Efectos del Brexit y la pandemia: Reino Unido enfrenta escasez de productos y de mano de obra
Ante los constantes desabastecimientos generados por la falta de claridad de los protocolos aduaneros tras el divorcio con la Unión Europea y la nueva Ley de Inmigración para trabajadores extranjeros, el gobierno de Boris Johnson debió retrasar la entrada en vigencia de los controles a las exportaciones.
Estantes semivacíos en los supermercados, productos sin stock, cultivos sin mano de obra y un nuevo dolor de cabeza para los británicos que, además de enfrentar la pandemia del Covid-19, han debido acomodar su vida en los últimos meses ante las constantes interrupciones en las cadenas de suministros desde el 1 de enero de 2021, fecha en que terminó el llamado “período de transición” en el que Londres y Bruselas mantuvieron la mayoría de las leyes de la Unión Europea mientras negociaban su nueva relación tras el Brexit. El descontento de la ciudadanía y de las empresas ante la actual situación obligó a Downing Street a retrasar hasta medio año los controles aduaneros y sanitarios.
“Queremos que las empresas se centren en la recuperación antes que hacer frente a todas las nuevas exigencias en la frontera. Por eso hemos desarrollado un nuevo calendario más pragmático para la introducción de controles aduaneros”, defendió el martes el secretario de Estado británico para Asuntos de la UE, David Frost.
Según el diario The Guardian, Londres enfrentó el peor momento en cuatro décadas cuando los recientes cortes de energía y disputas industriales, entre otros, generaron una acumulación de basura en las calles. Para los expertos, la clave de los problemas es la falta de trabajadores, que ha llevado desde un déficit de comida rápida hasta constructores que están racionando el cemento y placas de yeso, así como urgencias para obtener microchips y reduciendo la producción de automóviles.
“Habíamos decidido reducir nuestras existencias a causa del Covid-19, pero ahora tenemos problemas para conseguir ciertos productos porque simplemente no están disponibles. La semana pasada me quedé sin bebidas. Hace tres semanas que no tengo botellas grandes de agua mineral envasada. Sin mercancías, no hay comercio. Con las estanterías vacías, nadie va a entrar en la tienda”, señaló Satyan Patel, gerente de una tienda de alimentos en Londres, en declaraciones a Deutsche Welle.
Ante este escenario, la modificación en el calendario establece que las declaraciones completas en la aduana seguirán siendo obligatorias desde el 1 de enero de 2022, lo que había preocupado a los mercados, pero los controles de exportación o fitosanitarios a los alimentos provenientes del bloque europeo se atrasarán hasta julio del próximo año. Durante este período, el Ejecutivo británico buscará disminuir los desabastecimientos en el país.
La Confederación de la Industria Británica (CBI) reveló que el comercio minorista y la distribución de productos cayeron más de un 20% en agosto y se encuentran ahora en un nivel excepcionalmente bajo. Entre los suministros más afectados aparece el agua mineral embotellada, materiales de construcción y de industria.
A más de cinco años desde el referéndum del 23 de junio de 2016, en el que un 51,9% de los votantes prefirió un divorcio con el bloque europeo, los expertos han señalado que las nuevas reglas y regulaciones por la modificación en la relación entre Londres y Bruselas han dañado la economía británica y dejaron en evidencia que Downing Street no estaba preparado para los detalles logísticos, como más personal para los futuros “controles físicos en aduanas”.
Las dificultades para el ingreso de trabajadores europeos por la nueva Ley de Inmigración, que mantiene en vilo el retorno de cientos de extranjeros, especialmente de temporada, que en muchos casos regresaron a sus países de origen ante la rápida expansión del coronavirus, han desencadenado la falta de al menos 100 mil camioneros, según la Asociación de Transporte por Carretera.
La CBI alertó que necesitarían “al menos 18 meses para formar a suficientes conductores de camión” para disminuir la escasez, por lo que diversas empresas han implementado ofertas, como aumentos de sueldos para mantener a sus trabajadores y bonificaciones de hasta US$ 1.300.
Además, la cadena de supermercados Co-op informó que están contratando a 3.000 trabajadores temporales para lograr abastecer sus tiendas en el país, especialmente durante el auge de las compras online en confinamiento. En los últimos días, empresas como Coca Cola, Ikea y McDonald’s han presionado al gobierno para que tome medidas ante el riesgo de una falta de suministros para las festividades de fin de año.
De acuerdo con The Guardian, las frutas se están pudriendo en las granjas, los mataderos intentan procesar los cerdos y pollos, mientras las entregas de leche se retrasan porque principalmente el número de trabajadores rumanos y búlgaros que desempeñaban funciones en la producción de alimentos con salarios más bajos se desplomó en casi 90 mil, o un 24%, desde fines de 2019. En tanto, los trabajadores de ocho países de Europa del Este han caído en más de 100 mil, lo que corresponde a un 12%.
De esta manera, la cadena de suministros de las granjas a la mesa está con una falta de alrededor de medio millón de los cuatro millones de personas que suelen trabajan en el sector agrícola. Ante esto, algunos sindicatos británicos han solicitado al primer ministro Boris Johnson la aprobación de un visado especial de 12 meses para la recuperación del Covid-19 y, además, una estrategia permanente que evite las dificultades para el acceso de trabajadores temporales.
Según el diario Financial Times, en los primeros seis meses del Acuerdo de Comercio y Cooperación entre Reino Unido y la UE, el área que ha visto mayores consecuencias fue el comercio de bienes. Los controles aduaneros y de seguridad adicionales que iniciaron a partir del 1 de enero provocaron una caída de la economía. La Oficina de Estadísticas Nacionales británicas acusa que las exportaciones cayeron un 5% desde diciembre a abril, con una fuerte baja en productos medicinales y farmacéuticos debido a la obligación de un nuevo marco regulatorio, pero la Oficina de Datos de la Unión Europea, Eurostat, sostiene que alcanzó a un 24%.
A esto se suma que los restaurantes y el sector de hospitalidad han perdido ganancias desde el 19 de julio, cuando lograron reabrir, debido a que algunos lugares han perdido por completo a sus trabajadores. Las empresas denunciaron la peor escasez de mano de obra desde 1997 y de vacantes récord, por lo que los locales luchan por encontrar meseros, chefs y personal de limpieza.
Según la Federación de Alimentos y Bebidas de Reino Unido, los europeos compraron la menor cantidad de alimentos y bebidas desde 2012, por lo que las exportaciones de estos productos a países no pertenecientes a la UE crecieron en un 13%.
En otras decisiones clave, a fines de agosto el gobierno británico prorrogó por tercera vez el plazo para comenzar a imponer controles a ciertos productos exportados desde Irlanda del Norte, uno de los principales problemas a la hora de las negociaciones.
El fin de la libre circulación de los británicos a Europa pasó a segundo plano este año debido a los efectos de las restricciones de viaje por la pandemia y ante las cuarentenas estrictas que mantuvieron por meses cerrados a la mayor parte de los comercios.
Reino Unido fue uno de los primeros países en verse golpeado por el virus. De acuerdo con cifras oficiales, a la fecha es la cuarta nación del mundo más azotada por el Covid-19, con más de 7,3 millones de casos y 134 mil fallecidos.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.