“El espantapájaros favorito del electorado conservador de Brasil, al menos de aquel que llevó a Jair Bolsonaro a la presidencia en 2018, está de vuelta en el campo de la política: Luiz Inácio Lula da Silva”, escribió el columnista del diario Folha de S. Paulo, Igor Gielow, luego de la decisión del lunes del ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Edson Fachin, quien devolvió el derecho a postularse al líder del Partido de los Trabajadores (PT) tras anular sus condenas en la Operación Lava Jato y trasladar los procesos de Curitiba a Brasilia.

Y es que el regreso de Lula a la arena política redistribuyó las cartas en el escenario electoral de cara a 2022. “Si hasta ahora se pensaba que en las elecciones de 2022 la izquierda no tenía un nombre y un candidato, pues ahora si Lula efectivamente quiere participar y volver a ser presidente puede ser ese nombre que vuelva a unir a la izquierda en Brasil o lo intente para hacer frente a Bolsonaro y otros candidatos”, comentó a La Tercera Paulo Afonso Velasco Júnior, cientista político de la Universidad del estado de Río de Janeiro.

SI bien el columnista de O Globo Lauro Jardim asegura que “muchas personas dentro del propio partido creen, en silencio, que una nueva candidatura del expresidente es un error”, en la dirigencia del PT no parece haber dudas. “Quiero que sea él. Esta pasó a ser una decisión de él. Si quiere, no hay discusión en el PT, será candidato”, dijo el senador por Bahía, Jaques Wagner, al tiempo que la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, reconoció que “Lula siempre ha sido nuestro candidato, pero eso depende de él”. El secretario nacional de comunicación del PT, el exdiputado Jilmar Tatto, cree que el exmandatario debería ser el abanderado en 2022. “Seguiremos recorriendo Brasil presentando nuestro plan de reconstrucción, tanto con Lula como con (Fernando) Haddad (candidato en 2018). Lula ahora es elegible. Solo no será candidato si no quiere”, dijo el dirigente.

En una entrevista publicado el sábado por el diario El País, Lula reconoció que “si los partidos de izquierda entienden que puedo representarlos, no tengo ningún problema en hacerlo”. Pero también dejó claras sus condiciones: “La única posibilidad de que sea yo, porque no voy a disputarlo con nadie, es que la gente entienda que soy el mejor candidato”.

En ese sentido, afirma el diario O Globo, los petistas estiman qu con la entrada de Lula a la carrera presidencial, dos de los otros precandidatos de partidos de izquierda dejarían la carrera. Para ellos, Guilherme Boulos (PSOL) y Flávio Dino (PCdoB) no se atreverían a enfrentarse al expresidente en las urnas. “Si la oposición llega (a 2022) con cuatro o cinco candidatos, corre el riesgo de no ir a la segunda vuelta. Yo voy a trabajar por la unidad”, señaló Boulos.

Así, en el campo de la izquierda se mantendría como opositor su exministro Ciro Gomes (PDT), que ha tomado un tono severo de crítica a Lula y al PT. “No cuenten conmigo para este circo”, dijo el político durante una entrevista con el columnista de UOL Kennedy Alencar. De hecho, el presidente nacional del PDT, Carlos Lupi, dijo que mantendrán la candidatura de Ciro Gomes. “Nada cambia en la primera ronda. Tendremos a Lula y Ciro. En la posible segunda vuelta contra Bolsonaro, estaremos juntos. Ciro representa el futuro; Lula, el pasado”, comentó Lupi.

A la luz de estas declaraciones, el periódico carioca destaca que “queda distante” una alianza de la izquierda en torno al PT para la disputa por el Palacio de Planalto el próximo año. Lo mismo piensa Murillo de Aragão, analista de Arko Advice, quien dijo a France Presse que uno de los desafíos más difíciles de Lula, si decide lanzarse a la arena electoral, sería el de “unir a la izquierda”. “Actualmente esa unión no está clara”, señala.

Golpe al centro

“La inesperada posibilidad de una candidatura al Palacio de Planalto de Luiz Inácio Lula da Silva en 2022 cayó como un relámpago en la centroderecha brasileña”, destaca Gielow. En la misma línea, para los aliados de Bolsonaro el regreso de Lula a la contienda fortalece tanto a la izquierda como a la derecha, que están entusiasmadas con la polarización y, por tanto, “reducen las posibilidades de una candidatura al centro”, apunta O Globo.

“La decisión del ministro Fachin que anuló las condenas de Lula hace que sea más probable que el PT se enfrente a un duelo con Bolsonaro. Al mismo tiempo, reduce el espacio para la invención de una candidatura denominada ‘de centro’”, reitera Bernardo Mello Franco, columnista de O Globo. Y la consultora Eurasia Group comparte el análisis: “La presencia de Lula claramente dificultará las chances electorales de un candidato centrista”.

Con todo, apunta Gielow, el efecto más inmediato fue una aceleración del proyecto presidencial del gobernador de Sao Paulo, João Doria, quien presenta como sus cartas de triunfo la vacuna Sinovac y la lucha contra la pandemia. Inicialmente, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) buscaba disuadir a la disidencia interna, encarnada hoy en el gobernador de Río Grande del Sur, Eduardo Leite, para definir al candidato de la colectividad a principios del próximo año. Pero tras el anuncio de Fachin, la disputa se adelantó para octubre.

Pero dos ministros del gabinete de Bolsonaro, citados por O Globo, consideran que la decisión de Fachin impuso una derrota anticipada a João Doria, a Ciro Gomes, al exministro y juez de la Lava Jato, Sergio Moro, y al presentador de televisión Luciano Huck, considerado como tercera opción en la disputa por el Palacio de Planalto. “Es el fin de Huck y Doria. Se acabó el juego para ellos”, comentó al diario carioca un ministro en carácter reservado.

En los análisis preliminares de los interlocutores del gobierno, señala O Globo, Bolsonaro tiende a salir fortalecido, ya que el regreso de Lula al escenario político refuerza su discurso antipetista, que lo ayudó a ser elegido en 2018. “Lula coloca a Bolsonaro en una posición cómoda de polo opuesto. El mercado, que se ha aburrido de los verdaderos colores mostrados por el presidente tras apoyarlo, ya ha vuelto a temblar”, destaca Gielow.