A un año del comienzo de la guerra de Rusia en Ucrania, los expertos estiman que el conflicto se ha visto estancado, sin que ninguna de las dos partes haya conseguido mayores avances. Rusia intensificó recientemente su esfuerzo para capturar la totalidad del corazón industrial de Donbás, en el este de Ucrania. Mientras que Kiev y sus aliados occidentales también dicen que Moscú podría intentar lanzar un ataque más amplio y ambicioso en otros sitios a lo largo de la línea del frente de más de 1.000 kilómetros. Al tiempo que Ucrania espera tanques de batalla y otras armas nuevas prometidas por Occidente para recuperar las áreas ocupadas.
En este contexto, Rusia ha enviado al frente de batalla a conscriptos sin experiencia en esta nueva ofensiva. En los últimos días, se reportaron distintos asaltos en la zona este de Ucrania de grupos pequeños de tropas rusas, focalizados en el frente de la región de Donbás, sumado a ataques con naves no tripuladas en localidades cerca de Kiev. Según el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en las últimas 24 horas, las tropas ucranianas retuvieron 81 ataques en las ciudades de Bakhmut, Lyman, Avdiivka, Kupyansk y Shakhtarsk.
Según expertos consultados por The New York Times es difícil que Moscú “ofrezca una amenaza mucho mayor en su última ofensiva”. El Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo analítico con sede en Estados Unidos, dijo que el asalto ruso cerca de Lyman ya había entrado en su fase más intensa, sin que Rusia obtuviera ganancias territoriales, consignó el periódico.
Rusia “probablemente carece de suficientes reservas no comprometidas para aumentar drásticamente la escala o la intensidad” en el invierno, dijo el grupo en una nota reciente.
Plagada por una escasez de tanques y otros vehículos, la ofensiva de Rusia “muy probablemente culminará muy por debajo de sus objetivos”, concluyeron los analistas.
A esto se suma un ataque con aeronaves kamikaze en la noche del día lunes 27, en la ciudad de Khmelnytskyi, ubicada a 322 kilómetros de Kiev, tal como informaron las autoridades locales. Durante el asalto, once de los catorce drones fueron derribados, sin embargo, las explosiones mataron a dos personas, según contó el alcalde Oleksandr Symchyshyn. Junto a esto, se detectaron otros dos ataques en Zaporizhya.
El desgaste del Ejército ruso
Sin embargo, la ofensiva rusa, según los analistas, no ha generado mayor impacto en el desarrollo del conflicto en Donbás, lo cual muestra el desgaste que han sufrido las fuerzas militares del Kremlin a lo largo de la guerra.
Según funcionarios occidentales, cerca de 200.000 soldados rusos resultaron heridos o muertos, sumado a los miles de tanques y vehículos de guerra capturados por Ucrania. Esto produjo que Rusia perdiera a una gran cantidad de sus combatientes experimentados, además de comenzar a quedarse sin munición ni artillería, según funcionarios de Reino Unido.
Lo anterior provocó que el Kremlin enviara a decenas de miles de soldados al frente, sin tener mayor entrenamiento, caso similar a la movilización de la población rusa en septiembre del año pasado.
Por su parte, un análisis hecho por el Instituto para el Estudio de La Guerra (ISW) llegó a conclusiones sobre el desgaste de las fuerzas rusas: “Es probable que Rusia carezca de suficientes reservas no comprometidas para aumentar drásticamente la escala o la intensidad de la ofensiva este invierno”, indicó el ISW en su análisis.
A esta situación complicada para Rusia se suman los conflictos con el grupo Wagner, compañía de mercenarios liderada por Yevgeny Prigozhin, cercano a Putin, pero cuya relación parece comenzar a romperse.
Varios pleitos entre el ejército y la empresa mercenaria han ocurrido durante el transcurso de la guerra, a lo cual se sumó el reemplazo del general Serguei Surovikin por el jefe del Estado Mayor ruso Valeri Gerasimov, para liderar las operaciones en Ucrania, lo cual enfureció a Prigozhin y generó un quiebre entre él y la cúpula de Defensa del Kremlin.
Sin embargo, aún frente al evidente estado de la milicia rusa, oficiales de Occidente, como el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Mark A. Milley, apuntaron a que no debe desestimarse el poder de las fuerzas del Kremlin, debido a que aún poseen armamento y vehículos militares, según comentó a The New York Times: “Putin llamó a filas a varios cientos de miles de personas, que han ido llegando al campo de batalla. Así que tienen números, y si tienen éxito o no en presionar la lucha, eso está por verse”.