El 1 de noviembre pasado comenzaron a regir las nuevas disposiciones aplicables las personas que ingresan al país con su Pase de Movilidad o certificado de homologación de vacunas. Los cinco días de cuarentena obligatoria fueron reemplazados por un aislamiento menor, acotado al tiempo que demore en estar listo el PCR que se aplica en el aeropuerto a todos los viajeros, siempre que sea negativo. Y, según la Seremi de Salud Metropolitana, la espera es considerablemente más breve: las pruebas están siendo informadas en un lapso de seis a 12 horas.
En cambio, para las personas no vacunadas el mandato es más riguroso, pues deben permanecer siete días en aislamiento.
El procedimiento sanitario es el primer trámite que deben realizar los pasajeros al bajarse del avión. Primero, pasan por un control documental de salud, para luego ser enviados a la sala de toma de muestras de PCR. Actualmente, en el aeropuerto se han instalado 40 módulos, con 128 funcionarios de salud, distribuidos en cuatro turnos para realizar el examen a toda hora.
En el caso de que éste sea negativo, al momento de ser informado el viajero queda libre de aislamiento. Pero si da positivo, la persona es contactada por la Seremi para recibir las indicaciones de la cuarentena.
Ahora, con la aparición de la variante ómicron, han surgido voces críticas de la supresión de la cuarentena obligatoria para todos los viajeros. Este lunes, Izkia Siches, expresidenta del Colmed y parte del equipo del presidente electo, Gabriel Boric, fue tajante frente al cambio en el control de fronteras: “Personalmente, me parece que fue un error haber retirado las cuarentenas en el contexto de los viajes internacionales”.
Cuando la OMS alertó de la aparición de este nuevo linaje del virus, las autoridades de Salud sí endurecieron las restricciones al ingreso, pero dirigidas a los viajeros que retornan desde algún país de África. En estos casos deben realizarse un PCR en el punto de entrada y, además, cumplir una cuarentena de siete días, independiente de su estado de vacunación y del resultado del examen, según lo establece la última actualización del Plan Fronteras Protegidas.
Ignacio Silva, infectólogo del Hospital Barros Luco, coincide en que las medidas al ingreso a Chile no son suficientes para el contexto actual: “Había que reformular el plan de fronteras cuando se conoció la circulación de ómicron, porque se sabía que era mucho más contagiosas que las anteriores, más cuando se supo la situación de los países del hemisferio norte. Me parece que en este momento todavía podemos fortalecer las medidas de control; si bien ya hay circulación comunitaria y probablemente más de lo que se ha comunicado hasta ahora, aún son más los casos que ingresan desde el extranjero, entonces todavía estamos a tiempo para tomar medidas, fortalecer la vigilancia en las fronteras, y una de esas medidas es la cuarentena”.
Durante la última jornada, la Subsecretaría de Salud Pública reportó 698 casos de ómicron en el país. De ellos, el 95% corresponde a viajeros y 18 han sido calificados como casos comunitarios, es decir, no tienen nexo epidemiológico con alguien que haya salido del país. Hasta el momento, no se registra ninguna muerte asociada a esta cepa.
En el último balance transmitido desde el Ministerio de Salud, el titular de la cartera, Enrique Paris, abordó las medidas para el ingreso al país: “Vamos a mantener las medidas tal como están. Creo que hemos hecho un esfuerzo enorme (...), creo que ha funcionado muy bien y vamos a ampliar el espacio en el aeropuerto para tener más capacidad para tomar PCR. Por el momento no hay anuncios de cierre de fronteras y nada más estricto, pero necesitamos la colaboración de la población”.
Temporada estival
En abril de 2021 las autoridades sanitarias decidieron cerrar por segunda vez las fronteras, lo que se extendió hasta julio, cuando se autorizaron las salidas para todas las personas que tuvieran su esquema de inmunización completo. Eso sí, para al regreso se dispuso un test PCR y una cuarentena estricta de 10 días, en los domicilios.
La decisión tuvo efectos inmediatos: si en julio de 2021 salieron 84.414 chilenos del país, con menos restricciones en agosto esa cifra aumentó a 108.938. Y ya para el pasado noviembre -cuando las fronteras estaban abiertas por completo- viajaron 239.062 personas.
El subprefecto Harry Cerda, jefe del departamento de Policía Internacional, advierte que este número seguirá creciendo durante el verano: “Se estima un aumento del 15% en cuanto al flujo de pasajeros, pues alrededor de 400.000 personas entrarán y saldrán del país en esta temporada estival”.
Carmen Gloria, directora comercial de SKY, señala que “en diciembre volamos con un factor de ocupación por sobre el 80%, indicador que proyectamos mantener en enero y en la temporada alta en general, siempre que las condiciones sanitarias así lo permitan”.
Pero la situación epidemiológica de otros países con altos niveles de contagio preocupa a los expertos, pues hay destinos como Estado Unidos, que el pasado martes registró más de un millón de casos de Covid-19, cifra récord a nivel mundial. En Europa el panorama también es preocupante, lo que ha llevado a diversos países a endurecer las medidas sanitarias.
El infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, Carlos Pérez, explicó que “hay que tratar de evitar al máximo los viajes fuera del país, porque muchos tienen un alto número de casos. Entonces, la posibilidad de contagiarse en Europa y el hemisferio norte es elevada. Aunque si uno tiene las tres dosis de vacuna, lo más probable es que el cuadro sea más leve”.
“El principal mensaje es privilegiar el turismo dentro del país. Me parece poco prudente viajar al extranjero, porque hay muchas situaciones que se pueden dar en el viaje, no solo ingresar con una nueva variante más contagiosa como ómicron u otra que pueda aparecer en el tiempo, sino lo que también significa enfermarse en el extranjero”, coincide el infectólogo Ignacio Silva.