Un estudio publicado por el Banco Mundial esta semana, que lleva por título “¿Puede la migración beneficiar a Chile?: Desafíos y oportunidades”, muestra el impacto económico de la inmigración en nuestro país, poniendo énfasis en la población de origen venezolano. Entre los efectos positivos, tendría importancia la llegada sobre todo de personas en edad de trabajar, lo que generaría un buen escenario para el crecimiento económico.

Siendo más de medio millón de migrantes venezolanos (532 mil), que se suman al otro 1,1 millones de extranjeros provenientes de otras nacionalidades, todos en conjunto habrían aportado un 0,8% en el PIB entre 2017 y 2023. En total, los extranjeros que forman parte de la población económicamente activa son 1,2 millones, recalca el estudio.

Según indica el informe, considerando la edad de migrantes, éstos tienen una participación muy activa en el mercado laboral (80,8%), provocando un “bono demográfico”. Esto, en un país con un proceso de envejecimiento tan acelerado como el chileno, es visto como una “oportunidad de crecimiento”, destaca el estudio.

A un migrante le escanean sus huellas dactilares como parte de una campaña de registro biométrico, en una oficina de investigación policial, en Santiago, el 11 de julio de 2023. Foto: Archivo

El estudio, que empezó en el año 2017, fue ofrecido por el Banco Mundial al gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera, y siguió desarrollando después del cambio de gobierno. La organización lleva años haciendo investigaciones relativas a la migración el país, como por ejemplo la Encuesta Nacional de Migración del año 2022. Entre uno de los datos que destaca el texto, está el hecho de que el 85% de los migrantes venezolanos tiene intenciones de permanecer en Chile.

El documento da tres ámbitos en los que la migración ha significado un aporta económico a nuestro país: en términos demográficos, macroeconómicos y fiscales.

En ese sentido, la edad de los migrantes es un factor clave, como señalan desde la organización: “La población venezolana y de otras nacionalidades que llega a Chile está compuesta en su mayoría por jóvenes que comienzan su etapa productiva. En promedio entre todas las nacionalidades de migrantes, el 20,3% tiene menos de 25 años y el 32,4% tiene entre 25 y 34 años. El 36% de los migrantes venezolanos y el 46,3% de los haitianos son jóvenes en edad de trabajar, entre los 25 y 34 años. Esto crea un bono demográfico para Chile, dado que la población en edad de trabajar es mayor que la población dependiente”.

Otro factor a tomar en cuenta a la hora de considerar la migración, es que la mayoría de las personas extranjeras “dependientes” son menores de edad, lo que se traduce en el “bono demográfico”. “Del total de la población migrante de todas las nacionalidades, el 9% tiene entre 0 y 14 años, y solo el 3,8% tiene más de 65 años, en contraste con la población chilena, donde el 18,9% tiene entre 0 y 14 años, y el 13% tiene más de 65 años. Es decir, los chilenos tienen más dependientes niños y adultos mayores”, indican desde el Banco Mundial.

Extranjeros esperan ser atendidos en la Seremi de Educación. Foto: Archivo

En el ámbito macroeconómico, el estudio asegura que la sola migración venezolana subió un 0,2% el crecimiento real del PIB entre 2017 y 2023. A eso, se le suma que esta población habría aumentado, en el mismo período, 117 dólares el PIB per cápita.

Más allá de la migración venezolana, la suma de todas las migraciones habría aportado 399 dólares al PIB per cápita de Chile. Con sus 1,2 millones de personas “económicamente activas”, los inmigrantes aumentaron un 1,7% el consumo del país.

En el ámbito fiscal, mientras tanto, el estudio asegura que, precisamente por tratarse de personas “económicamente activas”, las personas migrantes aportan más impuestos al Estado, sin por eso tomar tantos beneficios sociales. “Es decir, actualmente lo que pagan en impuestos es más de lo que reciben en servicios de salud, educación, transferencias y subsidios”, asegura el Banco Mundial.

Estudiantes migrantes en Chile. Foto: Mario Téllez/La Tercera

En ese sentido, según detalla el estudio, los migrantes en general aportan más al Fisco que los propios chilenos. “La tasa de sostenibilidad fiscal de las personas chilenas es de 1,012, lo que significa que por cada peso de beneficio a un chileno el Fisco recibe 1,01 de impuestos. Mientras tanto, la tasa de sostenibilidad fiscal de los migrantes venezolanos es 1,63 y la de los otros migrantes es 1,61. Es decir que por cada peso chileno que recibe en beneficios sociales, un migrante venezolano paga en impuestos 1,63″, indican desde la organización que elaboró el estudio.

En cuanto a qué cosas puede hacer el Estado chileno para aprovechar la migración y las oportunidades que ofrece, el documento recomienda, entre otras cosas, fortalecer la gestión migratoria y el registro biométrico. Asimismo, “proveer apoyo específico a la población receptora expandiendo servicios y fortaleciendo mercados”, señalan desde la institución.

Una de las cosas que sería clave en esto es la “desconcentración espacial” de los migrantes, de tal modo que su aporte no se quede solo en las grandes ciudades. Además, el Banco Mundial recomienda prestar atención complementaria “a los grupos de población migrante más vulnerables, incluyendo niños separados, personas mayores”.