Hallazgo de opositor bielorruso ahorcado en Ucrania eleva presión sobre régimen de Lukashenko

El cuerpo del director de una ONG que ayuda a los opositores al gobierno bielorruso fue encontrado ayer en un parque en Kiev. El incidente ocurrió un día después de otro protagonizado por la atleta Krystsina Tsimanouskaya, que fue amenazada por Minsk con la repatriación forzosa tras criticar a las autoridades deportivas de su país durante los Juegos Olímpicos de Tokio.


El director de la organización Casa Bielorrusa en Ucrania (BDU), que ayuda a los opositores al régimen bielorruso, fue encontrado ahorcado en Kiev el martes, según la policía a cargo de la investigación. El hecho gatilló las especulaciones de que Vitaly Shishov haya sido asesinado, mientras que la organización del activista denunció que se trataba de un crimen orquestado por Minsk.

El cuerpo del activista bielorruso, desaparecido después de ir a trotar el lunes, fue encontrado en la mañana del martes en uno de los parques de Kiev, cerca de su domicilio, dijo el jefe de la policía nacional, Igor Klymenko, en conferencia de prensa. La policía abrió una investigación por homicidio premeditado, pero también estudia la pista de un acto voluntario.

“Un suicidio y un asesinato disfrazado de suicidio son las principales versiones”, precisó Klymenko.

En respuesta a una pregunta sobre las declaraciones de un activista bielorruso, que aseguró que Shishov tenía hematomas en la cara y la nariz rota, el jefe de policía sólo informó de pequeñas lesiones “características de una caída”, sin más precisión.

Amigos y colegas sospechan que Shishov fue atacado por su oposición al régimen de Alexander Lukashenko, que ha lanzado una amplia represión contra la oposición en Bielorrusia y ha comenzado una campaña para perseguir a sus miembros en el extranjero.

La organización Casa Bielorrusa en Ucrania denunció en Telegram una presunta operación de las autoridades de Minsk contra Shishov. “No hay duda de que esta fue una operación planeada por los (servicios de seguridad) para liquidar a un bielorruso peligroso para el régimen”, escribió la ONG en un comunicado.

“Vitaly era vigilado” y “se nos advirtió varias veces” sobre la posibilidad de “todo tipo de provocaciones, que podían ir hasta el secuestro y la liquidación”, indicó la BDU.

“¡Seguiremos buscando la verdad sobre la muerte de Vitaly!”, señaló la ONG, que pidió a sus seguidores que se reunieran frente a la embajada de Bielorrusia en Kiev el martes por la noche.

Shishov, de 26 años, había huido a la capital ucraniana a finales de 2020 ante la represión cada vez más virulenta contra el movimiento de protesta contra la reelección de Lukashenko, en el poder desde 1994.

En Kiev, Shishov ayudó a los bielorrusos que huían, que a menudo se mudaban a la capital ucraniana o continuaban a otros refugios seguros para los disidentes en Polonia o Lituania.

Shishkov también organizó protestas contra el régimen de Lukashenko, incluida una la semana pasada para conmemorar el 31 aniversario de la independencia de Bielorrusia de la Unión Soviética. Según sus publicaciones recientes en Facebook, había recaudado dinero para restaurar una estatua a los bielorrusos que habían muerto durante la revolución Euromaidán de 2014 y luchando contra las fuerzas respaldadas por Rusia en el este de Ucrania.

“Estoy devastada por la noticia de la muerte del activista bielorruso”, escribió Sviatlana Tsikhanouskaya, líder opositora que se encuentra en el exilio. La mujer se reunió con el primer ministro británico, Boris Johnson, el martes y pidió sanciones internacionales más duras contra el régimen de Lukashenko. “Es preocupante que quienes huyen de Bielorrusia todavía no puedan estar a salvo. Estoy agradecida con las autoridades por iniciar una investigación sobre este caso”, señaló la opositora, quien consideró que ella misma “podría desaparecer en cualquier momento”.

El caso de Tsimanouskaya

El caso de Shishov se produce poco después del incidente del lunes en los Juegos Olímpicos de Tokio con la velocista bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya, que fue amenazada con la repatriación forzosa por criticar a su federación en las redes sociales.

Por temor a ser encarcelada en su país, la atleta se refugió en la embajada polaca en Tokio, de la que obtuvo un visado humanitario el lunes, mientras su marido abandonaba Bielorrusia para dirigirse a Kiev. El Comité Olímpico Internacional (COI) abrió una investigación sobre el caso.

Lukashenko provocó la indignación internacional en mayo al hacer aterrizar un avión de Ryanair para arrestar a un periodista disidente que viajaba a bordo, lo que llevó a los países occidentales a sancionar a decenas de funcionarios y sectores de la economía bielorrusa. Pero eso parece haber hecho poco para evitar la represión del llamado “último dictador de Europa” contra la disidencia en el país y en el extranjero.

El histórico movimiento de protesta tras las polémicas elecciones bielorrusas en 2020, donde Lukashenko habría obtenido el 80% de los votos, fue reprimido mediante masivas detenciones, exilios forzados de los opositores y el desmantelamiento de numerosas ONG y medios independientes.

Alrededor de 35.000 personas han sido arrestadas en Bielorrusia, incluido el esposo de Tsikhanouskaya. Las autoridades bielorrusas han caracterizado a los manifestantes antigubernamentales como criminales o revolucionarios violentos que cuentan con el respaldo de Occidente, describiendo las acciones de los organismos encargados de la seguridad como adecuadas y necesarias.

Las potencias occidentales han amenazado con aumentar la presión sobre Bielorrusia, pero hasta ahora solo han tomado medidas graduales. Entre las disposiciones recientes, Reino Unido, la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá impusieron en junio congelaciones de activos y prohibiciones de viaje a algunos bielorrusos asociados con el régimen de Lukashenko como castigo por el aterrizaje forzoso del avión de Ryanair en mayo.

Las sanciones de Reino Unido también se han dirigido a un exportador de productos petrolíferos bielorruso, mientras que la UE ha impuesto sanciones sectoriales dirigidas a las exportaciones de seguros, tabaco, productos petrolíferos y potasa, que constituyen una parte significativa de los ingresos de Bielorrusia.

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