Con más del 90% de los votos escrutados en Ecuador, el exbanquero de derecha Guillermo Lasso se proclamó como nuevo presidente de Ecuador. Cerca de las 22.00 horas Lasso sacaba esta noche una sólida ventaja al candidato Andrés Arauz, delfín del expresidente izquierdista Correa (2007-2017), en el balotaje presidencial para elegir al sucesor de Lenín Moreno desde mayo. Arauz en tanto, pese a que aun falta el conteo total de votos, asumió la derrota.
“El 24 de mayo próximo asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador de oportunidades y de prosperidad que todos anhelamos”, dijo durante la noche Lasso. Mientras que Arauz señaló lo felicitó y dijo: “Le demostraré nuestras convicciones democráticas”.
La noticia se supe después que se conocieran las cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE): con un 96,85% de los sufragios escrutados, Lasso sumaba un 52,52% de las preferencias y Arauz un 47,48%.
Al final de la jornada, redes de televisión como Ecuavisa y TC Televisión revelaron encuestas a boca de urna con resultados contrapuestos en los que, por ejemplo, la firma Cedatos-Gallup dio como ganador a Lasso con 53,24% frente a Arauz, con 46,76%, mientras que la empresa Clima Social aseguró que había un empate técnico y declinó revelar cifras aduciendo que su margen de error es inferior al 1,5 puntos porcentuales.
Tras la publicación del escrutinio en directo del CNE, Lasso utilizó su cuenta de Twitter para celebrar que “¡juntos lo estamos logrando!”. “Gracias Ecuador por demostrar su apoyo en las urnas. Como corresponde, vamos a esperar los resultados oficiales”, remarcó, para añadir que “estamos positivos y con la fe en alto”.
Sin embargo, pasadas las 17.00 Arauz se había reunido con su equipo de campaña y anunció que supuestamente ganó la segunda vuelta, con 1,6 puntos de diferencia sobre Lasso, informó el diario El Comercio. “Compañeros, compañeras, el día de hoy triunfamos, ahí está la encuesta a boca de urna que nos da la diferencia entre nuestra candidatura y la del banquero, sí, está dentro del margen de error que son más de 10.000 casos”.
La presidenta del CNE, Diana Atamaint, había anticipado que no habría conteo rápido en el balotaje y que la población debía esperar los resultados oficiales derivados del conteo de los sufragios. “Es necesario recordarle al país que las encuestas a boca de urna que presentarán las empresas a partir de las 17.00 no son resultados oficiales, sino que son proyecciones con un margen de error”, advirtió.
En tanto, el Presidente saliente, Lenín Moreno, dijo que no tolerará “desmanes”. “Como gobierno y como garante de este proceso no permitiremos ningún tipo de desmanes. Únicamente el respeto al resultado de las elecciones y una transición lo más ordenada y pacífica a la persona que sea elegida Presidente por el voto de los ecuatorianos”, afirmó tras votar en el Colegio Sagrados Corazones de Rumipamba, en Quito.
Alrededor de 13,1 millones de los 17,4 millones de habitantes fueron convocados para elegir al sucesor de Moreno, cuyo período de cuatro años se completará el 24 de mayo.
En declaraciones a The Associated Press, el analista Jorge Ortiz, explicó que la diferencia entre Lasso y Arauz fue muy significativa “en experiencia, trayectoria, propuesta, en realizaciones. Arauz posiblemente es un buen hombre, hasta puede ser un buen prospecto político, pero no tiene ni un solo mérito: fue elegido a dedo por Correa, pero no por trayectoria, no por rumbo, por solidez. Lasso fue un candidato más asentado, que conoce más los problemas del país y que está dispuesto a solucionarlos pragmáticamente; ahí la diferencia esencial”.
La analista política Grace Jaramillo, de la Universidad British Columbia, en Vancouver, destacó a AP que la tarea principal para el nuevo gobernante es “despolarizar el país. No habrá visos de gobernabilidad si el nuevo gobierno no tiende la mano y no genera una plataforma donde los acuerdos con la Asamblea sean posibles... crear una plataforma y una secuencia clara de acuerdos sobre la mesa”.
Por su parte, el profesor de la Universidad San Francisco, Farith Simon, dijo a la agencia de noticias que “tenemos la obligación de trabajar por reconstruir cosas básicas como un espíritu democrático, la protección contra la exclusión, garantizar derechos”, como compromisos de país. “Tenemos un proceso electoral en orden, la afluencia de los electores ha sido muy buena en medio de la pandemia, lo que debe destacarse”, comentó el analista y profesor de la Universidad Andina, Gustavo Isch. “Es una elección histórica, el país debe escoger no por personas sino un modelo, entre dos opciones que están contrapuestas y confrontadas”.
Arauz ganó la primera vuelta del 7 de febrero con el 32,72% de los votos frente al 19,74% de Lasso, un conservador de 65 años. El exbanquero quedó segundo con una ventaja de apenas medio punto porcentual sobre el ambientalista y candidato indígena Yaku Pérez.
El economista de 36 años propuso hacer que los ricos paguen más impuestos, desistir de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y buscar mecanismos legales para forzar la repatriación de los depósitos que los ecuatorianos tienen en el exterior. Lasso, por su parte, favorece las políticas de libre mercado y el acercamiento de Ecuador a organismos internacionales. Ha propuesto aumentar el salario mínimo a 500 dólares, encontrar formas de incluir a más jóvenes y mujeres en el mercado laboral y eliminar las tarifas para los equipos agrícolas.
“Todos aspiramos a un Ecuador de oportunidades, libre y democrático, donde todas las familias puedan alcanzar la prosperidad”, aseguró Lasso, líder del Movimiento CREO, por el cual ha quedado en segundo lugar en las dos últimas elecciones presidenciales, tras sufragar este domingo en la ciudad de Guayaquil.
El balotaje cerró tras una jornada sin mayores inconvenientes en el proceso, pero en medio de fuertes medidas sanitarias debido a un sostenido repunte de la pandemia de coronavirus que ha causado severas restricciones en ocho de las 24 provincias del país.
Ecuador registra 346.817 contagiados y 17.293 fallecidos, y enfrentaba un nuevo repunte de la enfermedad que obligó a más restricciones en un país con un lento y complicado proceso de vacunación. El coronavirus, cuyos primeros casos se reportaron en febrero de 2020, paralizó por meses al 70% del aparato productivo.