos ingresos estos disminuyeron sólo en 4% (en comparaciones hechas con 2017, en términos reales). Detrás de esta caída está la pérdida de empleos, en cuyo caso los ingresos del trabajo caen a cero. Esa es la principal tarea, recuperar el empleo perdido y más, porque se debe recuperar la tasa de ocupación pre-pandemia. Me resulta bien llamativo que estando en medio de una crisis de esta magnitud no sea este el tema central de las campañas de los precandidatos presidenciales por lo que hemos visto hasta ahora. Creo que esto se debe a que se sigue mirando la tasa de desempleo como indicador y un 10% no comunica bien la emergencia en la que nos encontramos. Por eso insisto en que dicha cifra no se debe mirar durante esta pandemia porque las personas están buscando menos trabajo por el temor al contagio y la crisis está disfrazada en dicho indicador.
La extrema pobreza también aumentó, pasando de 2,3% a 4,3% superando las 800 mil personas bajo esa condición. ¿Qué políticas se deben potenciar para este segmento de la población?
La focalización implica priorizar a los grupos en mayor desventaja. Esto no está de moda decirlo hoy, pero las ayudas universales tienen un importante costo de oportunidad que resulta difícil de sostener cuando la pobreza aumenta. La pobreza extrema requiere urgencia y la encuesta Casen nos ayuda en esta tarea para el diseño de políticas, para identificar aquellos segmentos que quedan invisibilizados.
Considerando el ciclo económico y político, y las perspectivas de mediano plazo que ha entregado el Banco Central, ¿qué medidas se deben potenciar para tratar de revertir esta situación?
La forma más directa de atacar el problema de la pobreza es concentrarse en la recuperación del empleo. El que la actividad económica haya recuperado su nivel prepandemia pero el empleo esté en menos del 50% de su recuperación es preocupante.
El vaso medio lleno es que Chile fue el país entre la región que menos aumento la pobreza y se mantiene como el que tiene la menor tasa comparativa…
Eso ha sido posible porque el país ha utilizado los recursos y capacidad de endeudamiento que las buenas políticas aplicadas en las últimas décadas han permitido. Esa fue una gran inversión hecha por Chile. En el proceso en el que nos encontramos, equivocarse de diagnóstico en la evaluación de estas políticas puede equivaler a un empobrecimiento futuro.