El complejo futuro del fujimorismo tras la tercera derrota presidencial de Keiko
Los expertos vaticinan un oscuro panorama político y un complicado futuro judicial para la lideresa de Fuerza Popular, de 46 años.
El futuro de la derrotada Keiko Fujimori se volvió complejo y oscuro luego de la proclamación, el lunes, del candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, como presidente electo de Perú. Esto, porque la candidata de Fuerza Popular deberá enfrentar varios procesos judiciales, mientras intenta mantener el liderazgo de su colectividad.
El lunes, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) informó que había rechazado las últimas apelaciones presentadas por Fujimori para evitar su tercera derrota presidencial, por lo que la política derechista admitió su derrota.
“Anuncio que cumpliendo mis compromisos asumidos con todos los peruanos, con (el premio Nobel) Mario Vargas Llosa, con la comunidad internacional, voy a reconocer los resultados, porque es lo que mandan la ley y la Constitución que he jurado defender”, dijo en una conferencia de prensa.
Sin embargo, Fujimori señaló que el candidato de Perú Libre se había impuesto de forma “ilegítima” y anunció movilizaciones “en defensa de la democracia”.
De acuerdo con el recuento de votos, Castillo obtuvo el 50,12% de los sufragios en el balotaje del 6 de junio frente al 49,88% de Fujimori. La diferencia fue de unos 44.000 sufragios, pero Fuerza Popular había alegado irregularidades en el proceso electoral y denunciado fraude sin mayores pruebas.
Fujimori, de 46 años, pudo postular como candidata a la presidencia pese a tener una acusación de la fiscalía por recibir presuntamente dinero ilegal de la constructora brasileña Odebrecht para sus campañas de 2011 y 2016, cargos que ella niega. La ley peruana impide postular a cargos públicos a quienes están sentenciados judicialmente, pero no a aquellos bajo investigación de la fiscalía.
La lideresa de Fuerza Popular ya pasó 16 meses en prisión preventiva por ese caso. Si bien salió de prisión en mayo de 2020 por la pandemia, un juzgado le dictó impedimento de viajar fuera de Perú. Por el caso de Odebrecht, la fiscalía busca condenarla a 30 años y 10 meses de prisión. Si hubiese ganado los comicios, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) hubiera gozado de inmunidad y sólo podría haber sido juzgada al final de su mandato, en julio de 2026.
“Se abre un período de mucha incertidumbre en Perú y no sabemos lo que va a pasar. En mi opinión, es un gobierno comunista que va a tratar de perpetuarse en el poder al estilo cubano o venezolano. No sabemos si lo logrará. Ahí va a haber muchas fuerzas democráticas que se van a oponer, entre ellas Fuerza Popular y Keiko Fujimori”, indicó a La Tercera Fernando Rospigliosi, exministro del Interior en el gobierno de Alejandro Toledo, quien formó parte del equipo técnico de la candidatura presidencial de la candidata derechista.
“En cuanto al problema judicial, es una acusación que no tiene ningún sentido, porque se le acusa de haber recibido dinero sin declararlo en una campaña electoral cuando eso no era ningún delito. El problema es que ahora el sistema judicial está cada vez más copado por esta coalición izquierdista y puede haber resultados que contravengan la ley y que se usen en contra de ella”, afirma Rospigliosi.
“El futuro no es muy brillante (para Keiko Fujimori), porque ese tema judicial está avanzado, el fiscal Domingo Pérez que lo está viendo es un fiscal con sangre en el ojo. Es un perseguidor feroz. Por lo que todo depende de la eficacia de los abogados de Keiko Fujimori. Por lo pronto, la lograron sacar de una prisión preventiva y es cierto que desde entonces y en estos tiempos, la prisión preventiva como recurso ha perdido mucho prestigio. Y no parece tan fácil de aplicar. Yo no descartaría que pueda terminar de nuevo en la cárcel. Sin embargo, en lo político, con Keiko Fujimori en la cárcel se produciría un fujimorismo mucho más enconado y feroz del que hemos visto hasta ahora”, comentó a La Tercera el analista peruano Mirko Lauer.
Fujimori lidera desde hace 15 años el fujimorismo, una mezcla exitosa entre populismo, conservadurismo y economía neoliberal que su padre instauró al frente del país entre 1990 y 2000. Es la tercera vez que pierde un balotaje presidencial desde que postuló por primera vez en 2011, luego en 2016 y finalmente este 2021.
Además de lo judicial, el panorama no se ve alentador en la arena política. Su partido, Fuerza Popular, consiguió 24 escaños de un total de 130 en el Congreso, que entrará en funciones el 28 de julio, el día en que asuma Castillo como Presidente. Existe un consenso de que si Fujimori va a prisión, el fujimorismo corre el riesgo de ir a la deriva ante la irrupción de la ultraderecha en el Congreso, tercera fuerza política del país.
En ese sentido, Lauer señala que “el propio liderazgo de Keiko Fujimori ha sufrido un golpe, porque han aparecido otras derechas”. Así, además de la extrema derecha que encarna Rafael López Aliaga, de Renovación Popular, se encuentran otras colectividades consideradas de derecha, como Podemos Perú y Alianza para el Progreso.
“Va a tener una rivalidad y una competencia muy grande por grupos que lo que van a buscar es marcar un liderazgo de la derecha frente a ella. Ahí se destaca una persona como Rafael López Aliaga, que le disputa el escenario y se lo disputa de una forma que anuncia que quiere convertirse en una especie del Bolsonaro peruano, con una derecha muy radical”, explica a La Tercera el analista peruano Augusto Álvarez Rodrich.
“Y puede que eso afecte el posicionamiento de Keiko Fujimori por la derecha. Es probable que en esa competencia entre sectores de derecha miembros de su partido en el Congreso se vayan yendo con las nuevas corrientes y la vayan dejando sola. Por tanto, creo que su camino político es muy oscuro”, dijo el experto.
“Su partido ha perdido la elección, ella ha perdido tres veces consecutivas la elección y eso ya te marca que hay un problema de relación de la opinión pública con ella. Además de eso, hay un problema de distanciamiento con la gente que se va a agravar. De hecho, cuando se evalúa y se hacen encuestas en estos días sobre el desempeño de Castillo y Fujimori después de las elecciones, sale que un 69% está en contra de su desempeño. O sea, 20 puntos más respecto de quienes votaron por ella, pero no les gusta cómo está reaccionando después de las elecciones”, añadió Álvarez Rodrich.
En cuanto a la posición de Fuerza Popular en el Congreso, Lauer destaca su extensa experiencia parlamentaria. “En esa medida, creo que van a tener un papel importante en el Congreso. No solo en forjar alianzas, sino también en términos de hacer propuestas de manejar los mecanismos del Congreso dentro del reglamento y cosas por el estilo. En ese sentido, diría que la presencia política y la importancia política de Fuerza Popular está asegurada”, sostuvo.
“La vieja frase del ‘fujimorismo sin Fujimori’ recupera actualidad cada tanto tiempo y creo que estamos ante un caso. Se podría producir una situación en la cual Fuerza Popular se conserve con un cierto grado de autonomía y utilice a la familia Fujimori, que tiene un apellido y una marca, como una especie de establo de caballos de carrera electorales. Podrían ofrecerle a Keiko la posibilidad de competir por la alcaldía de Lima, podrían pedirle que encabece la lista parlamentaria en 2026. Podrían interesarse por llevar otra vez al Congreso al hermano Kenji. Cosas de este tipo. Creo que el poder no va a ser dinástico. El poder va a estar en otra parte”, indicó Lauer.
Álvarez Rodrich explica que considerando el escenario actual, “Keiko Fujimori va a ser cada vez menos sexy en materia electoral y esto va a hacer que algunos miembros de ese sector se vayan, buscando opciones más viables, más realistas de llegar al poder”. “Hay riesgos de que el fujimorismo vaya desapareciendo, el fujimorismo que tuvo una predominancia política en las últimas tres décadas en Perú es probable que comience a derrumbarse ante la llegada de alguien como Pedro Castillo. De la misma manera como la llegada de Alberto Fujimori hace 30 años marcó el declive y casi desaparición de muchos partidos políticos”, señaló.
“Yo siento que Keiko Fujimori es una moneda gastada en términos de que le va a costar mucho recuperarse, llegar tres veces derrotada en segunda vuelta y perder casi en la línea del tramo final es algo que es muy duro para ella y me parece que su perspectiva de ganar una elección presidencial o municipal va quedando muy lejana”, concluyó el analista.
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