La fiebre por los contenidos “true crime” se sigue propagando. En libros, en podcasts y también vía Netflix, la plataforma de streaming que más atención y presupuesto le ha dedicado a las series y docuseries que reconstruyen crímenes reales. Un nicho que ha encontrado en Chile a un público especialmente receptivo y hambriento de novedades.
De Making a murderer a Tiger king, de De Wild wild country a Conversaciones con un asesino: las cintas de Ted Bundy, la oferta del popular servicio de la N roja se amplía a medida que la demanda (y el rating) se disparan. Y el último fenómeno adscrito al género prueba que la temática da para mucho más: estrenada el miécoles pasado, Escena del Crimen: desaparición en el hotel Cecil, la nueva docuserie de “true crime” de la plataforma, en menos de una semana ya se ubica en el top cinco de lo más visto por sus usuarios chilenos.
Como factor diferenciador entre la amplia oferta de producciones sobre crímenes reales, aquí se cambia en parte el foco: en vez de centrarse en el victimario del caso, sus víctimas o los hechos en sí, la nueva serie tiene como eje el lugar en el que el crimen ocurrió. En este caso, un tradicional y antiguo hotel del centro de Los Angeles que carga con un amplio historial de sucesos escabrosos, y que en 2013 fue escenario de la muerte de Elisa Lam, una estudiante canadiense de 22 años que por extrañas circunstancias desapareció en el hotel Cecil.
“¿Cómo un lugar puede convertirse en cómplice de un crimen? (...) Normalmente pensamos en una persona como cómplice, no en un lugar. Aunque existan sitios, espacios, edificios, ciudades que hayan sido imanes para asesinatos, secuestros o las historias más truculentas”, explicó a The Hollywood Reporter el cineasta Joe Berlinger, creador de la serie documental y también autor de otros títulos similares, como las mencionadas cintas de Ted Bundy y un largometraje sobre el mismo asesino en serie protagonizado por Zac Efron.
Esta vez, en solo cuatro capítulos, la producción reconstruye lo sucedido con Lam. Un caso que se volvió todavía más extraño cuando se filtró un video proveniente de la cámara de seguridad del ascensor, en el que la joven aparecía comportándose de manera paranoica, errática, entrando y saliendo del elevador. Semanas después fue encontrada muerta en un contenedor de agua del hotel.
El acontecimiento revivió los diversos mitos en torno al hotel Cecil, un recinto que para muchos nació maldito pero que en su época de esplendor fue uno de los lugares más destacados del llamado “downtown” de Los Angeles. De hecho, si bien tardó en surgir, vivió cierta popularidad en los años 40, pero su reputación comenzó a decaer décadas después, sobre todo por su ubicación, en medio de la llamada “Skid row”, una de las zonas más pobres y peligrosas de la ciudad, ocupada por la creciente población sin techo a partir de los años 70.
Si bien poco tiempo después de su construcción, en 1924, el recinto ya era apodado “El Suicidio”, por la cantidad de muertes autoinfligidas que se produjeron en sus habitaciones y pasillos –después ese sobrenombre cambió a “Hotel de la Muerte-, desde 2011 opera con el nombre de Stay on Main y cuenta con una renovada propuesta y sitio web.
En los últimos años se popularizó por sus tarifas económicas y precios por noche por debajo de los 50 dólares. Su última gerente, Amy Price, comenta en la docuserie de Netflix que existían sectores en el edificio reservados para residentes de larga estancia y de bajos ingresos. En ese sentido, el hotel cumplía una labor social, en paralelo a los crímenes y hechos delictuales vinculados a drogas que comenzaron a aparecer en el lugar.
“Poco después de que empecé a trabajar allí, alguien murió. Me sorprendió y recuerdo que pregunté a uno de los empleados si pasaba a menudo. Me dijo que sí. Y ese fue solo el primero. Vi alrededor de 80 muertes en mis 10 años allí”, cuenta la exejecutiva del recinto.
Y aunque hasta 2013 el huésped más tristemente célebre que pasó por el Cecil fue Richard Ramírez, uno de los más conocidos asesinos en serie de la historia estadounidense, desde entonces es Elisa Lam quien protagoniza las pesadillas y leyendas en torno al trágico recinto californiano.