Como cada año, en octubre fue publicado el Índice Global de Pensiones de Mercer que califica los sistemas de jubilaciones en el mundo. Por primera vez y desplazando a Países Bajos y Dinamarca, Islandia se instaló como el mejor país para los retirados. Ahora ese mismo sistema se enfrenta a problemas por el exceso de dinero acumulado: hoy representa el doble de la economía de la nación.
La mezcla entre una pensión estatal “generosa” y un sistema privado regulado por el Ejecutivo, permite cubrir a todos los empleados que contribuyen con una gran parte de sus ingresos a los fondos de pensión en Islandia, que representa al menos el 12% de sus salarios. El éxito ha sido tal que el gobierno anunció ahora que los ahorros de la población superaron los US$ 49 mil millones. Debido a que algunos fondos de pensiones ya se acercan al límite de inversiones establecido, las autoridades evalúan permitir que los administradores se diversifiquen comprando más valores en el extranjero.
“El sistema se ha vuelto tan grande. No hace falta decir que no podemos limitar todas las oportunidades de inversión al mercado nacional”, señaló el ministro de Finanzas islandés, Bjarni Benediktsson, en una entrevista con un medio local. Actualmente, la legislación vigente de la isla del Atlántico Norte -que no supera los 400 mil habitantes- limita la porción de las participaciones en el extranjero al 50%, según destaca Russia Today.
Por otra parte, el gobernador del Banco central de Islandia, Asgeir Jonsson, dijo que cualquier aumento en la inversión extranjera por parte de los fondos de pensiones debe ser incremental y estar en consonancia con la evolución de la economía nacional.
De acuerdo con Bloomberg, las fortalezas del sistema de Islandia derivan de la pensión estatal y el sistema privado. Los trabajadores islandeses, incluidos contratistas y colaboradores de medio tiempo, pagan una alta proporción de sus ingresos. La mayoría de los contratos laborales exigen una contribución del 15,5%, de la cual el empleador paga el 11,5%.
El gobierno islandés establece que, para tener derecho a una pensión básica completa, también conocida como Ellilífeyrir, el adulto mayor debe haber vivido en el país durante 40 años. Existe una pensión reducida proporcionalmente para períodos más cortos de residencia, con un mínimo de tres años requeridos entre las edades de 16 y 67 años. El pago se realiza tras una evaluación a los ingresos y desde que se cumplen los 67 años. Perteneciente al sistema de seguridad social nacional, la pensión es gestionada por la Administración del Seguro Social y supervisada por el ministerio de Bienestar.
“El sistema de seguridad social de Islandia garantiza una pensión mínima para todos, incluso cuando se haya pagado muy poco o nada en un fondo de pensión”, explica un informe de la OCDE. En el cálculo de beneficios básicos aparece que el valor de la pensión básica completa en 2016 alcanzaba a US$ 3.655 al año, equivalente al 6% del promedio de ingreso de los trabajadores, lo que no incluye las prestaciones de seguridad social, pensiones complementarias o asistencia social.
Existe una contribución mínima para esquemas ocupacionales del 12% de los ingresos. El trabajador paga el 4% y el empleador un 8%. En el sector público y otros sectores, la contribución de este último puede ser mayor. La legislación islandesa establece que los esquemas de pensión tengan como objetivo una tasa de reemplazo del 56% en 40 años de contribuciones, con una tasa de acumulación de 1,4% por cada año de trabajo.
Legalmente desde los 67 años inicia el pago de la pensión en Islandia, aunque puede ser adelantado a los 65 años o ser atrasado hasta los 70 años. Los datos actuales sostienen que hay 27.000 mujeres y 24.000 hombres jubilados, una cuarta parte eran menores de 70 años y casi la mitad tenía 75 o más.
La revista Iceland Review señaló que la reciente actualización de datos de Statistics Iceland, muestra que para diciembre de 2020 habían alrededor de 52.000 islandeses pensionados, un aumento del 3,9% con respecto al año anterior. De esta cifra, al menos 2.000 jubilados -o sea un 4% del total- vive en el extranjero, lo que revela un alza de un 45% desde 2017.
El sistema islandés ha permitido elevar los estándares de seguridad para la vejez. En cifras de la OCDE, Islandia tiene la tasa más baja de pobreza de ingresos entre las personas mayores de 66 años, con un puntaje de 2.8, siendo seguido por Dinamarca (3.0), Países Bajos (3.1), y Francia (3.4).
Aún en un país que tiene un promedio de cinco horas de luz al día, los islandeses gozan de un buen sistema, porque no existe una única pensión de jubilación de la que pueden depender después de dejar de trabajar. El país establece una serie de complementos, como pensión infantil, para el hogar y un suplemento para la pensión final.
El ranking de sistemas de pensiones de Mercer, que estudia a 43 países, felicita a Islandia por los fuertes beneficios a los jubilados y por la escasa brecha de género en las pensiones, que le permite alcanzar un puntaje de 84,2. A nivel latinoamericano, el país mejor evaluado fue Chile con un 67, seguido por Uruguay, con un 60,7, y Colombia, con un 58,4. Aunque cada país desarrolla su propio mecanismo y es difícil una comparación directa, el índice se clasifica por los niveles de adecuación, sostenibilidad e integridad.
En paralelo, la consultora francesa Natixis Invest Management reveló esta semana el Índice Anual de Jubilación en el mundo, con un análisis de 18 factores englobados en cuatro secciones -salud, finanzas, calidad de vida y bienestar material- en 44 países. En primer lugar, vuelve a aparecer Islandia por tercer año consecutivo, con un puntaje de 83%, liderando en igualdad de ingresos, renta per cápita y desempleo. Mientras Chile aparece en el puesto 34, los peores países para jubilarse son India, Brasil, Turquía, Grecia y Colombia.
Con todo, Islandia, con una economía basada en el turismo, no siempre ha dado señales positivas. Después de la crisis económica de 2008, el sistema de jubilaciones perdió más del 20%. Ante esto, el gobierno islandés intenta tomar con calma posibles cambios en el aumento de inversión extranjera en los fondos de pensiones, ya que podría desestabilizar la corona, especialmente ante la incertidumbre generada por la pandemia de Covid-19. Por otra parte, la Asociación de Fondos de Pensiones de Islandia propone al Ejecutivo la eliminación total del límite de inversión o establecer un rango del 60% al 65%, por lo que la cartera de Finanzas está realizando una investigación para presentar un informe durante el primer año en el cargo.