El escenario delineado por el Banco Central para el devenir de la economía encontró posiciones encontradas entre los economistas. Algunos suscriben la proyección de crecimiento entregadas por el ente rector y, por ende, la trayectoria de la política monetaria, mientras que no comparten la visión. Entre este grupo argumentan que el Central fue optimista y que se está adelantando al proceso de normalización monetaria.
Entre los que comparten el diagnóstico del Central está el economista jefe de Bci, Sergio Lehmann, quien sostuvo que el BC entrega tres mensajes: “El primero dice relación con el fuerte dinamismo de la economía, que en lo último es impulsado por las medidas de apoyo del gobierno y la alta liquidez presente en la economía. Un crecimiento en torno a 9% es muy potente. De ahí se recoge un segundo mensaje importante: han surgido presiones sobre la inflación. Si bien se reconocen factores de oferta, relacionados con limitaciones en producción y alzas en costos de transporte, el mayor gasto privado tiene una incidencia. Frente a ello, tercer mensaje clave, es necesario recalibrar el impulso monetario”.
Pablo Cruz, economista jefe de BTG Pactual, añade que coincide con el Banco Central en que “las mayores medidas de estímulo harán que el consumo aumente de manera importante este año. De hecho, si bien sus proyecciones son levemente mayores a las nuestras, están relativamente en línea”.
Guillermo Le Fort, académico de la Universidad de Chile, menciona que “la sorpresa por el incremento de la demanda agregada en marzo y abril y la adaptación de la economía a las restricciones por el COVID ha sido grande. El efecto de los retiros de fondos de pensiones, y las transferencias fiscales están resultando en un importante incremento del consumo, muy particularmente del consumo durable”.
Los incrédulos
En la otra vereda, Alejandro Fernández de Gemines, afirma que el escenario que presentó el BC “me sorprendió por la proyección que es optimista. No digo que sea imposible, pero es muy exigente. Me parece que está suponiendo un impacto demasiado fuerte en consumo y una recuperación optimista en la inversión”.
En ese sentido, dijo que con los niveles de incertidumbre que hay por la pandemia y lo político dudo que la inversión vaya a tener un comportamiento satisfactorio. Me cuesta creer que este escenario se vaya a manifestar en la práctica”.
En esa misma línea se ubica Patricio Rojas, de Rojas y Asociados, quien comenta que “mi impresión para que esto se concrete es que la economía chilena crezca 11%, y eso no lo veo. Recién la economía se comenzará a abrir en septiembre, por ello, es más factible un crecimiento cercano a 8%”.
“Es un escenario optimista. No creo que se cumpla”, dice el economista de EuroAmerica, Felipe Alarcón, quien argumenta que creemos que las nuevas proyecciones hacen una lectura algo optimistas de la información hasta ahora conocida, es decir, el BC asume que la rápida recuperación de la economía se mantendrá o incluso acelerará su ritmo de expansión, algo que tiene su lógica viendo la inmensa expansividad de la política fiscal y el efecto de los retiros de fondos de pensiones. Pero soslaya la eventualidad de ‘baches’ en el camino, tanto a nivel de actividad como de inflación. En efecto, aún se requiere que pase más agua bajo el puente como para calibrar el efecto sobre las expectativas del proceso eleccionario, que creemos hasta ahora no se ha notado producto de que ese efecto aún está en plena fase de maduración por parte de los agentes”.
¿Y en la tasa de interés?
También hay discrepancias sobre la trayectoria de la tasa de interés. Uno de ellos es Felipe Alarcón, quien afirma que “¿cómo conversa esta intención de elevar rápidamente la TPM -al menos en un principio- con un escenario donde en paralelo va a haber un nuevo gobierno, la discusión de la nueva constitución y eventualmente un nuevo presidente del BC? Hasta ahora, es claro que el BC sólo está viendo consideraciones técnicas y no políticas, lo que por supuesto nos parece muy bien, pero no hay que descartar con un ambiente como el actual, que la política efectivamente pueda tener algo de influencia sobre la conducción de la TPM, sobre todo en esta pasada”.
En este grupo también se ubica Fernández: “El discurso de la RPM de ayer y que se ratifica hoy me parece que es muy alcista. El hecho de que esté anticipando que la tasa empiece a subir en los próximos meses me parece prematuro, pero dado el discurso y el mensaje no cabe duda que el proceso de normalización comenzará antes de lo que se esperaba, entre el tercer trimestre o principios del cuarto”.
En una posición similar a la que presentó el BC se sitúa Cruz, quien valida el mensaje del ente rector en esta materia. “Frente a un escenario de mayor crecimiento y mayores presiones inflacionarias, es lógico que el BC considere que es prudente retirar parte del estímulo monetario. Esperamos que la primera alza sea de 25 puntos base en el tercer trimestre, mientras que podríamos ver alzas de 75 puntos base a 100pb en el cuarto trimestre de 2021”.
Lehmann, en tanto, asevera que si bien “vemos que podría esperar hacia fin de año antes de iniciar las alzas, dado que hay componentes transitorios en esa mirada, no introduce mayor complejidad que ello ocurra dentro del tercer trimestre, que es lo que hoy vemos a la luz del IPoM”.
Desde Itaú afirman que si bien la primera alza de tasas (desde el 0,5% actual) podría producirse el próximo mes, “el Consejo indica que persistirá una postura expansiva a lo largo del horizonte de dos años, apuntalando un proceso de recuperación que seguirá enfrentando desafíos importantes”.
Añaden en su análisis que “el punto medio del corredor de tasas refleja una TPM de 1,37% para fines de año, consistente con entre 3 y 4 alzas de 25 puntos base durante las últimas cuatro reuniones del año”
Por último, Le Fort sostiene que “con la incertidumbre reinante es difícil anticipar el momento de la primera alza y el ritmo al que estas seguirían. Pero me parece correcto que el Central despeje el camino para iniciar el retiro de la política monetaria ultra expansiva”.