La conformación de una convención moderna, con paridad de género, representación de pueblos originarios y de personas de diferentes orígenes, con la oportunidad de elaborar una Constitución para el Chile del futuro, contemplando asuntos como el cambio climático, es algo que llama la atención del embajador de Australia en Chile, Todd Mercer, a la hora de evaluar la Convención Constitucional y los “ideales democráticos” que representa.
En base a esto, comenta que siguen el proceso de cerca, no solo la embajada, sino que también todo tipo de organizaciones australianas con presencia en Chile, incluyendo a las compañías que se desarrollan en el sector minero, como BHP, socio controlador de Escondida.
Sin señalar empresas en particular, Mercer comenta que inversionistas de la minería están observando el proceso político chileno, sin sorpresas por el momento. Desde su punto de vista, estos últimos comprenden que se trata de un proceso democrático en el que se van a expresar diversas ideas y que, en sus distintas etapas, prevalecerá lo que genere más consenso para quedar en el texto final de la Carta Magna. Según el embajador, parte de eso ya se comenzó a ver la última semana en la Convención, con ideas que han sido adaptadas o simplemente dejadas de lado.
¿Cómo ven desde Australia la Convención Constitucional que se desarrolla en Chile?
-Desde Australia admiramos el proceso democrático que Chile está siguiendo, que es un evento histórico. La vía democrática que Chile ha elegido para abordar los desafíos de descontento, desde el plebiscito de octubre de 2020, siguiendo con la elección de delegados del año pasado y con el plebiscito de salida que vendrá, es un testamento de los ideales democráticos de Chile, los cuales comparte Australia.
Los chilenos han entregado una responsabilidad inmensa a la Convención. Escribir una Constitución desde cero no es una hazaña pequeña. Además, Chile ha sido fiel a sus ideales democráticos, al elegir una convención realmente moderna, que incorpora la paridad de género, la representación indígena, regional y de personas de muy diversos orígenes. Eso es algo muy lejano a cómo las constituciones fueron escritas en el pasado.
¿La incorporación de paridad de género y escaños reservados hace sentido en Australia en consideración de los debates que tienen en su propio país?
-Sí. Lo que pasa es que el proceso aquí en Chile responde a un contexto actual y su historia. Nuestra Constitución tiene 121 años e históricamente ha sido ha sido muy complicado para nosotros cualquier cambio. De hecho, el último fue en 1977. Por eso estamos siguiendo muy de cerca el proceso chileno. Nuestra Constitución no se refiere a los pueblos originarios, pero eso es parte de una conversación en nuestro país.
¿Qué oportunidades y desafíos cree que se asocian a este proceso en Chile?
-No cabe ninguna duda que la Convención ha sido llamada a redactar una nueva Constitución para un Chile moderno y para que el país enfrente los desafíos que tiene ahora y en el futuro. Entonces los delegados deben considerar muchas cosas: cuán amplia y con cuánto detalle será redactada y hasta qué punto el documento configurará el Chile del futuro. Van a tener que decidir en diversos aspectos muy importantes y fundamentales, como el sistema político del país, los derechos indígenas y el sistema de justicia, los derechos de la mujer y la paridad de género, la vivienda y los problemas ecológicos. Yo lo veo como una tremenda oportunidad para tratarlos en un documento tan importante.
Lo relacionado con el medioambiente, el derecho del agua y el cambio climático son temas de hoy y del futuro. Es un problema global cuya importancia aumenta alrededor del mundo y tiene especial relevancia para muchos países. Chile y Australia compartimos mucho, somos países del hemisferio sur con climas bastante complicados y diversos, enfrentamos problemas como la escasez del agua, los incendios forestales... Entonces para nuestros dos países es muy importante enfrentar eso. Necesitamos economías abiertas, pero también sustentables para tener una respuesta significativa frente a estos desafíos climáticos.
Esos son algunos de los desafíos y pensamos que el proceso constitucional presenta una oportunidad significativa para Chile, para que adopte medidas para tener una economía que no solo esté abierta al mundo para el comercio internacional y la inversión extranjera, sino que también use esa apertura para guiar una economía sustentable.
Además de oportunidades, ¿ve algún riesgo que enfrente Chile en este proceso?
-Es un proceso muy complejo, como hemos visto en el debate que se está dando dentro de la conversación. Hay muchas ideas que han salido, pero también estamos viendo que surge la necesidad de encontrar consensos, de buscar áreas en las que la mayoría esté de acuerdo.
Hemos visto algunas ideas que han inquietado a personas o sectores, pero en la última semana observamos que estas ideas están siendo adaptadas o dejadas de lado. Entonces, claro que hay riesgos, pero vemos una buena disposición. Estamos viendo que dentro de la Convención estos riesgos se pueden manejar.
¿Cómo en su labor concreta como embajador le da seguimiento al proceso?
-Como decía antes, hay pocos ejemplos que se pueden comparar con el proceso que está siguiendo Chile, por lo tanto Australia y otros países los siguen con mucho interés.
En el caso de nuestra embajada, hemos hablado con una amplia variedad de representantes políticos, académicos y expertos en derecho constitucional, también con empresarios. A través del espectro político, pero también a través del espectro de las diferentes industrias para poder formar nuestro propio entendimiento de este proceso de escritura de una nueva Constitución.
Estamos en contacto constante con interesados australianos en Chile, no solamente empresas, también otras instituciones que tienen una presencia aquí. Seguimos temas mineros como el royalty, el manejo del agua, la participación indígena y el sistema de justicia indígena...
Para darte un ejemplo de cómo hemos seguido el proceso, recientemente organizamos junto con IDEA Internacional un webinar en el cual una académica australiana, Shireen Morris, habló a los constituyentes y a sus asesores sobre mecanismos de representación indígena, participación en consultoría, no solo hablando de la experiencia australiana, ella es una experta en el tema, así que también se refirió a otros países, como Canadá. Esa es otra de las formas que tenemos de seguir el proceso y de cómo estamos tratando de compartir nuestra experiencia con la Convención.
En ese contacto con las organizaciones australianas, ¿ha visto señales de preocupación e incertidumbre, por ejemplo, con debates como el relativo a la nacionalización de la minería?
-Claro, pero Australia es un país muy democrático como Chile y entendemos que en este tipo de procesos todos tienen derecho a expresar su opinión. Los convencionales han sido elegidos por el pueblo chileno para guiar este proceso y redactar una nueva Constitución. Entonces, queremos ser muy respetuosos de este proceso democrático.
Estamos en contacto con los inversionistas australianos aquí en Chile, que son muchos y en algunos casos tienen inversiones muy grandes, no solamente en minería, pero principalmente en ese sector. Lo que podemos ver es que entre nuestros inversionistas no hay ninguna sorpresa respecto al proceso constitucional y lo están siguiendo de cerca. Ellos y la embajada valoramos que muchas iniciativas que se discuten al final serán modificadas o simplemente no estarán en el documento final de la Constitución.
Como decía, es un proceso democrático, es un proceso colectivo que tiene muchas etapas. Nuestros inversionistas acá entienden que iniciativas como la nacionalización o supresión de la minería privada son parte de una conversación más amplia, que está siendo llevada a cabo en la Convención. Al final, la embajada e inversionistas australianos espera que los delegados tomarán en cuenta que la minería privada juega y va a seguir jugando un rol importante en la economía chilena y puede ayudar a Chile a obtener una minería más verde, sustentable y más inclusiva.
Nosotros estamos convencidos, como gobierno australiano, que las empresas privadas que han mostrado su compromiso con el desarrollo sustentable son gran parte de la respuesta al desafío. Una cosa que es muy importante destacar son las buenas historias que nuestros inversionistas aquí en Chile pueden contar: las empresas australianas son conocidas por su buen ambiente laboral, son muy buscados los empleos en las empresas australianas, también son conocidas por la protección del medioambiente, por las buenas prácticas de participación con las comunidades locales, hacen mucho esfuerzo para integrarse, para ser parte de la comunidad donde operan.
En otro asunto, a pocos días de irse el Presidente Sebastián Piñera puso suma urgencia para que el Senado vote el TPP-11. ¿Han seguido este otro debate en Chile?
-Sí, lo estamos siguiendo muy de cerca. A nosotros nos tocó negociar el TPP-11 acá y Chile jugó un papel muy importante, siendo uno de los cuatro países que junto con Nueva Zelandia, Singapur y Brunei negociaron el tratado hace unos 15 años. Entonces, nosotros estamos siguiendo muy de cerca las preocupaciones que algunos en Chile han expresado.
Hay actores y grupos en Australia que no estaban a favor del TPP-11, pero el proceso para nosotros no fue tan complicado. Hubo un reconocimiento por ambos lados de la política australiana, el actual gobierno y la oposición, que tomando todo en cuenta estaba claramente en el interés nacional el firmar y ratificar el tratado.
Hemos compartido nuestras perspectivas con el actual Gobierno de Chile. Ya tenemos más de dos años desde que el tratado entró en vigor, entonces estamos hablando de una experiencia real, en tiempos difíciles por la pandemia, que ha sido claramente positiva. Entonces, esperamos que el tratado sea ratificado por Chile lo antes posible, porque pensamos que es positivo para el país.
A mí me gusta usar la sigla CPTPP, porque la primera “P” quiere decir “progresivo” o “progresista”, lo que habla de ciertos elementos del tratado, como trata temas del medioambiente, temas laborales... Eso es algo que el gobierno entrante ha enfatizado, cuando hablan de su política exterior turquesa, priorizando temas del medioambiente, también temas de género.
El CPTPP es el tratado en la región del Asia Pacífico y Chile ha jugado un papel muy importante. Ha sido el país latinoamericano más integrado con el Asia Pacífico. Esperamos que siga siendo así. Para nosotros es natural que Chile esté ahí y que esté participando.
Además, hay que destacar que ha habido expresiones de interés para integrarse al CPTPP de otros países, como el Reino Unido, China, Taiwán, Ecuador... Si Chile no es un miembro activo y ratificado del CPTPP, no va a tener la oportunidad de participar en las negociaciones con esas economías importantes, cuando ellos están negociando su entrada al tratado y las condiciones y compromisos que van a asumir.
¿Ya han tenido contacto con la administración de Gabriel Boric para hablar de esto y otros temas?
-Hemos tenido cierto contacto con algunos asesores, pero no he tenido contacto directo todavía con los ministros entrantes. Pero espero tenerlo después de que asuman.