En víspera de cumplir sus primeros 100 días en el cargo, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció la noche de este miércoles un paquete de medidas de US$ 1,8 billones para los hogares y la educación en su primer discurso ante las dos cámaras del Congreso. Para llevar a cabo su plan, el mandatario demócrata quiere revertir los recortes fiscales que su predecesor Donald Trump otorgó a los más ricos para financiar un plan de gasto para beneficiar a la clase media.
Producto de las medidas sanitarias adoptadas por la pandemia, en lugar de las 1.600 personas que suelen asistir al evento, el aforo fue limitado a 200. Así, como representante de la Corte Suprema, John Roberts, su presidente, fue el único asistente. El secretario de Estado Antony Blinken también logró un cupo, lo mismo que el secretario del Pentágono, Lloyd Austin, pero el resto del gabinete debió mirar el discurso por televisión. Los legisladores fueron instados a proponer una lista de invitados, pero “virtual”. Biden fue escoltado por la líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y por la vicepresidenta, Kamala Harris. “Ya era hora”, celebró el Mandatario que por primera vez dos mujeres ocupen estos cargos.
“Ahora, después de sólo 100 días le puedo reportar al país, que Estados Unidos está avanzando de nuevo”, dijo el mandatario demócrata, quien sostuvo que heredó un país en crisis con la peor pandemia de la historia.
El inquilino de la Casa Blanca expuso ante el Congreso su proyecto para las “familias estadounidenses”, que según el gobierno es una “inversión histórica” en educación y en la infancia. El llamado “Plan para las Familias Estadounidenses” por US$ 1,8 billones será financiado poniendo fin a los beneficios fiscales inaugurados por Trump y terminando con los resquicios que permiten a los más ricos pagar menos.
“¿Cómo pagamos mi plan de empleo y familia? He dejado claro que podemos hacerlo sin aumentar el déficit”, dijo Biden, agregando que “no impondré ninguna subida de impuestos a las personas que ganan menos de 400.000 dólares. Pero es hora de que las empresas estadounidenses y el 1% más rico de los estadounidenses empiecen a pagar su cuota justa”.
Este plan requiere de la aprobación de un Congreso muy dividido, con una leve mayoría de los demócratas, pero que no garantiza la tramitación de los proyectos. De hecho, se espera que este discurso de Biden marque el inicio de un agrio debate legislativo, ya que si bien su plan de alivio para una economía muy lastrada por la pandemia por US$ 1,9 billones logró ser aprobado, la discusión sobre su gigantesco plan de infraestructura (de US$ 2,3 billones) y ahora su proyecto para las familias generan más divisiones.
Por ello, la estrategia del presidente demócrata es esquivar la polarización y apelar directamente a los votantes. Su discurso ante la nación resaltó un trío de promesas centrales de su campaña: responder a la pandemia, reducir las tensiones en Washington y restaurar la fe en el gobierno como herramienta efectiva para el bien. “Él es un demócrata partidario de un gobierno grande y no ha sido renuente a proponer iniciativas grandes en respuesta a una crisis nacional”, dijo Julian Zelizer, historiador presidencial en Princeton.
Uno de los ejes del plan es la inversión en educación preescolar, guarderías, educación superior y otros puntales que, según el gobierno, constituyen la base para la reconstrucción de la clase media del país. El proyecto vislumbra US$ 800.000 millones en créditos fiscales dirigidos a los hogares de ingresos medios y US$ 1 billón en nuevas inversiones durante 10 años en educación y atención infantil, sostuvieron las fuentes de la Casa Blanca.
Según un alto cargo citado por France Presse, este plan va a generar una “economía fuerte e inclusiva para el futuro”. Para el gobierno, el objetivo de las bajas fiscales es reducir la pobreza infantil y recortar el precio de las guarderías, para permitir que las mujeres permanezcan en la fuerza de trabajo. Así se conformaría una “fuerza de trabajo más amplia, más productiva y más sana”. “Se trata de las inversiones económicas de mayor valor que podemos hacer para nuestra futura competitividad económica”, dijo un funcionario, mientras que otro describió el plan como una “inversión única en una generación”.
Créditos fiscales para las familias
Entre los puntos de la extensa propuesta que presentó Biden, anunció créditos fiscales para las familias. El monto del crédito fiscal otorgado por niño se incrementará de US$ 2.000 a US$ 3.000 o US$ 3.600, dependiendo de la edad del menor. El proyecto también prevé perpetuar el aumento del préstamo fiscal otorgado para el cuidado de los niños, previsto en el plan de estímulo adoptado a principios de marzo.
Asimismo, la Casa Blanca quiere poner sobre la mesa US$ 200.000 millones para que todos los niños puedan ir a la guardería a partir de los tres años. Muchos centros públicos actualmente solo los aceptan a partir de los cinco años. También desea invertir US$ 109.000 millones para ofrecer dos años de matrícula a todos los estudiantes en las llamadas universidades comunitarias. Se prevé incrementar la ayuda a los estudiantes de bajos ingresos y dedicar US$ 9.000 millones a los profesores.
Para facilitar el cuidado de los niños pequeños, Biden pretende que las familias de clase trabajadora y clase media gasten un máximo del 7% de sus ingresos en el cuidado de niños menores de cinco años. La administración también quiere conseguir en 10 años que se garantice la licencia por maternidad, paternidad o enfermedad de 12 semanas.
Estados Unidos es la única nación rica sin licencia de maternidad pagada proporcionada por el gobierno federal; es uno de los cinco que no tienen licencia de paternidad remunerada, y es uno de los dos sin licencia por enfermedad pagada en general, dijo a The Washington Post Vicki Shabo, experta en licencias pagadas en el think tank New America. El periódico también recordó que la Ocde ha clasificado a Estados Unidos como uno de los peores del mundo en términos de gasto en familias, y los padres están particularmente estresados por el alto costo y la falta de acceso al cuidado infantil durante la pandemia.
“Descubrimos muy temprano en la campaña que había una tremenda receptividad en la mente de la gente, particularmente entre las mujeres votantes, para este tipo de inversiones”, comentó al Post Celinda Lake, una encuestadora demócrata que asesoró la campaña presidencial de Biden. “Pero con Covid la gente tiene aún más conciencia y apoyo para esto”, agregó.
“El año pasado realmente ha subrayado la importancia de la licencia pagada a las familias para la seguridad económica”, dijo Heather Boushey, miembro del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, citada por The Wall Street Journal.
Aumento de impuestos
Para financiar el “Plan para las Familias Estadounidenses”, Biden ha propuesto una revisión del sistema fiscal. France Press informa que el proyecto eleva la tasa impositiva máxima del 37% al 39,6%, un giro de 180º respecto de la política adoptada por su antecesor, Donald Trump, en la reforma tributaria de 2017. Esta propuesta solo afectará al 1% de los hogares más ricos, según la Casa Blanca.
Biden también quiere poner fin a las lagunas fiscales que benefician a los más ricos. Así, en primer lugar, pretende aumentar los impuestos sobre los ingresos del capital (ventas de acciones, bienes raíces, etc.) para el 0,3% más rico de los estadounidenses (hogares que ganan más de US$ 1 millón), una promesa de campaña. La tasa impositiva sobre estos ingresos casi se duplicaría, del 20% al 39,6%. Cerca de 500.000 hogares se verán afectados por este aumento de impuestos.
El proyecto prevé, además, eliminar la posibilidad, para los más ricos, de evadir impuestos, pasando sus activos a sus herederos, “lo que agrava las desigualdades”. El presidente también quiere que los socios de fondos de alto riesgo paguen impuestos “como cualquier otro trabajador”, sin poder hacer uso de las lagunas fiscales, como ocurre actualmente.
También habrá modificaciones que afectarán a los inversionistas inmobiliarios más ricos y a las grandes empresas que informan pérdidas comerciales. El plan de Biden prevé darle a la administración más medios de control para asegurar que “los ricos paguen lo que deben”. Esto debería permitir traer a las arcas del Estado US$ 700.000 millones en 10 años.
Los estadounidenses ricos con más de US$ 100 millones en activos se han estado preparando financieramente para los posibles cambios fiscales durante más de un año, dijo Mike Kosnitzky, miembro del bufete de abogados Pillsbury. “Todo esto comenzó cuando parecía que Bernie Sanders podría ganar la nominación demócrata”, comentó a The Wall Street Journal.
En un editorial mordaz, el periódico lamentó que Biden, que ha tenido “suerte” tanto en las vacunas como en la recuperación económica, no aproveche la oportunidad para “unir al país”. Citando aumentos de impuestos sin precedentes desde 1968 y un nivel de gasto “nunca visto desde la década de 1960”, The Wall Street Journal cuestionó que Biden haya decidido gobernar “como Bernie Sanders”, el exprecandidato presidencial autodefinido como “socialista democrático” y representante del ala radical del Partido Demócrata.