Miércoles. 14.00. El personal del restaurante Wall Street, ubicado en la calle Blanco de Valparaíso, se mueve rápido.

Un grupo de meseros atiende a unos 30 comensales repartidos en el primer nivel del edificio, que hasta 2017 alojó al tradicional Bar Inglés y que aún conserva el piso de madera, las puertas y las antiguas lámparas.

Por fuera del local, decenas de personas hacen fila para ser atendidas en la caja de compensación contigua. La espera es larga y varios apoyan sus espaldas en la pared exterior del legendario bar, lo único que queda de la fachada que el 7 de mayo se derrumbó parcialmente, poniendo fin a 107 años de historia.

Probablemente, ninguna de esas personas estaba enterada de que el edificio tiene un alto riesgo de derrumbe. Así lo estipula un informe de la Dirección de Gestión Patrimonial de la Municipalidad de Valparaíso, que a pocos días del derrumbe evaluó la condición del inmueble, que se emplaza en la llamada “zona de amortiguación” del sitio declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.

En la elaboración del documento participaron la exencargada de la Dirección de Gestión Patrimonial del municipio, María José Larrondo, y los funcionarios del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) Rodrigo Órdenes y Rodrigo Ferrada.

El documento revisó la estructura de la construcción y detectó que “los dos subterráneos los conectaron con perforación que presenta un alto riesgo de derrumbe en caso de sismo”.

Perforación que conecta los dos subterráneos del ex Bar Inglés, y "que presenta un alto riesgo de derrumbe en caso de sismo", según el informe de la Municipalidad de Valparaíso.

“Si tienes fracturados los tobillos, cualquier golpe te va a dañar. ¿Y qué va a pasar con el resto de tu cuerpo? Se desploma. En el subterráneo están las fundaciones. Y las fundaciones en Valparaíso son estos muros de piedra, verdaderas mazmorras que soportan las vigas, vigas grandes y de madera, que van empotradas en los soportes, en la base del edificio. Si eso está malo, todo para arriba tiene riesgo”, comenta Guillermo de la Maza, exdirector regional de la Onemi.

El informe, además, señala que “el inmueble presenta filtraciones de aguas lluvias en el muro oeste” y “deformaciones en el primer piso”. Y sobre el origen del accidente detalla que “el primer desmoronamiento de material sucedió en el muro cortafuego, donde aún existían ganchos que soportaban la fachada”, lo que al colapsar arrastró parte del muro.

También se alerta sobre “problemas de humedad en las estructuras de madera, deformación en el segundo piso de la estructura de piso” y que las zonas más afectadas son la buhardilla y el subterráneo, “en vista del desgaste de maderas, tanto vigas que no llegan al muro e intervenciones en la estructura de albañilería”.

Buhardilla del ex Bar Inglés de Valparaíso en mal estado -señala el informe- y con "alta presencia de desechos de palomas".

Futuro del edificio

El documento municipal finaliza con tres acuerdos: el CMN realizaría “la modelación estructural y propuesta de solución de emergencia”, el municipio buscaría “en el archivo histórico si se logra llegar a antecedentes de ejecución de las obras”, y el monitoreo del inmueble “en la zona más débil”.

El mismo mes del derrumbe, el consejo entregó el informe estructural comprometido al municipio y al dueño del edificio.

En el documento -fechado el 20 de mayo- recomienda reparar el techo, cerrar las áreas afectadas por el derrumbe con tabiquería liviana, realizar un trabajo de control de termitas y desarrollar un proyecto orientado a sostener la construcción, específicamente “los entrepisos que se encuentran actualmente desconectados de los muros medianeros y las superficies en voladizo por el colapso de la fachada por calle Blanco. El proyecto debe considerar la correcta distribución de las cargas desde la planta alta hacia el subterráneo”, detalla el CMN.

En paralelo, Erwin Brevis, secretario técnico del CMN, dice que “se elaboró una serie de recomendaciones de obras de emergencia para el propietario del inmueble, a fin de evitar un deterioro mayor del edificio”.

“Cabe hacer presente que esta edificación no es ni Monumento Histórico ni se encuentra dentro de la Zona Típica, por lo que el CMN no puede aportar con recursos para desarrollar las obras de emergencia, quedando de todas maneras a disposición para continuar con las orientaciones técnicas pertinentes”, agrega Brevis.

El edificio no cuenta con señalética que advierta un riesgo de derrumbe. Tampoco con barreras de seguridad, estilo New Jersey, como las que instaló el municipio el día del accidente.

A casi cinco meses de la emisión del informe y consultados por La Tercera, desde el municipio de Valparaíso adelantan que se reunirán con los locatarios “para mostrarles las conclusiones del informe técnico emanado por las áreas municipales incumbentes, que proyecta riesgo en caso de permanecer en el lugar y ofrecerles la mejor alternativa de solución poniendo al centro su seguridad”.

Miguel Villalobos, administrador del Wall Street, comenta que solo cerraron el local el día del siniestro, “por precaución”. En adelante, siguieron funcionando. “Ellos (el municipio) nos autorizaron a continuar. Dijeron que el edificio no estaba comprometido. Solamente la fachada”, dice el trabajador.

El restaurante funciona desde hace 15 años y hoy ocupa el primer piso del inmueble. Pese a lo informado por la alcaldía, Villalobos confiesa que “andamos buscando dónde cambiarnos. Igual a uno le da miedo esta cuestión. Es cosa de ver (la fachada)”.