En una profundización del quiebre con Occidente, el Presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que Moscú suspendería su participación en el acuerdo de no proliferación nuclear New Start, el último tratado de control de armas restante entre Washington y Moscú, y prometió continuar la campaña militar en Ucrania.

El mandatario dijo que Rusia no se “retirará” por completo del tratado, que se extendió hasta el 4 de febrero de 2026, pero que Rusia no permitirá que los países de la OTAN inspeccionen su arsenal nuclear. Acusó a la Alianza Atlántica de ayudar a Ucrania a realizar ataques con aviones no tripulados en las bases aéreas rusas que albergan bombarderos estratégicos que forman parte de las fuerzas nucleares del país.

El tratado de 2011 colocó “límites verificables” en la cantidad de misiles balísticos intercontinentales y cabezas nucleares desplegadas por los países. Ambos lados tienen 1.550 armas nucleares. También dijo que si Estados Unidos probaba nuevos tipos de armas nucleares, Rusia haría lo mismo.

Los comentarios de Putin sobre el tratado Nuevo Comienzo se produjeron durante un extenso discurso de 100 minutos, el martes, sobre el estado de la nación antes del aniversario del 24 de febrero del comienzo de la invasión. En este sentido, volvió a culpar a Occidente por provocar lo que llama la “operación militar especial” en Ucrania.

“Quieren darnos una derrota estratégica y se están entrometiendo con nuestras instalaciones nucleares. En este contexto, tengo que declarar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado sobre Armas Estratégicas Ofensivas”, dijo Putin a los legisladores de ambas cámaras del Parlamento ruso reunidos en el salón Gostiny Dvor, cerca de la Plaza Roja.

El Departamento de Estado norteamericano, en un informe enviado al Congreso el mes pasado, concluyó que Rusia ya había violado el tratado New Start para reducir las armas nucleares de largo alcance al negarse a permitir inspecciones in situ y rechazar las solicitudes de Washington para discutir sus preocupaciones de cumplimiento, indicó The Wall Street Journal. Era la primera vez que Estados Unidos acusaba a Rusia de violar el tratado, que entró en vigor en 2011, y se produjo en medio del empeoramiento de las tensiones entre Washington y Moscú por la guerra en Ucrania.

Según The Wall Street Journal, el gobierno de Biden había estado ansioso por preservar el tratado New Start y había presionado a Rusia para corregir las violaciones.

En respuesta al discurso de Putin, el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo a los periodistas en Atenas que la decisión del líder ruso “es realmente desafortunada y muy irresponsable”.

“Pero, por supuesto, seguimos dispuestos a hablar sobre limitaciones de armas estratégicas en cualquier momento con Rusia, independientemente de cualquier otra cosa que suceda en el mundo o en nuestra relación”, indicó. “Creo que es importante que sigamos actuando de manera responsable en esta área”.

The New York Times indicó que el discurso “sonaba como un líder que había terminado con el control de armas en un momento de escalada de la confrontación con Estados Unidos y la OTAN”.

“Si se mantiene esa actitud, quien esté sentado en el Despacho Oval cuando el tratado expire en poco más de 1.000 días puede enfrentarse a un nuevo mundo que se parecerá, a primera vista, al de hace medio siglo, cuando la carrera armamentista estaba en pleno apogeo y las naciones podían desplegar tantas armas nucleares como quisieran”, añadió el periódico.

Estados Unidos conserva cierta visibilidad sobre el arsenal ruso, principalmente con satélites que realizan un seguimiento de los movimientos nucleares rusos. Pero hay una preocupación más profunda, escribió el diario. La extensión de cinco años del Nuevo Start que acordaron Biden y Putin en 2021 es la única permitida en virtud del acuerdo, que se negoció durante la presidencia de Barack Obama. “Eso significa que habría que armar un tratado completamente nuevo. Y aunque los funcionarios estadounidenses insisten en que quieren negociar un nuevo tratado, cada vez es más difícil imaginar que eso suceda en los próximos tres años”, indicó The New York Times.

Esto debido a que prácticamente no hay comunicación entre los dos países. Las “conversaciones de estabilidad estratégica” que Biden y Putin acordaron en junio de 2021, en su única reunión cara a cara como presidentes, fueron suspendidas tras la invasión de Ucrania. A ello se suma que la confianza entre los dos países es prácticamente inexistente. Ambos mandatarios no han hablado directamente en más de un año. Posteriormente, Biden describió al líder ruso como un criminal de guerra, y Putin llamó al Presidente estadounidense el agresor en Ucrania.

En tercer lugar, dice el diario “el tratado, tal como está, no cubre las armas nucleares que más preocupan al mundo en conflictos como el de Ucrania: las ‘armas nucleares de campo de batalla’ o armas nucleares tácticas que Putin ha amenazado episódicamente con emplear contra las fuerzas ucranianas. Rusia tiene 2.000 más o menos; Estados Unidos tiene unos pocos cientos”.

Una imagen fija de un video, publicado por el Ministerio de Defensa de Rusia, muestra lo que dijo ser el misil balístico intercontinental Yars de Rusia lanzado durante los ejercicios realizados por las fuerzas nucleares estratégicas del país en el Cosmódromo de Plesetsk, Rusia. Imagen tomada de material de archivo publicado en octubre de 2022. Foto. Reuters

Además, otro tratado entre Moscú y Washington ya no tiene sentido para la mayoría de los expertos nucleares, dijo el periódico. El Pentágono ahora estima que China, que está expandiendo rápidamente su arsenal, podría desplegar 1.500 armas en los próximos 12 años, igualando los arsenales estadounidense y ruso. Entonces, un tratado de control de armas que dejara fuera a una de las tres potencias principales sería casi inútil. Y hasta ahora, China no ha mostrado interés en unirse a las negociaciones, si las hubiera.

Desafiante discurso

Unas horas más tarde, el Presidente Biden emitió un tono desafiante en un discurso reuniendo a los aliados y declarando que Rusia nunca prevalecería en su guerra con Ucrania, que ahora está entrando en su segundo año.

“Los apetitos del autócrata no pueden ser aplacados. Se les debe oponer”, dijo Biden ante cientos de polacos que ondeaban banderas y una serie de diplomáticos reunidos en el complejo del Castillo Realí. “Ucrania nunca será una victoria para Rusia. Nunca”, agregó.

El mandatario usó el discurso para acusar a Rusia de crímenes de lesa humanidad , como “atacar a civiles con la muerte”, usar la violación como “arma de guerra”, robar niños ucranianos y atacar estaciones de tren, salas de maternidad, hospitales, escuelas y orfanatos. Su discurso se hizo eco de un discurso pronunciado por la vicepresidenta Kamala Harris en la Conferencia de Seguridad de Munich la semana pasada.

Biden enmarcó el apoyo occidental a Ucrania como parte de una defensa más amplia del orden internacional basado en reglas donde se respetan los límites territoriales y se defienden las democracias, escribió The Wall Street Journal.

El discurso se produjo un día después de que Biden hiciera una arriesgada y sorpresiva visita a Kiev el lunes y se reuniera con el Presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, recorriendo la ciudad en medio de sirenas antiaéreas.

Aunque la Casa Blanca había dicho que el discurso de Biden no sería una refutación de los comentarios de Putin, el Presidente envió un mensaje dirigido al pueblo ruso. “Occidente no planeaba atacar a Rusia como dijo Putin hoy, y millones de ciudadanos rusos que solo quieren vivir en paz con sus vecinos no son el enemigo”, dijo Biden. “Esta guerra nunca fue una necesidad. Es una tragedia”.

El rol de Polonia

Con la segunda visita de Biden a Polonia desde que comenzó la guerra y Varsovia preparándose para recibir a líderes de nueve países en el flanco este de la OTAN el miércoles, el país se encuentra en el centro de la política internacional.

“Es bastante visible que el centro de gravedad se ha trasladado aquí a Polonia y otros países de Europa Central”, dijo el primer ministro Mateusz Morawiecki en una entrevista el lunes, consignó The New York Times

Polonia, que se convirtió en miembro de la Unión Europea en 2004, también se complace en que ya no se la trate como un “nuevo miembro” más del bloque. “Veo que se nos escucha cada vez más sobre lo que sucede a nuestro alrededor”, dijo Morawiecki. “Veo que en el desafío de la seguridad se nos entiende de mejor manera”.

Recordó que antes de que el Presidente Putin enviara a su ejército a Ucrania el año pasado, las insistentes advertencias de Varsovia sobre la amenaza que representaba Moscú y la dependencia de sus suministros de energía “solo se escuchaban a medias”.

Pero desde que comenzó la guerra, Alemania abandonó sus políticas favorables a Moscú y su dependencia del gas natural ruso, mientras que Polonia se convirtió en un centro para el flujo de armas occidentales hacia Ucrania, un refugio para millones de refugiados y la fuerza impulsora detrás de las sanciones europeas contra Rusia. Rusia.

Por otro lado, los monitores de las Naciones Unidas en Ucrania dijeron que habían verificado la muerte de 8.006 civiles, incluidos 487 niños, pero advirtieron que el número real de civiles muertos en la guerra es miles más alto.

Alrededor del 90% de las bajas civiles, incluidos 13.287 heridos, se debieron a los ataques aéreos indiscriminados, los ataques con misiles y los bombardeos de artillería de Rusia que afectaron principalmente a áreas pobladas, dijo Matilda Bogner, jefa de la misión de monitoreo de la ONU en Ucrania, a los periodistas por video desde Budapest. Las minas terrestres y los restos explosivos mataron a 219 personas e hirieron a 413 personas.

“Estos son solo números, pero detrás de cada muerte y lesión hay múltiples tragedias humanas y numerosas vidas destrozadas”, dijo.

El recuento, que cubre las bajas desde el inicio de la invasión el 24 de febrero del año pasado hasta el 15 de febrero de este año, es una estimación baja del número real de víctimas, debido a la información limitada y la falta de acceso a muchas áreas, dijo Bogner.

El mayor número de muertes civiles registradas, casi 2.000, ocurrió en Mariupol, la ciudad portuaria capturada por Rusia después de semanas de intensos combates, señaló, pero probablemente murieron miles de civiles más.