Seguramente, la de este año será la discusión del Presupuesto de la Nación más compleja de al menos la última década. La delicada situación fiscal con la que está quedando el país luego de la crisis sanitaria y las elecciones presidenciales y parlamentarias fijadas para fines de año, son los ingredientes especiales que estarán presentes en el debate y que vienen a complicar aún más la tramitación del erario fiscal 2022.
La fuerte expansión del gasto público proyectada para este año, del orden de 30%, tiene que comenzar a ser retirada si es que se quiere retomar una cierta trayectoria de convergencia de la política fiscal, dicen tanto los expertos como las propias autoridades económicas. Estas últimas han planteado tácitamente un escenario es que el gasto público se contraería entre 20% y 25% en 2022, pero para los analistas es poco probable que pueda haber un ajuste de esa magnitud.
Esto, porque todavía se necesitan recursos para la recuperación del empleo y la inversión. Además, es el inicio de un nuevo gobierno que llegará con sus planes y programas, por lo que no ven viable políticamente tal freno. Incluso, los jefes de los programas económicos de las principales candidaturas presidenciales ya lo han señalado: no es posible quitar todo el estímulo fiscal en un solo año, sino que deberá ser gradual en un período más largo.
Por todo aquello y para tratar de aislarlo en algo del ciclo político, es que el gobierno comenzó a explorar la idea de adelantar el envío del proyecto para la próxima semana. Hace unos días, Hacienda sondeó el terrero con algunos senadores y diputados para ver qué les parecía. Algunos le dieron el visto bueno y otros no tanto.
No obstante, es un tema que también se ha tratado internamente en el Ejecutivo: el de “acelerar” dicho cronograma. De hecho, según fuentes de La Moneda, el propio ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, lo conversó con Cristián Larroulet, jefe de asesores del segundo piso de Palacio. Afirman que el punto en cuestión es si el equipo de la Dirección de Presupuestos (Dipres) alcanza a terminar todos los aspectos y detalles del erario anticipadamente, aunque indican que se está trabajando “a toda máquina” para lograrlo.
Así, conocedores del tema en el gobierno explican que el propósito sería que el Presupuesto 2022 ingrese al Congreso a más tardar el viernes 24 de septiembre, para comenzar el lunes 27 con la presentación del Estado de la Hacienda Pública y seguir el martes 28 con el Informe de Finanzas Públicas. Con eso, ya el miércoles 29 se podría iniciar el debate de las subcomisiones especiales mixtas de presupuestos.
De concretarse esto se adelantaría en una semana la tramitación, porque tradicionalmente el Presupuesto se ingresa el último día de septiembre, es decir, el 30. De hecho, los últimos tres proyectos se ingresaron entre el 27 y el 30 de septiembre. Una vez iniciado el trámite, el Congreso Nacional tiene un plazo máximo de 60 días para ser aprobado y despachado.
Como las elecciones presidenciales y parlamentarias están fijadas para el domingo 21 de noviembre, lo que se busca al ingresar el erario el 24 de septiembre, es que su paso por el Congreso esté lo más avanzado posible antes de la primera vuelta presidencial y los acuerdos establecidos.
Aumento del gasto, la principal variable
El lunes de la presente semana Hacienda entregó las estimaciones realizadas por los comités de expertos del crecimiento del PIB tendencial y del precio del cobre de largo plazo. Para el primero, la proyección es de 2,6%, superior al 1,7% previsto en el Presupuesto de 2021. Y la segunda variable quedó fijada en US$3,31 la libra. Esta cifra también es mejor que los US$2,88 que se establecieron para 2021. Con ambas cifras, el fisco determina los ingresos estructurales que tendrá el país y el espacio con el que cuenta para el crecimiento del gasto público de 2022.
Con estas proyecciones de PIB y precio del cobre hay mayores recursos, lo que da algo de mayor espacio fiscal para que el gasto se contraiga un poco menos de lo previsto por las autoridades económicas,. Así, de acuerdo a los cálculos de los expertos, el gasto fiscal en el Presupuesto del próximo año debería caer entre 12% y 20%.