Según un nuevo informe realizado por dos comités del Senado estadounidense, las advertencias de las principales agencias federales de inteligencia sobre los planes de “asaltar el Capitolio” el 6 de enero pasado por parte de partidarios extremistas del expresidente Donald Trump, infiltrarse en su sistema de túneles y “traer armas” no habrían sido recibidas por las fuerzas de seguridad del Congreso.
El texto conjunto de 127 páginas -que nació tras tres meses de audiencias y entrevistas, y la revisión de miles de páginas de documentos- concluye que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no tomaron en serio las amenazas de violencia, y que la fuerza policial del Capitolio no tenía la capacidad para responder de manera efectiva cuando las amenazas se materializaron.
Además, la policía del Capitolio tampoco distribuyó la información que su propia unidad de inteligencia había recopilado a mediados de diciembre sobre la amenaza de violencia para ese día, pese a que sabían que seguidores de Trump habían publicado en redes sociales y en chats de extrema derecha que estaban preparándose para reunirse con armas para presionar a los legisladores y que revocaran la derrota electoral del exmandatario republicano frente a Joe Biden.
“Las fallas son obvias”, dijo la senadora demócrata Amy Klobuchar, presidenta del Comité de Reglas y Administración. “Para mí, todo fue resumido por uno de los oficiales que se escuchó en la radio ese día haciendo una pregunta trágicamente simple: ‘¿Alguien tiene un plan?’. Lamentablemente, nadie lo tenía”, dijo la senadora demócrata.
La policía del Capitolio -que emplea a más de 1.800 oficiales y cuyo presupuesto de US$ 500 millones supera al de las fuerzas policiales de Detroit, Minneapolis y St. Louis- respondió al informe a través de un comunicado, señalando que estaban de acuerdo en que el cuerpo necesitaba mejoras, incluido un cambio en la forma en que recopila y comparte la información de inteligencia. Sin embargo, insistieron en que los funcionarios de seguridad no tenían cómo saber que la manifestación a favor de Trump el 6 de enero se convertiría en un asalto al Congreso.
Sin embargo, la investigación del Senado descubrió que el departamento había recibido advertencias semanas antes, que no fueron consideradas en su plan operativo para ese día. El informe, que al haber sido creado en colaboración con senadores republicanos “está limitado por su naturaleza bipartidista”, no describe los eventos como una “insurrección”, un término que incluso varios republicanos habían adoptado tras el ataque.
Cinco personas se sentaron para entrevistas más detalladas con el comité que redactó el informe: Christopher C. Miller, el entonces secretario de Defensa interino; Ryan D. McCarthy, secretario del Ejército; el general James C.McConville, jefe de personal del Ejército; Yogananda D. Pittman, jefa interina de la Policía del Capitolio, y J. Brett Blanton, el arquitecto del edificio.
Además, el comité solicitó más de 50 declaraciones de los oficiales que relataron cómo les lanzaban insultos racistas, eran aplastados por turbas e incluso sufrieron quemaduras químicas. Cerca de 140 agentes reportaron heridas por los disturbios, y el informe vinculó siete muertes al asalto, incluidas las de cinco manifestantes y tres policías que murieron días después, dos de ellos por suicidio.
De acuerdo al informe, los oficiales no estaban autorizados ese día para usar equipo de protección ni sus armas no letales más poderosas para hacer retroceder a la multitud, porque no tenían el entrenamiento necesario. En el documento, los comités recomendaron 20 mejoras, como reforzar la capacitación y el equipo de la policía, además de formar una oficina de inteligencia propia en la Policía del Capitolio.
El senador demócrata Roy Blunt dijo que en conjunto con la senadora Klobuchar introducirían una legislación para entregar al jefe de la policía del Capitolio la facultad de convocar unilateralmente a la Guardia Nacional en caso de emergencia, y señaló que también era probable que elaboraran un proyecto de ley para aumentar los fondos para el departamento.
Aunque el informe está repleto de hallazgos, hay mucha información que el panel no pudo obtener, ya que los senadores tuvieron una cooperación limitada por parte de agencias clave, y muchas otras no cumplieron con los plazos para entregar los documentos necesarios.