El salto de Marelen Castillo a la política fue tan abrupto como el ascenso hacia el segundo lugar de las elecciones presidenciales de su compañero de fórmula, el candidato populista Rodolfo Hernández. Tras la obtención del primer lugar de Gustavo Petro en las elecciones del domingo y la sorpresiva victoria de Hernández sobre Federico Gutiérrez por el segundo lugar de la primera vuelta en Colombia, la pregunta sobre quién es la candidata a vicepresidenta se hace más urgente que nunca.
De bajo perfil mediático, su ingreso al ámbito público fue hace pocos meses. Paola Ochoa era la principal carta de Hernández para el cargo, una polémica periodista y columnista que rechazó el nombramiento por razones familiares a pocos días de que fuera anunciado. El ingeniero, como le gusta que le digan al empresario de provincia que busca gobernar Colombia, sabía que para el puesto necesitaba a una mujer, idealmente cercana a los 50 años de edad y que no perteneciera a la política tradicional. Ese punto, Marelen Castillo lo cumple a cabalidad.
Antes de su salto hacia lo público, la vida de la candidata a la vicepresidencia estaba completamente ligada a la academia y a la educación. Nació en Cali, en el seno de una familia de clase media. Su madre, modista. El padre, funcionario público.
Estudió biología y química en la Universidad de Cali, para luego graduarse como ingeniera industrial de la Universidad Autónoma de Occidente. Luego, continuó sus estudios obteniendo un magíster en Administración y Gestión de Empresas y después su doctorado en Educación en Nova Southeastern University, lo que la llevó a obtener el puesto de rectora encargada de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium.
Su carrera continuó en la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Uniminuto, institución educacional de carácter católico donde fue vicerrectora y luego rectora de la Uniminuto Virtual y Distancia, el programa online de la corporación. Un compañero fue quien le avisó de que Hernández estaba en una suerte de búsqueda pública para encontrar a quien llenara el cargo. “Ahí presenté mi hoja de vida”, recordó en Caracol Radio.
La entrevista se hizo por teléfono, fue en términos informales y no duró muchos minutos, afirmó la revista Semana. Cinco días después recibió un nuevo llamado del ingeniero: había sido seleccionada para el cargo. “No fue una decisión fácil, no la tomé así como saltando, y la consulté con mi familia. Mis hijos tienen 22 y 24 años, y ellos dijeron ‘le vamos a ayudar al país’”, le reveló al mismo medio. Rodolfo Hernández y Marelen Castillo no se habían visto nunca presencialmente.
La educación, dijo a Semana, es su punto fuerte. “Necesitamos un país educado que encuentre otras opciones de vida, unas rutas de formación que generen empleo, emprendimiento, y que a todos aquellos que estén delinquiendo les generen otras oportunidades para tener una calidad de vida digna”. Donde los puntos convergen entre el candidato a la presidencia y la postulante a la vicepresidencia es en su devoción religiosa, puesto que ambos se consideran católicos fervientes.
Como ha sido una tendencia en estas elecciones, la candidata a la vicepresidencia, de 53 años, es afrodescendiente, al igual que su contraparte Francia Márquez, quien acompaña al candidato de izquierda en la segunda vuelta, Gustavo Petro. Los intereses sociales y perfiles de ambas, sin embargo, guardan bastante distancia.
Similar fue el caso del segundo a bordo de la candidatura de Sergio Fajardo, quien terminó en el cuarto lugar durante la primera vuelta del domingo y que proponía a Luis Gilberto Murillo, exministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible del gobierno de Juan Manuel Santos y también afrodescendiente, como la carta a la vicepresidencia.
“Antes de ella, (Hernández) le ofreció la vicepresidencia a muchísimas mujeres”, señaló a El País Diana Saray Giraldo, periodista que ha seguido a Hernández. Tras la respuesta negativa de figuras con alcance nacional, cree Saray, el ingeniero se inclinó por Castillo. Pero el arrastre electoral no ha sido demasiado grande, “a diferencia de Francia Márquez, que le ha movido votos a Petro”, agregó.
El analista y consultor Andrés Segura aseguró a el diario El País que “la imagen que dejó el exalcalde (Hernández) es que era un nombramiento para cumplir un requisito”. Cierto o no, con el paso a segunda vuelta de Hernández, Castillo estará en el ojo público y político de toda Colombia por lo que, presumiblemente, su bajo perfil quedará atrás para adoptar un papel central en la campaña.
“Trabajaremos con las mujeres para generar las oportunidades y que tomen sus propias decisiones en lo social, en lo político y en lo cultural. Además, con mi experiencia de 32 años en el sector, la educación será un proceso transversal para la transformación de Colombia”, dijo a Semana.
En menos de tres semanas, el país deberá elegir entre el proyecto de Gustavo Petro y el de Rodolfo Hernández. La ausencia femenina en la primera vuelta presidencial se ha suplido en las candidaturas a la vicepresidencia, donde Marelen Castillo, una académica muy religiosa y ligada a la educación, hizo su entrada al mundo público en las esferas más altas de la política colombiana.