Desde que estalló la invasión rusa a Ucrania, Moldavia es uno de los territorios seguros para los miles de ucranianos que huyen cada día de la violencia. En una superficie de tan solo 33 mil kilómetros cuadrados y con 2,6 millones de habitantes, el país fronterizo cercano a la asediada ciudad de Odesa se ha convertido en destino para 82 mil refugiados. Se trata de la mayor concentración per cápita en Europa, con 4.000 asilados por cada 100 mil habitantes.
Pese a la ayuda humanitaria brindada, los moldavos se preguntan si en algún momento deberán también escapar de sus casas ante el avance de las tropas enviadas por el Kremlin, especialmente porque un contingente militar ruso está desplegado desde hace años en el territorio separatista de Transnistria. Y si se ven envueltos en una escalada, Moldavia está en una posición débil, ya que cuenta con un Ejército que no supera los 7.000 soldados, por lo que revive la pesadilla de la guerra de 1992.
“Estamos listos para hacer los deberes necesarios para alcanzar los estándares de adhesión a la Unión Europea (UE)”. Así, la Presidenta de Moldavia, Maia Sandu -quien venció en las elecciones del año pasado al candidato prorruso, Igor Dodon, lo que refleja los vínculos de Moscú en la zona- respaldó la decisión que su gobierno tomó la semana pasada, cuando el mundo observaba estupefacto los bombardeos a Kiev y el Presidente ucraniano, Volodomyr Zelensky, presentó una solicitud para ingresar al bloque europeo buscando respaldo internacional, medida que luego siguió Georgia y la propia Moldavia.
Entre las similitudes que comparten estas exnaciones soviéticas, aparece que tanto Ucrania como Moldavia proclamaron su independencia en 1991. Pese al gesto simbólico, no es primera vez que el gobierno moldavo busca estar en la UE. En 2014 firmó un acuerdo de asociación, pero hasta ahora no recibió una garantía de la membresía, proceso que puede tardar años.
Durante una entrevista con EuroNews, la mandataria moldava aseguró que seguirán siendo “neutrales”, porque es un principio que está consagrado en la Constitución y que esperarán la resolución de la UE, “pero no perseguiremos el objetivo de ser parte de la OTAN”. Consultada ante los posibles riesgos para el país, dada la cercanía geográfica con el conflicto, Sandu apuntó que si están en riesgo de invasión espera que “todos los socios internacionales” los respalden.
Según The New York Times, Moldavia, una democracia post soviética pequeña y pobre junto a la frontera suroeste de Ucrania, observa de cerca el avance de Rusia y algunos ciudadanos han comenzado a armar sus maletas con los objetos básicos. Y mientras acogen refugiados en sus propios hogares, evalúan día a día si deberían unirse al éxodo hacia el oeste.
El rol de Transnistria
A pesar de que Rusia no ha evidenciado un interés de expandir su ofensiva militar hacia suelo moldavo, en el inicio de la invasión, el Presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, aliado del Kremlin, mostró durante una reunión del consejo de seguridad nacional un mapa marcado con flechas que sugerían la posibilidad de que el Ejército ruso marchara hacia Chisináu, la capital de Moldavia, lo que rememora lo que ocurrió con Transnistria, zona en que separatistas respaldados por Moscú tomaron el control tras la guerra de 1992.
“Tenemos la región separatista de Transnistria, donde hay tropas rusas estacionadas. Hemos pedido la retirada de los soldados constantemente durante los últimos 30 años. Actualmente no vemos ningún riesgo o plan de compromiso. Pero, por supuesto, la situación es incierta y depende de la evolución en Ucrania”, advirtió la mandataria moldava, tras mencionar que Rusia mantiene entre 1.500 y 2.000 soldados en Transnistria, territorio a 80 kilómetros de Chisináu, que el 5 de marzo exigió el reconocimiento de la independencia y rechazó la solicitud de adhesión a la UE.
De acuerdo con Euronews, Rusia asegura que las fuerzas militares que están en la región separatista son fuerzas pacificadoras, pero serían parte del Grupo Operativo de Tropas Rusas (OGRT), subordinada al Ejército ruso, que sin fundamento legal custodian un depósito de 22 mil toneladas de municiones de la antigua Unión Soviética en Cobasna. Pese a la demanda histórica de Moldavia, las tropas no han salido de la zona.
En los últimos días, medios como The Week aseguran que hay evidencia de que agentes rusos están al interior de Moldavia y que Rusia podría intentar construir un puente terrestre entre Odesa y Transnistria, una región no reconocida internacionalmente y que es hogar de alrededor de 450 mil personas, por lo que la vulnerabilidad del Estado moldavo volvió, como ocurrió durante su guerra interna.
Los expertos han alertado de una serie de paralelos entre lo que está ocurriendo en Ucrania y lo que pasó en Transnistria durante la guerra de 1992, especialmente porque buscan la “preservación o restauración de la Unión Soviética” y, al igual que Donetsk y Luhansk -repúblicas populares que proclamaron su independencia de Kiev-, en Transnistria los rusos también negaron el envío de armas, lo que ha sido confirmado en ambos casos, según Deutsche Welle.
Justamente, el 2 de marzo, los moldavos conmemoraron los 30 años del conflicto bélico interno. La guerra fue declarada dos días después de que Moldavia se independizó y milicias prorrusas lanzaron el primer golpe, cuando atacaron una comisaría en Dubasari y asesinaron a los agentes. Posteriormente, el Kremlin envío a soldados del 14° Ejército de la URSS a la región de Transnistria, lo que permitió un avance que en días les dio la victoria. Según el diario Balkan Insight, más de 300 moldavos fallecieron en la guerra y, ante la derrota militar, las condiciones de paz fueron dictadas por Moscú, en un acuerdo de alto al fuego firmado el 21 de julio de 1992.
En un intento por acallar rumores, la prensa local aseguró que los embajadores europeos desplegados en Moldavia publicaron un video el martes, donde reafirmaron que siguen en el país y que no se han ido, pese a los rumores en algunas ciudades del este, donde los moldavos acudieron en masa a los cajeros automáticos para retirar dinero ante la amenaza de que Transnistria bloquee las rutas de suministro.
No obstante, ante el aumento del flujo de ucranianos, que según el registro de Naciones Unidas superó los 2,1 millones de refugiados desde el 24 de febrero, Moldavia podría estar ante una crisis humanitaria. Frente a este escenario, la ministra de Relaciones Exteriores de Bulgaria, Teodora Genchovska, anunció ayer que ofrecieron colaborar con el gobierno moldavo para trasladar mediante buses a refugiados y con esto garantizar el movimiento, así como la atención.