La exsenadora UDI, Ena von Baer, fue una de las protagonistas del “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” de noviembre de 2019. Esa vez, la exministra participó de la maratónica negociación de esa noche y, llegado el momento, junto a Miguel Crispi fue una de las redactoras del documento que terminó habilitando el proceso constituyente.

Hoy, alejada de la primera línea política, la exministra entrega su visión del “Acuerdo por Chile”, el pacto que permitirá tener un segundo proceso para redactar una nueva propuesta constitucional. Von Baer es clara en decir que el acuerdo tiene un equilibro que se debe cuidar y hay que evitar que, tanto la izquierda como la derecha, comiencen a “tironear” los puntos del pacto constituyente.

¿Cuál es su opinión del “Acuerdo por Chile” que firmaron los partidos la semana pasada?

Este es un acuerdo que tiene un equilibrio. Por una parte tenemos un órgano completamente electo, pero por otra parte tenemos un contrapeso que son los expertos que no tienen derecho a voto en el órgano electo, pero que son un contrapeso para que se cumplan los principios constitucionales. En los sistemas institucionales son muy importantes los pesos y contrapesos, y yo creo que parte de la razón del fracaso del proceso anterior fue que no se pudo diseñar un sistema de pesos y contrapesos. Este punto quedó muy bien desarrollado en este acuerdo. Cuando vemos que ni la izquierda ni la derecha están contentos con el acuerdo, entonces eso es una potente señal.

¿Por qué?

Porque significa que es un acuerdo equilibrado que va a habilitar un proceso que culmine con una Constitución que realmente sea la casa de todos, que ha sido la meta desde un principio de todo este proceso. Cuando tenemos personas, tanto desde la izquierda como desde la derecha, criticando este acuerdo porque no consideran que es el acuerdo perfecto, esa es justamente la señal más potente de que es un buen acuerdo, porque en los acuerdos todos tienen que ceder. De lo contrario, esto no sería un acuerdo, sería una imposición.

¿Qué valora como aspecto positivo de esta negociación si la compara con la negociación del Acuerdo por la Paz de 2019?

Cuando uno negocia un acuerdo el texto final tiene un equilibrio y el texto anterior también tenía un equilibrio que luego se rompió durante la tramitación parlamentaria. El problema más grave que produjo que el proceso anterior fuera un fracaso total fueron los cambios que se le hicieron al acuerdo durante la tramitación parlamentaria, que fue la inclusión de las listas de los independientes y la sobre representación de los pueblos originarios. Es ahí donde finalmente el acuerdo se descarriló porque las dinámicas de las negociaciones llevan a que los acuerdos sean equilibrados y el acuerdo actual está equilibrado según la negociación que se produjo durante todas estas semanas. Por lo tanto si es que después se le empiezan a hacer cambios parciales de un sector y de otro, ese equilibrio se rompe. Eso pasó con el acuerdo pasado. Tenemos que aprender de la historia., existe el peligro de que el Congreso rompa el equilibrio del acuerdo y eso es lo que hay que evitar.

Ahora que se viene la tramitación de la moción parlamentaria de este acuerdo, ¿de qué manera evitar ese escenario que ocurrió en 2019?

Mirando la experiencia anterior, yo espero que no se olviden de ella. Respecto del proceso anterior hubo unanimidad de todos los expertos de que el problema habían sido las listas de independientes y la sobre presentación de los pueblos originarios. Ese fue un consenso bastante transversal. Cuando uno revisa la historia uno se encuentra con que esos cambios se hicieron después. No estoy diciendo, porque no tengo una bolita de cristal, que si el acuerdo se hubiese mantenido exactamente igual el resultado hubiese sido exitoso, pero sí estoy segura que habría sido mucho mejor.

Ya hay partidos como Comunes y el Partido Comunista que anunciaron que pretenden modificar el acuerdo en el Congreso.

Lo que los chilenos estamos esperando de nuestros líderes políticos es que este proceso culmine de manera exitosa y culmine porque el país necesita certezas para poder volver a encauzar todos los procesos políticos sociales, y sobre todo para que vuelva a impulsarse la economía. Espero que ese equilibrio que se logró durante la negociación se mantenga porque si es que la derecha empieza a hacerle cambios, va tironear el acuerdo para un lado. Si es que la izquierda empieza a hacerle cambios, va a tironear el acuerdo para otro lado y se pierde el equilibrio. El equilibrio del acuerdo se transparenta totalmente en el hecho de que nadie está 100% contento. Nuestros líderes políticos no deben perder de vista la meta y esa no es la imposición de un sector sobre otro. La meta es que tengamos una Constitución que sea la casa de todos. En una casa que es de todos, no todos pensamos igual y por lo tanto nadie va a estar 100% contento porque la casa de todos no es la casa de un solo sector.

Tomando en cuenta las señales que ya existen, la alta fragmentación y polarización de la Cámara, ¿qué esperaría usted de los líderes del acuerdo, del Presidente Gabriel Boric, respecto del cuidado de los puntos del acuerdo durante su tramitación legislativa?

En nuestro actual sistema político el Presidente no es solamente el Presidente de todos los chilenos, sino que también es el líder de su coalición política. Por lo tanto acá el Presidente tiene un rol que jugar y que apunta a que este acuerdo sea apoyado por su sector político. La misma responsabilidad la tienen que tener los líderes de centroderecha y ahí tampoco están todos contentos, también hay voces que están apareciendo dentro de los partidos que firmaron de personas que no están contentas con el acuerdo. Bueno, esa es la mejor señal, la señal más potente de que es un acuerdo equilibrado porque nadie está 100% contento. Uno de los problemas del proceso anterior fue que un sector político buscó imponer su visión y mire donde terminamos, en un tremendo fracaso histórico.

¿Cómo evalúa el rol que cumplió el presidente de su partido, Javier Macaya, durante esta negociación?

Todos tuvieron un un rol importante. Los líderes de la centroderecha y Javier en particular, pero también Francisco Chahuán y Gloria Hutt. De verdad jugaron un rol seperrelevante y yo entiendo que ellos tuvieron que ceder algo que para la centroderecha era superrelevante. Lo fraseo de otra forma. Para la centroderecha este no es el acuerdo perfecto. Para la centroderecha el acuerdo perfecto es que esto fuese un órgano mixto o, incluso, para algunos era que se redactaran en el Congreso. No es este el acuerdo perfecto, pero esa es señal de que Javier hizo un buen trabajo porque en este acuerdo todos cedieron. Yo creo que lo hicieron bien.

¿Qué le parecen las críticas que tratan a Macaya como un traidor?

Esa es la mejor demostración de que este es un buen acuerdo. Es duro decirlo así, pero es la verdad. Es la señal de que esto es un buen acuerdo porque tenemos esas voces críticas y disconformes en la derecha y en la izquierda. O sea la izquierda tiene que entender que este no es el acuerdo perfecto para la izquierda y la derecha tiene que entender que este no es el acuerdo perfecto para la derecha. Esa es la mejor señal de que es un buen acuerdo para Chile porque significa que habilita un camino que nos va a llevar finalmente a la casa de todos.

¿Cree que Macaya logró representar correctamente los intereses de las bases de la UDI en la negociación de la mesa?

Los acuerdos son así, nadie logra lo perfecto, esa es la gracia y ese era el mandato. Su mandato era llegar a un acuerdo equilibrado y lo que está pasando en estos días es la confirmación de que el acuerdo es equilibrado porque nadie está 100% contento.