Con mensajes de unidad, la derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo prometieron que respetarán cualquiera sea el resultado de las elecciones presidenciales de este domingo en Perú, y para las que se anticipa un final ajustado. Todo esto, en un país profundamente dividido, con una feroz crisis política y mientras la pandemia no da tregua. La semana pasada Perú pasó a tener la mayor tasa de mortalidad del mundo por Covid-19, tras ajustar las cifras, y acumula casi dos millones de contagios y más de 186.000 decesos.
Fujimori encabezaba el balotaje, según un sondeo a boca de urna de la firma Ipsos Perú. La candidata de Fuerza Popular habría obtenido el 50,3% de los sufragios y su rival de Perú Libre el 49,7%, dijo el estudio que tiene un margen de error de más o menos un 3,0% difundido por el canal América Televisión.
Castillo encabezó por la mañana un desayuno familiar en el patio interior techado de su casa en el caserío de Chugur, en la región norteña de Cajamarca, y acudió a votar al mediodía al cercano pueblo Tacabamba, seguido por las calles por centenares de lugareños.
“He tomado una decisión, no voy a estar en Lima por la salud de mis padres”, anunció el candidato izquierdista tras sufragar en la escuela Simón Herrera, al anular su plan de viajar a la capital a esperar los resultados. “Vamos a ser respetuosos en cuanto haya algún informe oficial” del escrutinio del balotaje, indicó también el candidato, de 51 años, vestido con casaca marrón y sombrero blanco de copa alta, típico de los campesinos de Cajamarca.
Su rival, quien votó en la tarde en el distrito limeño de Surco, también indicó que reconocerá los resultados del balotaje, algo que no hizo en 2016, cuando perdió ante el banquero Pedro Pablo Kuczynski. “Desde ahora puedo decir que sea cual sea el resultado, respetaré la voluntad popular como debe ser”, prometió la candidata, de 46 años, que se juega por tercera vez la posibilidad de convertirse en la primera presidenta de Perú.
Un resultado electoral demasiado estrecho podría ser puesto en duda por ambos candidatos, según analistas. En la elección de 2016, Fujimori perdió por apenas un 0,24% de los votos tras haber estado arriba en todos los sondeos una semana antes. Los más de 11.400 locales de votación en ciudades y pueblos de la sierra andina, la selva amazónica y la costa funcionaron hasta las 19.00 tras recibir durante 12 horas los votos de 25 millones de ciudadanos.
Castillo, un profesor de primaria que propone reescribir la Constitución de Perú para fortalecer el papel del Estado en la economía, se convirtió en la sorpresa de la elección y su ascenso puso nerviosos a los inversionistas y a las elites más acomodadas del país minero. Fujimori, hija mayor del encarcelado exmandatario Alberto Fujimori, promete mantener el modelo de libre mercado en su tercer intento por llegar al poder y convertirse en la primera mujer presidenta de Perú. Gane quien gane, sin embargo, Perú seguirá manteniendo un perfil conservador con el rechazo de ambos a legislar sobre aborto, matrimonio homosexual e identidad de género.
Si gana Fujimori, “no es tarea fácil, dadas las desconfianzas que su nombre y el de su familia genera en amplios sectores. Deberá rápidamente tranquilizar los mercados, y generar medidas que permitan la reactivación”, dijo a France Presse la politóloga Jessica Smith. Y si vence Castillo, deberá “mostrar un liderazgo independiente” de los líderes de su partido y “consolidar una mayoría parlamentaria que le permita llevar a cabo su ambicioso programa”, añadió. En tanto, el analista Luis Pásara indicó que “tomará tiempo calmar las aguas, porque la polarización es feroz y hay un ambiente de conflictividad social”.