“He autorizado un decreto que en el marco del estado de emergencia permite, además, requisar herramientas, maquinaria, agua si es necesario, a quienes no estén disponibles a entregarlas por las buenas. Esperamos que no sea necesario utilizar eso, pero de ser así, lo vamos a hacer”. De esta manera, el 8 de febrero, el Presidente Gabriel Boric anunciaba el endurecimiento de las medidas aplicadas por el gobierno para contener la masiva propagación de incendios en el sur del país, donde también se incluía el toque de queda.
No eran días fáciles y recién habían pasado cinco días desde que se había decretado el estado de emergencia en las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía, donde, desde el 3 de febrero, son las Fuerzas Armadas (FF.AA.), las encargadas de controlar y fiscalizar la circulación de las personas en estas zonas. La voracidad de los siniestros no disminuía y el debate por la intencionalidad crecía.
Veinte días después, el rol de las FF.AA. es evaluado de buena manera, no solo por el gobierno, sino que también por los gremios. Según datos del Sistema Digital para Control de Operaciones (Sidco) de Conaf, analizados por la Corporación Chilena de la Madera (Corma) -con cifras hasta el 23 de febrero-, desde que se decretó el estado de excepción la ocurrencia promedio de incendios bajó de 80 a 35 siniestros diarios.
En términos porcentuales, la baja representa un 56% de incendios menos, en comparación con los 20 días previos a que se decretara el estado de excepción.
Las FF.AA. y el gremio maderero creen que las razones de esta baja se relacionan al control de los militares en estas zonas, hasta donde se desplegaron cerca de dos mil efectivos, quienes se sumaron a los mil que ya estaban en La Araucanía y Arauco, por el estado de excepción, decretado en mayo del año pasado.
En el gobierno explican que se trata de dos contingentes distintos, es decir, que una parte de los efectivos militares presta labores de apoyo para la fiscalización requerida por la emergencia de los incendios, y otro grupo está abocado al control de rutas y monitoreo en temas de seguridad y orden público. Ambos contingentes en constante coordinación con Carabineros.
“Quiero reconocer y destacar el despliegue de las Fuerzas Armadas en esta emergencia. Hay un conocimiento acumulado, una experiencia de años de colaborar con otros organismos del Estado en situaciones de catástrofe como esta y eso se ha notado. La coordinación de todos los equipos y medios disponibles, trabajo en el combate del fuego, evacuaciones de la población, patrullajes”, explica la ministra de Defensa, Maya Fernández.
El efecto del toque de queda
Otra de las consecuencias del despliegue militar en la zona tiene que ver con el efecto que provocó la activación del toque de queda.
Si con el estado de excepción se registró una baja en los incendios, con el decreto del toque de queda, estos disminuyeron aún más, promediando 18 siniestros diarios. Acá, apuntan tanto en las FF.AA. como en el gremio maderero, el control durante las noches ha disminuido mucho el tránsito de las personas.
Por ejemplo, el 23 de febrero se registraron 13 incendios forestales a nivel nacional, según los datos recogidos por la Corma. Esta cifra es la más baja desde que se comenzó la emergencia, durante la segunda quincena de enero.
El presidente de Corma, Juan José Ugarte, indica que “las condiciones climáticas son las mismas desde antes del estado de excepción, no han variado. Por el contrario, seguimos con altas temperaturas, baja humedad y viento cálido. Pero lo que ha cambiado es que ahora hay patrullajes efectivos en zonas con alta intencionalidad, copamiento territorial, control carretero, prohibición de tránsito en algunas zonas, prohibición de transporte de bidones con gasolina y el toque de queda, medidas que han demostrado ser muy efectivas para inhibir el actuar de grupos criminales que se dedican a provocar incendios intencionales”.
Ugarte agrega que “la lección que nos deja esto es que hay que hacer diagnósticos concordados y analizar bien las cifras y las tendencias, y aquí la conclusión es clara: el clima usted no lo puede manejar, pero sí las conductas delictuales, como es el caso de los incendios intencionales”.