Giro hacia la energía nuclear: Japón apuesta por retomar la construcción de reactores

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Funcionarios japoneses realizan labores de inspección en la planta nuclear de Fukushima.

Luego de la desactivación de distintas plantas tras el desastre de Fukushima en 2011, los japoneses y su primer ministro prefieren volver a utilizar este tipo de energía, en miras a reducir sus emisiones de CO2.


Motivos ambientales por un lado y económicos por el otro: este miércoles, después de años intentando dejar de usar energía nuclear, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció que reforzará el uso de esta en los próximos años. Comprometido en alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, el país asiático ha optado por las plantas nucleares como una forma de frenar las emisiones de gases con efecto invernadero.

Con la invasión rusa de Ucrania como antecedente, y ante la preocupación por una posible escasez energética en el mediano plazo, Kishida anunció que hay planes de construir nuevas plantas nucleares de última generación, dando la espalda al “apagón atómico” que tuvo lugar luego de la tragedia en la central Fukushima Daiichi en 2011. “La invasión rusa de Ucrania ha transformado enormemente el panorama energético mundial (…) Japón necesita tener en mente potenciales escenarios de crisis en el futuro”, señaló el primer ministro.

Por primera vez desde 2011, según encuestas en el archipiélago, son más los japoneses de acuerdo con la apertura de las centrales cerradas y menos los que opinan que deberían permanecer inactivas.

En el contexto de un encuentro llamado “Green Transformation”, el primer ministro de Japón hizo el anuncio. “Además de asegurar la operación de los 10 reactores que ya están en línea, el gobierno encabezará un esfuerzo para hacer todo lo posible por reiniciar los otros, cuya seguridad ha sido aprobada por la agencia nuclear del país”, señaló Kishida. Del mismo modo, el jefe de gobierno comentó sobre “dar el máximo uso a las plantas nucleares existentes”.

“Japón debe ir resolviendo sus problemas de cara al futuro mientras promueve la transformación energética”, indicó el jefe del gobierno, anunciando un plan que no solo construiría plantas nuevas, sino que adaptaría las que ya están funcionando, y daría funcionamiento a las que se pusieron fuera de operación. El plan incluye también la extensión de la vida máxima de los reactores, en miras a que puedan operar más de 60 años. Luego del desastre de Fukushima, se habían introducido medidas más estrictas, llegando a bajar a 40 años la vida útil de una planta nuclear.

Si hoy solo 10 reactores siguen activos, los objetivos de Japón para 2030 exigen que los casi 33 del país vuelvan a funcionar. De hecho, un pequeño grupo de políticos tanto del oficialismo como de la oposición ha pedido la aceleración de la puesta en marcha, pero aquellos reinicios dependen también de la aprobación de los gobiernos locales y los criterios de seguridad.

Vista aérea de la zona de almacenamiento de aguas tratadas luego del accidente nuclear en Fukushima. Foto: Reuters

Luego del accidente en la central de Fukushima, desencadenado por un terremoto y tsunami en marzo de 2011, Japón hizo más estrictos los criterios de seguridad para las centrales nucleares. En ese entonces, tanto el gobierno como la autoridad reguladora obligaron a todas las plantas del país a suspender sus operaciones hasta que se adaptaran a los nuevos estándares posdesastre.

Ya en 2022, 10 de los reactores funcionan, pero no todo el tiempo: a finales de julio, siete estaban operando, mientras que los otros tres estaban en mantenimiento. A pesar de haberse comprometido a la neutralidad de carbono en 2050, durante toda la década Japón profundizó su dependencia de los combustibles fósiles, en su mayoría importados. Si ya el año pasado el precio de estos había aumentado, el alza se disparó luego de la invasión rusa a Ucrania.

Miembros de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, en reunión con el Ministerio de Economía japonés. Foto: AP

No solo Kishida ni los políticos nipones han optado por la energía nuclear: según un sondeo realizado por Nikkei, el 53% de los ciudadanos japoneses opina que los reactores nucleares deberían volver a funcionar si se puede garantizar su seguridad, mientras que el 38% estima lo contrario. Esta es la primera vez, desde 2011, en que este índice supera el 50%: en septiembre, una encuesta similar le daba 44% de apoyo a la reanudación, en una investigación que viene replicándose durante más de una década.

Luego de la fusión de los tres reactores de Fukushima, que ha sido el segundo peor accidente nuclear en la historia, después del de Chernobyl en 1986, la opinión pública le dio la espalda en masa a la energía nuclear. Pero con la reciente alza de los precios de la energía en todo el mundo, y luego de que se dejasen fuera de servicio en el archipiélago varias centrales de gas y carbón, la gente está viendo con mejores ojos esta fuente de energía. El cierre de aquellas centrales fue provocado por un temblor y provocó una alerta en el suministro eléctrico tokiota, que estuvo a punto de sufrir un apagón generalizado.

En entrevista con Bloomberg TV, el exdirector ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, afirmó: “Hay un fuerte viento de cola para la energía nuclear en este momento”. “Si Japón vuelve a poner en marcha la energía nuclear, las empresas de servicios públicos del país podrían revender el gas licuado sobrante a Europa”, señaló el economista.

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