El oncólogo Bruno Nervi preside la fundación Chilesincáncer, una de las organizaciones que han empujado con fuerza las políticas que recientemente se han implementado y que están en desarrollo a nivel de Estado para abordar la problemática del cáncer, enfermedad que hoy constituye la segunda causa de muerte en el país.
El especialista advierte que los estragos en términos de mortalidad que ocasionan en Chile las patologías oncológicas son asimilables a un año de pandemia -en 2020 los decesos en el país confirmados con PCR fueron 16.824-, pero que la premura que se ha tenido para atenderlas, a diferencia de lo ha ocurrido con los pacientes contagiados con el virus, no es la misma. “Porque esta es una pandemia silenciosa”, dice. Y si bien advierte que la brecha del sistema público en términos de oportunidad y acceso es compleja, también admite que las últimas medidas que han tomado los gobiernos van en la dirección correcta.
¿Cuál es el panorama del cáncer en el país?
Hay 60 mil diagnósticos de cáncer al año en Chile. Son 60 mil personas y familias que van a vivir el dolor de tener cáncer y eso significa, además, que habrá cerca de 28 mil muertes. El cáncer es, probablemente, el problema de salud más importante en Chile y actualmente la segunda causa de muerte. Pero es muy probable que en este tiempo de coronavirus pase a ser la primera, por las postergaciones de tratamiento.
Es un diagnóstico cada vez más recurrente…
Hoy en día, uno de cada cuatro certificados de defunción dicen cáncer, es decir, al menos el 25% de las muertes en el país son por esta causa y la mitad de los chilenos vamos a tener cáncer alguna vez en nuestra historia. Si uno mira que 28 mil personas mueren todos los años por cáncer, es el mismo número de muertes por coronavirus del peor momento de la pandemia. Es decir, las muertes y el sufrimiento por cáncer es igual a lo más horrible que ha pasado en el tiempo de la pandemia, pero es una pandemia silente.
La pandemia también causó impacto en estas enfermedades…
Por la pandemia en todo el país se congelaron los sistemas de salud para atender a los pacientes con coronavirus, de tal manera que no quedaran personas sin acceso a un ventilador, una atención de urgencia o a una cama de cuidado intensivos. El país corrió para tener los ventiladores mecánicos, el ministerio tomó control de lo público y lo privado y a ninguna persona le faltó atención. Y en Chile se mueren 28 mil personas de cáncer anualmente, los mismos fallecidos que dejó la pandemia en el primer año, pero no tenemos un sistema que corra para que alguien que necesite una operación la alcance a tener con la misma urgencia que se actuó frente al coronavirus.
¿Qué está pendiente en materia de cáncer?
El 70% de los chilenos tiene un familiar cercano, papá, mamá o un hijo con cáncer, y la diferencia entre lo público y lo privado es muy grande. En el privado hay mejores tratamientos, mejor oportunidad de diagnóstico. Hay mucha diferencia entre los chilenos en cuanto al acceso a diagnosticarse rápidamente o tener acceso.
¿En qué se traduce esto?
Hay un estudio que comparó las oportunidades de los pacientes latinoamericanos respecto del cáncer en relación a sus pares de Estados Unidos, donde el denominador es del 0,33, es decir, uno de cada tres diagnosticados de cáncer muere ese año. Por poner un ejemplo, en África subsahariana el 70% de los pacientes fallecían al año. Pero en el caso de Latinoamérica, si uno ordena los países, Chile, que tiene de los mayores ingresos per cápita junto con Uruguay, estaba entre los peores en términos de capacidades para atender a los pacientes con cáncer, por la brecha de oportunidad que tiene el 80% de las personas de la atención pública, versus el 20% que tiene isapre. Pero hay que destacar que en los últimos cuatro o cinco años el gobierno le dio importancia al cáncer y se han hecho esfuerzos grandes, se ha puesto como prioritario.
¿Qué acciones, en concreto?
En 2018 entregamos al gobierno el Plan Nacional de Cáncer 2018-2028 que construimos con el Ministerio de Salud, las universidades, fundaciones, sociedades científicas y la sociedad civil. Ahí pusimos lo que era necesario para todas las regiones, cuántos centros de cáncer, el número de cirugías necesarias, la cantidad de equipos de radioterapia, por ejemplo, y se tomó el compromiso de que en 10 años todos los chilenos tuviéramos las mismas oportunidades. Luego en 2020 se aprobó la ley que es una herramienta para inyectar recursos al Plan Nacional del Cáncer. Además se ha inyectado presupuesto: en 2018 fueron $ 160 mil millones y actualmente es casi el doble.
Entonces, las mejoras van en camino…
Pero vino la pandemia, que congeló el sistema de salud para dedicarnos a atender a pacientes con coronavirus.
¿Y cómo impactará a estos pacientes?
La pandemia congeló todo el servicio de salud, entonces los pacientes no se atrevían a consultar cuando tenían síntomas de cáncer y tampoco tenían dónde ir, porque los centros de cáncer estaban dedicados a coronavirus. Lo que pasó ahí, y este es un estudio que publicamos en Lancet Oncology, es que este retraso en los diagnósticos va a generar unas siete mil muertes de cáncer por exceso en Chile, esto es adicional a las 28 mil que hubiéramos tenido en un modelo de salud sin coronavirus.
¿Qué acciones hay que implementar más urgentemente para mejorar el pronóstico de los pacientes?
En el cáncer es importantísima la prevención. Que tengas una población preocupada por cuidar el peso, porque la obesidad tiene que ver con el 60% de los cánceres, y lo otro muy importante es tener implementado un tamizaje, con exámenes que se hace la población a cierta edad de riesgo. Hay tres tamizajes muy importantes, el Papanicolau, la mamografía a los 40 años, todos los años, y la colonoscopia, que hay que hacer desde los 50 años. Eso te permite detectar cánceres cuando están en una etapa premaligna y curarlos. Pero Chile tiene problemas en el tamizaje, es muy débil. Lo otro es la oportunidad de los tratamientos y que sean los mejores tratamientos, lo mismo con las cirugías, tenemos atraso ahí.
¿Y cómo se abordará la brecha entre los sistemas público y privado?
El Plan Nacional de Cáncer las puso sobre la mesa. Eso fue una señal de transparencia y reconocimiento por parte del Ministerio de Salud. Hoy día, por ejemplo, hay 17 máquinas de radioterapia para todo el país en el área pública y estimamos que el número necesario según la Ocde es que debiéramos tener 45. Lo mismo pasa en sillones de quimioterapia, tenemos un tercio de lo que requiere el país. En número de especialistas hay 130 oncólogos en el país y deberíamos tener el triple o cuádruple. Pero los esfuerzos están puestos para que, en 10 años, es decir, a 2028, tengamos la infraestructura y el capital humano para tratar igual a todos los chilenos y que todos tengan las mismas oportunidades. Esa es la meta.