Francia abrió un juicio el miércoles que examinará los orígenes y las consecuencias de los ataques terroristas que arrasaron la capital francesa hace casi seis años, matando a 130 personas y sacudiendo la psique nacional.
El juicio forma parte de la lucha de Francia por enfrentarse a uno de los capítulos más sangrientos de su historia moderna. El año pasado, un tribunal francés condenó a 14 personas por ayudar a llevar a cabo el ataque terrorista de enero de 2015 contra la sala de redacción de Charlie Hebdo y una tienda de comestibles kosher. Ese juicio reabrió heridas históricas y marcó el inicio de un nuevo ciclo de violencia, incluida la decapitación de una profesora de secundaria en octubre del año pasado.
El juicio profundizará en los ataques coordinados que se desarrollaron el 13 de noviembre de 2015 contra el estadio nacional de fútbol de Francia, la sala de conciertos Bataclan y cafés en todo París. Posteriormente, el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los ataques.
“Es importante para mí ponerme de pie y decir que esto no está bien, y que nunca lo olvidaremos”, dijo Helen Wilson, una nativa de Los Ángeles que estaba dentro del Bataclan la noche del ataque con su exnovio, que murió en los tiroteos. Se espera que Wilson y otros sobrevivientes testifiquen en el juicio.
Catorce acusados comparecerán en persona en el juicio, incluido el único militante sobreviviente de los ataques de esa noche, el francés Salah Abdeslam, de 31 años. Ha sido acusado de participación en asesinato en un contexto terrorista, intento de asesinato en un contexto terrorista y participación en un grupo terrorista.
El miércoles, Abdeslam apareció en el banquillo de los acusados con una camiseta negra y una mascarilla negra. Habló para confirmar su nombre y fecha de nacimiento. Se negó a dar los nombres de sus padres.
Cuando el juez le preguntó sobre su profesión, dijo que la había dejado “para convertirse en un combatiente del Estado Islámico”.
Más tarde en el día, Abdeslam se levantó de su asiento y gritó que él y su compañero acusado habían sido “tratados como perros” durante los últimos seis años. “Nunca me he quejado, porque sé que resucitaremos después de la muerte y tendrás que responder por tus acciones”, dijo.
“Este no es un tribunal eclesiástico, es un tribunal democrático”, respondió el juez.
Todos los demás militantes que llevaron a cabo esos ataques murieron en tiroteos con la policía o detonaron chalecos suicidas.
Los fiscales alegan que Abdeslam desempeñó un papel clave en la logística de la operación, incluida la conducción por Europa en los meses anteriores al asalto para recoger a los posibles atacantes que habían llegado a Europa ocultos entre los refugiados que llegaban de la Siria devastada por la guerra.
La noche de los ataques dejó a tres terroristas en el estadio de fútbol antes de que detonaran sus chalecos suicidas, según los fiscales. Abdeslam luego se deshizo de su propio chaleco suicida y huyó de París temprano a la mañana siguiente para regresar a Bélgica, según los fiscales.
Después de ser el hombre más buscado de Europa durante meses, Abdeslam fue arrestado en marzo de 2016 en Bruselas. Días después de su arresto, terroristas sospechosos de formar parte de la misma célula mataron a 32 personas e hirieron a 270 más en ataques coordinados en un aeropuerto y en un Metro de la capital belga. En 2018, Abdeslam fue sentenciado a 20 años de prisión por un tribunal belga por intento de asesinato por su participación en un tiroteo con la policía unos días antes de su arresto.
Un abogado de Abdeslam no respondió a las solicitudes de comentarios. Durante su juicio en 2018 en Bruselas, Abdeslam hizo una sola declaración: “Júzguenme, no les temo a ustedes ni a sus asociados. Solo confío en Alá”.
Otros 19 hombres se enfrentan a un juicio por una serie de cargos relacionados con el terrorismo por su presunta participación en la provisión de apoyo logístico y de planificación para los ataques. Uno de ellos es Mohamed Abrini, de 36 años, quien ha sido acusado de pertenencia a una organización terrorista y complicidad en asesinato en un contexto terrorista. Es un amigo de la infancia de Abdeslam que viajó a París con los 10 atacantes el día antes del ataque, según los fiscales. También fue filmado por cámaras de seguridad acompañando a dos atacantes suicidas en el aeropuerto de Bruselas antes de que se hicieran estallar.
Abrini le dijo a un juez belga después de su arresto en 2016 que solo vino a la región de París para acompañar a sus amigos en sus últimos momentos.
Seis de los hombres serán juzgados en ausencia, incluidas varias figuras del Estado Islámico que, según los fiscales, desempeñaron un papel en el ataque mientras se encontraban en lo que entonces era el territorio del grupo militante en Siria o Irak. Según los informes, cinco de estos hombres han sido asesinados desde entonces, incluido Oussama Atar, un ciudadano belga sospechoso de coordinar los ataques desde Siria, y Fabien Clain, quien se hizo conocido como la “voz de los ataques de París” después de leer una declaración del Estado Islámico en francés reclamando responsabilidad por la carnicería.
Se espera que el juicio dure casi nueve meses, y se ha instalado una estructura temporal en el Palais de Justice en el centro de París para albergarlo a un costo de casi ocho millones de euros, equivalente a US$ 9,5 millones. Los procedimientos siguen a una investigación global de un año de duración e involucran a alrededor de 1.800 denunciantes civiles, unos 330 abogados y más de 140 medios de comunicación acreditados. En Francia, generalmente está prohibido filmar o grabar un caso judicial, pero las autoridades han instalado ocho cámaras para grabar un evento que consideran histórico.
Se espera que suban al estrado cientos de testigos, incluido el expresidente François Hollande, el exministro del Interior Bernard Cazeneuve, jefes de inteligencia y decenas de sobrevivientes.
Los ataques comenzaron alrededor de las 9.20 p.m. hora local en el Stade de France, donde la selección de fútbol de Francia se enfrentaba a Alemania. Casi al mismo tiempo, en el corazón de París, tres atacantes dispararon a las víctimas en cinco bares y restaurantes, matando a 39. Uno de los tres atacantes, Brahim Abdeslam, el hermano mayor de Salah Abdeslam, detonó su chaleco suicida en un sexto lugar, hiriendo varias personas. A las 9.47 p.m., otros tres atacantes comenzaron a disparar metódicamente a miembros de la audiencia dentro de la sala de conciertos de Bataclan, matando a 90.
Los ataques encendieron un debate que continúa hasta el día de hoy sobre hasta dónde debe llegar un país, conocido como un faro de las libertades civiles, en restringir las libertades personales para reforzar su red de seguridad. Francia declaró el estado de emergencia a raíz de los ataques y desplegó un extenso aparato de seguridad con soldados que patrullaban las calles de París y trabajadores de seguridad que revisaban las bolsas frente a las tiendas de comestibles. La seguridad y el impacto del extremismo islámico en la sociedad francesa siguen siendo cuestiones clave mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales del próximo año.
A finales de agosto, el Presidente francés, Emmanuel Macron, realizó un viaje a Medio Oriente con escalas en Bagdad y Mosul, un antiguo bastión del Estado Islámico. El lunes, un funcionario francés dijo que unas 7.535 personas se encuentran actualmente en una lista de vigilancia de terroristas.
Alexis Lebrun, quien también estaba dentro del Bataclan la noche de los asaltos, dijo que esperaba que el juicio proporcionara más información sobre los motivos de los atacantes y las fallas de los servicios de inteligencia franceses. Aun así, dijo: “No te devolverá lo que perdiste, sea lo que sea. No te transportará al 12 de noviembre de 2015”.