Enfrentamientos estallan en el norte de Afganistán mientras los talibanes prosiguen las conversaciones con antiguos enemigos

Miles de personas intentan llegar al aeropuerto de Kabul para huir del nuevo régimen, mientras continúan los vuelos de evacuación.


Los talibanes libraron mortales batallas con incipientes fuerzas de resistencia en el norte de Afganistán, mientras las negociaciones políticas sobre un gobierno más amplio avanzaban en Kabul y el acceso al aeropuerto de la ciudad administrado por Estados Unidos seguía siendo difícil para miles de afganos que intentaban huir.

Si bien la mayor parte del Ejército y las fuerzas de seguridad de Afganistán colapsaron, algunos de los más férreos enemigos de los talibanes se han retirado al valle de Panjshir, al noreste de Kabul, comprometiéndose a continuar la lucha desde la única provincia del país que no está bajo el dominio del grupo insurgente.

Entre ellos se encuentran el ministro de Defensa de la caída república afgana, Bismillah Khan Mohammadi; el vicepresidente Amrullah Saleh, quien afirma ser el líder legítimo de Afganistán después de que el Presidente Ashraf Ghani abandonó sus funciones y huyó del país el 15 de agosto, y Ahmad Massoud, hijo del famoso comandante de Panjshiri, Ahmad Shah Massoud.

Un video publicado en las redes sociales mostró víctimas y combates entre fuerzas talibanas y milicias antitalibanes en el valle de Andarab de la provincia norteña de Baghlan, contiguo a Panjshir, y grandes convoyes de refuerzos talibanes en Ford Rangers y Humvees comprados por Estados Unidos que enarbolan la bandera blanca del movimiento islamista.

Si bien las milicias en Baghlan están aliadas con las fuerzas en Panjshir, actúan de forma independiente para atacar a los talibanes, dijo Ali Nazary, jefe de relaciones exteriores del nuevo Frente de Resistencia Nacional que tiene su base en Panjshir e incluye a unos 1.000 comandos del ejército afgano que se negaron a rendirse cuando el resto de los militares se desvanecieron.

En lugar de desencadenar una nueva guerra civil, el establishment de Panjshiri, que jugó un papel poderoso en el Afganistán posterior a 2001, en esta etapa está presionando principalmente a los talibanes para que participen en un nuevo gobierno, dijeron sus líderes. “Es mejor ver qué se puede acordar en un acuerdo político”, dijo Ahmad Wali Massoud, hermano de Ahmad Shah Massoud y exembajador en Londres.

Sin apoyo externo o acceso a una frontera con una nación amiga, las milicias antitalibanes tendrían dificultades para resistir por mucho tiempo. El domingo, los talibanes comenzaron a congregar a gran cantidad de militantes en la entrada de Panjshir, un valle estrecho que ni siquiera el ejército soviético pudo controlar en la década de 1980.

“Pelearemos. Nuestra resistencia continuará”, prometió en un video el destacado caudillo militar tayiko Atta Mohammad Noor, quien huyó a Uzbekistán cuando la ciudad norteña de Mazar-e-Sharif cayó el 14 de agosto. A los talibanes les interesa, añadió, no repetir los errores del pasado y crear un gobierno inclusivo “significativo”.

“No nos convertiremos en esclavos de forasteros”, agregó. “No iremos a las mesas ajenas para decorar, queremos ser un socio en el poder”.

Aunque los talibanes nunca han desmantelado el Emirato Islámico de Afganistán que proclamaron en 1996, están realizando consultas con los principales políticos afganos que han permanecido en Kabul. Una administración más amplia tiene muchas más posibilidades de lograr el reconocimiento diplomático internacional, algo que permitiría a Afganistán volver a conectarse con el sistema financiero mundial, reanudar los vuelos comerciales al extranjero o recuperar el acceso a la ayuda exterior. Hasta ahora, ningún país ha reconocido a los talibanes como el gobierno legítimo de Afganistán.

El jefe de la oficina política de los talibanes, Mullah Abdul Ghani Baradar, llegó a Kabul el sábado después de una primera parada en Kandahar, el lugar de nacimiento del movimiento islamista. Los líderes talibanes han entablado conversaciones con políticos afganos que permanecieron en Kabul después de la fuga de Ghani, como el expresidente Hamid Karzai, el expresidente ejecutivo Abdullah Abdullah y el excaudillo islamista Gulbuddin Hekmatyar.

Como parte de un impulso de relaciones públicas, los talibanes han publicado videos de algunas depuestas figuras claves de la república afgana en los que juran lealtad al movimiento islamista en presencia de combatientes y clérigos. El domingo, Gul Agha Sherzai, un antiguo aliado de Estados Unidos, ministro y gobernador, apareció en uno de esos videos, luego de una aparición similar del hermano de Ghani, Hashmat Ghani.

Otro destacado político de la caída república afgana, el exministro de Finanzas Omar Zakhilwal, regresó de un viaje al extranjero esta semana, publicando fotos de él mismo tomando té con combatientes talibanes al sureste de Kabul y luego reuniéndose con los señores Karzai y Abdullah en la capital.

“Estuvimos de acuerdo en que trabajaríamos en estrecha colaboración e incansablemente para ayudar a crear un entorno en el que todos los afganos, independientemente de su origen, se sientan cómodos”, tuiteó. “¡Sigo siendo optimista por el futuro de nuestro país!”.

Muchos otros afganos no comparten este optimismo. Decenas de miles están tratando de salir por el aeropuerto de Kabul administrado por Estados Unidos. Dentro de la instalación, las familias que han permanecido durante días en áreas de detención sin comida ni refugio esperaban sus vuelos el domingo. Hubo disparos esporádicos en las puertas durante la noche. El Ejército estadounidense estaba nervioso después de recibir informes de que el Estado Islámico podría haberse infiltrado en el perímetro.

Una contadora de 27 años llamada Muska estaba huyendo con su esposo y su guagua de un año después de haber pasado varios días en el lado del aeropuerto administrado por Estados Unidos. Dijo que estaba en peligro, porque su hermano, ahora residente de Estados Unidos, solía trabajar para las fuerzas especiales estadounidenses.

Muska señaló que se habían quedado sin comida, y los soldados estadounidenses que estaban de servicio allí le habían dicho que no había fórmula disponible para su guagua. La batería de su teléfono estaba al 13%, no había acceso a la electricidad y le preocupaba que su hijo necesitara atención médica después de días en el calor sin refugio.

“Necesito amamantarlo, pero como no comí nada, no tengo leche para amamantar a mi hijo. Puedo ver que ha perdido peso, no está bien”, dijo.

Siete personas murieron en medio del caos en el aeropuerto, dijo el domingo el Ministerio de Defensa británico, calificando las condiciones en el terreno como “extremadamente desafiantes”. Reino Unido dijo que había evacuado a 4.000 personas de Kabul desde el 13 de agosto.

Ante los crecientes desafíos en el aeropuerto y la incertidumbre sobre cuánto tiempo permanecerá abierto el puente aéreo, el secretario de Defensa de Reino Unido, Ben Wallace, reconoció el domingo que el país no podría sacar a todos los ciudadanos afganos aptos para la evacuación.

Al escribir para el periódico británico The Mail on Sunday, Wallace dijo que los 1.000 soldados británicos que se encuentran actualmente en Kabul para ayudar en los esfuerzos de evacuación trabajarían con Estados Unidos para ayudar a sacar a la gente “siempre que la situación de seguridad lo permita”, pero agregó que “ninguna nación podrá sacar a todos” de Afganistán.

Los funcionarios europeos se han quejado de que las tropas estadounidenses bloquean el acceso al aeropuerto de Kabul para algunos de sus aliados y personal afgano, incluso aquellos con el papeleo requerido.

“El problema es el acceso al aeropuerto”, dijo el sábado el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. “Las medidas de control y seguridad estadounidenses son muy estrictas. Nosotros protestamos. Les pedimos que mostraran más flexibilidad. No logramos hacer pasar a nuestros propios socios”.

Algunos aliados plantearon la situación en una reunión en video de los ministros de Relaciones Exteriores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el viernes, según funcionarios presentes. Un diplomático lo llamó “un fiasco”, dijeron los funcionarios.

Otros dijeron que la situación había mejorado en los últimos días y que las principales quejas se encontraban entre los aliados más pequeños, que tienen recursos limitados sobre el terreno.

Aun así, a los aliados europeos les preocupa que no puedan completar las evacuaciones antes de la fecha límite de retiro estadounidense fijado para fines de mes.

Los más grandes, Reino Unido, Francia y Alemania, instaron a Estados Unidos en la reunión de la OTAN a mantener una presencia militar el tiempo que sea necesario para las evacuaciones.

Los funcionarios europeos dijeron que no habían recibido una señal clara del Presidente (Joe) Biden sobre si estaba preparado para extender el plazo de Estados Unidos.

“Si los estadounidenses se van, los europeos no tendrán la capacidad militar para tomar y asegurar el aeropuerto militar y los talibanes tomarán el control”, dijo Borrell.

El Pentágono dijo el domingo que activó un programa que obliga a las aerolíneas comerciales a ser utilizadas en tiempos de emergencia nacional, activando 18 aviones civiles para ayudar a evacuar a los afganos. Las autoridades dijeron que el avión no volaría dentro y fuera de Kabul, sino que transportaría a los evacuados dentro y fuera de las bases en Alemania, Qatar y Bahréin.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.