El pasado 30 de abril se llevó a cabo un encuentro entre las comisiones políticas de Perú Libre y el acuerdo entre Juntos por el Perú-Nuevo Perú, donde los dos últimos ratificaron su apoyo a la candidatura del entonces candidato presidencial izquierdista Pedro Castillo.

Según la agencia peruana de noticias Andina, en la reunión se habló de la importancia de la unidad para que triunfara una propuesta que incluyera cambios en aspectos fundamentales, como el manejo de la crisis sanitaria derivada de la pandemia, la igualdad de derechos, la nacionalización del gas y la soberanía de los recursos. En esa oportunidad, también se acordó impulsar una nueva Constitución para el país.

Pese a que los resultados aún no daban por ganador oficial a Castillo en ese entonces, las primeras semanas de junio la coalición Juntos por el Perú ya estaba trazando un nuevo plan para el presidente electo, uno distinto al original, propuesto por el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón. La coalición aliada de Castillo, encabezada por Verónika Mendoza, apunta a un discurso más moderado, sin dejar de lado su postura socialista.

El congresista electo que preside Juntos por el Perú, Roberto Sánchez, explicó al diario Perú21 que el proyecto cerronista no había sido respaldado por la mayoría de los peruanos en la primera vuelta, por lo que decidieron tomar otro rumbo. “Ningún programa de gobierno ganó en la primera vuelta; en la segunda vuelta, al no haber victoria contundente (de Pedro Castillo), esto supone la extensión de una gran conversación con distintos sectores, esas conversaciones significan dar un nuevo perfil, un nuevo énfasis a políticas de Estado”, señaló Sánchez.

Castillo ganó la primera vuelta con solo el 18,92% de los votos, mientras que su rival, Keiko Fujimori, obtuvo el 13,41%. Ambos candidatos tuvieron una baja representatividad, considerando que incluso si se suman ambos porcentajes, no se llega al 50% de los sufragios totales.

Ahora que el tribunal electoral peruano denegó 270 pedidos del fujimorismo para anular votos de Castillo, el candidato ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales oficialmente por más de 44.000 sufragios.

El profesor y dirigente sindical ya contaba con el apoyo de los principales gremios de trabajadores y de organizaciones civiles que crearon el Frente Nacional por la Democracia y la Gobernabilidad, para defenderse de políticos conservadores y militares retirados que llamaban a las Fuerzas Armadas a intervenir para impedir “el comunismo”.

Pedro Castillo se despide de sus vecinos cuando sale de su casa para preparar su campaña electoral, en Chugur, el 16 de abril de 2021. Foto: AP

Castillo también había sido reconocido como presidente electo por gobernadores regionales y por 30 alcaldes, así como los decanos del Colegio Médico de Perú y el Colegio de Tecnólogos Médicos, ambos claves en el desafío que asumirá el mandatario en la lucha contra la pandemia.

El presidente electo postuló a la presidencia como invitado del partido Perú Libre, que obtuvo 37 escaños, convirtiéndose en la primera minoría en un Parlamento de 130 miembros. Por lo tanto, necesitará más apoyo en el Legislativo.

Luego de que la excandidata presidencial y presidenta del movimiento político Nuevo Perú, Verónika Mendoza, le diera su apoyo en la campaña de segunda vuelta, contará con los cinco votos de la bancada de Juntos por el Perú, además de tres del Partido Morado, del excandidato presidencial Julio Guzmán.

El vocero de Castillo y su encargado del tema económico, Pedro Francke, adelantó en junio en la radio Exitosa que el nuevo proyecto de gobierno se llamará Plan Bicentenario, asegurando que era parte del acuerdo al que habían llegado Juntos por el Perú, la agrupación a la que él representa, y Perú Libre, el partido con el que se presentó Castillo a la elección.

“Estamos tratando de coordinar de la mejor manera, queremos buscar un pacto de gobernabilidad amplio”, dijo Francke.

Los partidarios de Pedro Castillo agitan una bandera peruana gigante durante un mitin en el centro de Lima, el 12 de junio. Foto: AFP

Algo que podría influir en los planes de Castillo es que algunos de los partidos de centroderecha con representación en el Congreso, como Acción Popular y Alianza para el Progreso, están fragmentados desde las elecciones de 2016, por lo que no votan uniformemente. Algunos respaldan la versión del fraude electoral propuesta por Fujimori, mientras que otros se han puesto del lado de Castillo.

Mientras tanto, los voceros parlamentarios de Perú Libre están formando una mesa directiva multipartidaria en el Congreso, con Alianza para el Progreso y el conservador Somos Perú.

En este contexto, Castillo necesitará más respaldo para gobernar. El derechista Renovación Popular, que tiene 13 escaños, es aliado de los 24 parlamentarios fujimoristas de Fuerza Popular.

El politólogo peruano Mauricio Zavaleta dijo al diario El País que, debido a que Castillo no pertenece a ninguna élite y tanto el poder económico como los medios de comunicación están en su contra, el panorama no es muy alentador. “Necesita voces como la de (Alonso) Segura (ministro de Economía durante el gobierno de Ollanta Humala) para aconsejar la prudencia en un grupo de presión importante como el empresariado. Entonces, tiene un problema de coordinación gigante: muchos actores con expectativas contradictorias que, a su vez, influyen relativamente en su estabilidad como Presidente”, señaló el analista al periódico español.

El presidente electo tuvo una reunión durante la tarde de este miércoles con el mandatario interino, Francisco Sagasti, en el Palacio de Gobierno, en su primer encuentro oficial tras haber sido declarado ganador de la segunda vuelta el lunes. “Lo invité a Palacio, lo invité a mi casa para conversar lo más pronto posible, indicando que somos muy conscientes de que el tiempo que vamos a tener (para el proceso de transferencia) será muy corto”, dijo Sagasti previo al encuentro.