Dos telefonazos cruciales y un ministro que casi lo echa a perder: cómo se firmó la “paz” gobierno-profesores por el regreso a clases

El Presidente de la Republica realiza un punto de prensa tras reunión con consejo asesor ampliado abramos las escuelas
23 de febrero del 2021/SANTIAGO El Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto los Ministros de Educación, Raúl Figueroa y de Salud Enrique Paris, realiza un punto de prensa en el patio de Los Cañones del Palacio de La Moneda, tras encabezar una reunión de trabajo con consejo asesor ampliado, “Paso a paso, Abramos las escuelas” por inicio de año escolar. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

Piñera llamó a Izkia Siches y a Patricia Muñoz cuando ambas ya estaban dejando con escaso piso a Carlos Díaz, presidente del Colegio de Profesores, mientras éste enumeraba condiciones para volver a las salas y aún no se armaba una mesa. La jefa del Colmed y la defensora de la Niñez escoltaron al Presidente tras la cita de hoy, en la que anunciaron que todos los colegios estarán abiertos y disponibles el 1 de marzo. Pero toda esta operación corrió peligro cuando el ministro Palacios acusó al gremio docente de que “lo único que busca son argumentos para no trabajar”.


Esas llamadas las tenía que hacer él, recapitulan algunas voces en La Moneda al desmenuzar cómo fue posible conseguir hoy la imagen con gusto a triunfo de un Presidente que, a las 24 horas recién de vuelta de sus vacaciones, aparece al frente de una suerte de consenso para empujar el regreso a clases presenciales. E incluyendo -ahora sí- al Colegio de Profesores y su presidente, Carlos Díaz, pese todo el conflicto que esto había provocado. La foto tomada ayer en la tarde en La Moneda, luego de más de dos horas de reunión con el Consejo Asesor (ampliado) de Educación, tuvo una de sus claves en las dos personas que escoltaron a Sebastián Piñera: la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, y la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz.

Con ambas él mismo conversó por separado, cuentan dentro y fuera del gobierno. Fue parte de un operativo político que -según algunos asesores de Palacio- se venía tejiendo hace al menos un par de semanas, cuando el Gobernante se encontraba de vacaciones en el sur. Hubo varias llamadas y gestiones en que se empeñaron también al menos cuatro ministros -el vocero Jaime Bellolio, el Segpres Juan José Ossa, el Mineduc Raúl Figueroa y la Desarrollo Social Karla Rubilar-, pero en el gobierno no han querido entregar mucho detalle de quién más telefoneó a quién, porque hay una máxima en todo esto que podría resumirse así: el mérito es del Presidente y el que tiene que lucirse es él.

En La Moneda esperan que abrir el último año político del Mandatario así implique también entregar un mensaje de que -pese a que el respaldo popular le sigue siendo esquivo- él aún es capaz de reunir a distintos sectores, concitar consensos o al menos la voluntad de hacerlo. Eso tiene que ver con recuperar valoración en diversos atributos. Y comenzar a despejar la discusión y las controversias en torno al regreso a las clases presenciales (algo “voluntario, gradual y flexible”, dijo Piñera hoy), lo que es y sigue siendo un imperativo para Palacio.

“No va a ser ni el Presidente del gobierno, ni el presidente del Colegio de Profesores, ni ninguna autoridad, sino que los padres y apoderados los que van a decidir libremente cuándo enviar a sus hijos a las escuelas y colegios. Para eso van a requerir el apoyo e información de todos los liderazgos”, dijo el Presidente tras la cita, la que se extendió desde las 11 hasta las 13.30 horas.

Según algunos relatos de la cumbre de hoy, los acuerdos -el principal fue garantizar que todos los colegios estén abiertos el 1 de marzo- se alcanzaron en los últimos minutos, cuando Piñera tomó la palabra. La mayoría de las más de dos horas fue intercambio de puntos de vista y planteamientos de lo que se pedía hacer. Por ejemplo, establecer un protocolo de qué hacer en caso de brotes en un colegio, el que se pidió tener antes del 1 de marzo. También despejar las dudas sobre las fases del plan Paso a Paso en que se puede hacer clases: si en la 2 o la 3. Y un punto que era clave para el gremio de los profesores: establecer mesas de coordinación comunal para el regreso a las aulas.

Entre los participantes que fueron hoy a La Moneda -entre los que se contaron representantes de Unesco, municipalidades, universidades, Unicef, entre otros- rescatan no solo que el Colegio de Profesores asistiera y quedara “más tranquilo” con lo conversado, sino que, además, con el gesto de los dueños de casa de disponer micrófonos para que después del punto de prensa presidencial los invitados pudiesen decir lo que quisieran.

“Hemos dejado claro que todos los que nos hemos sentado en la mesa hoy queremos volver a clases presenciales, porque sabemos que las clases presenciales son irreemplazables. El tema de fondo que hemos planteado, y eso sí que es discutible, son las condiciones”, fue una de las cosas que dijo Díaz a la salida.

Siches y Muñoz, las imprescindibles

En la trastienda de esto pesaron dos llamadas presidenciales, algo que algunos ministros le habían insistido que hiciera en los días previos. Contar con Siches y Muñoz se volvió inevitable, sino antes, cuando quedó claro que ambas estaban bastante lejos de alinearse con Carlos Díaz, presidente del Colegio de Profesores.

Mientras el jefe de la orden listaba hace días razones y condiciones antes de sentarse a discutir el regreso presencial y sus relaciones con el Mineduc lucían tensas, la jefa del Colegio Médico y la defensora de la Niñez intercedían en público para que el retorno presencial a clases fuera un imperativo y que para ello se dialogara y destrabara la discusión.

Muñoz incluso había comenzado su vocería del jueves 17 -después de reunirse con el ministro Raúl Figueroa y el Consejo Asesor- diciendo que “lamento que el presidente del Colegio de Profesores no esté acá”, porque “tenemos muchos más puntos de acuerdo que de desacuerdo”. Izkia Siches ya había insistido la semana pasada en llamar al gobierno a conformar una mesa de educación y a “generar unidad mediante conversación, escucha activa y evidencia”.

A la líder del gremio médico Piñera la llamó el martes 16, pero fue a raíz de otra cosa: el asunto de si alcanzaban o no las vacunas, que ella había hecho presente en público. El Presidente le dijo entonces que las dosis pendientes iban a llegar, y de ahí pasaron el tema de las clases.

Ese día, Siches le insistió en armar una mesa para zanjar el asunto e incluso le habría hecho ver a Piñera que el Colegio de Profesores, pese a todo, estaba dispuesto a subirse, pero con más espacios participativos. Ella ya había tenido contacto con el gremio docente en forma paralela.

Hasta donde se sabe, para cuando el Presidente llamó a Siches ya había conversado con Patricia Muñoz sobre esto, y a ella también la llamó al menos un colaborador del Mandatario.

Cerrar la llave con ambas era indispensable, insisten en Palacio, para lograr la cumbre. “No era necesario que él llamara a más gente”, recalcan.

Pero Siches también le hizo ver a Piñera sin reservas que hasta entonces el gobierno no estaba gestionando bien este conflicto, criticó el rol de Figueroa y le comentó que no se podía pretender volver a clases presenciales sin el acuerdo del Colegio de Profesores. La jefa del Colmed ha sido un nombre crítico del gobierno en distintos frentes, pero acá también se cumple otra máxima: cuando te llama el Presidente, aunque no sea tu Presidente favorito, le contestas.

Tanto en el Colmed como en otros actores de este capítulo remarcan que al final la gestión política directa la hizo el Mandatario. Claro que con matices: mientras en el gobierno leen que contar con Siches y Muñoz terminó de demostrar que Díaz estaba quedando aislado, en sectores fuera de Palacio pintan que si Piñera se involucró, además, fue porque sus ministros no lo estaban logrando.

Sobre Figueroa, en Palacio insisten en que no estuvo al margen y que también gastó llamadas y gestiones. Según fuentes de gobierno, el ministro de Educación echó manos a las redes que sigue manteniendo con Mario Aguilar, quien fue el antecesor de Díaz hasta comienzos de enero. Al final, insisten colaboradores cercanos del Presidente, mediaron conversaciones del ministro con él para asegurarse de que el actual líder docente sí participaría.

El factor Palacios

Otra es la situación de Lucas Palacios (Economía), quien el mismo día que Piñera llamaba a Siches enredaba todo cuando dijo que “el Colegio de Profesores lo único que busca son argumentos para no trabajar”, de lo que después se medio desdijo. No solo Siches se lo hizo presente al Mandatario, sino que hasta hoy en La Moneda insisten que fue un error que pudo costar bien caro.

Tanto, que en la Casa de Gobierno distintas voces insisten en que Palacios bien pudo haber hecho fracasar todas estas tratativas. Cuando dijo eso se estaba en plena negociación, y hasta esta mañana muy temprano en Presidencia estaban pendientes de si iba a resultar o no.

El error de Palacios, subrayan en La Moneda, le regaló al gremio docente un pretexto para seguir criticando de vuelta -llegaron a pedir su renuncia- durante varios días y extender en la pública el conflicto, aunque en paralelo se negociaba.

Pero al final, también se observa, la foto fue una ganancia parcelada. Para Muñoz, y para qué decir Siches -después de que la semana pasada la “ungiera” Michelle Bachelet-, porque quedan en la vereda de acuerdos. Y para Díaz, en parte, porque no era lo mismo aparecer en esto solo junto a Figueroa, que junto a todo el reparto.

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