Esta historia apareció originalmente en Reuters y se vuelve a publicar aquí como parte de Covering Climate Now, una colaboración periodística global que fortalece la cobertura de la historia climática. Más información en https://coveringclimatenow.org

WASHINGTON/BRUSELAS. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quiere que Estados Unidos se comprometa esta semana a reducir al menos a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, una medida que, dijo, podría desbloquear acciones similares de los otros grandes emisores del mundo.

Estados Unidos, la economía más grande del mundo y el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero detrás de China, será el anfitrión de una cumbre virtual sobre el cambio climático del 22 al 23 de abril. Washington ha instado a los líderes mundiales a utilizar el evento como una oportunidad para prometer recortes de emisiones más ambiciosos.

Guterres dijo que la propia promesa de la Casa Blanca necesitaba poner la vara alta.

“Mi expectativa es que Estados Unidos pueda presentar una reducción de emisiones para 2030, en relación a los niveles de 2010, por encima del 50%”, dijo Guterres a Reuters en una entrevista.

“Si sucede, no tengo ninguna duda de que tendrá consecuencias muy importantes en relación con Japón, en relación con China, en relación con Rusia, en relación con otras áreas del mundo que aún no han definido completamente estos niveles”, dijo.

Se espera que la Casa Blanca dé a conocer un objetivo para reducir las emisiones al menos en un 50% para 2030, desde los niveles de 2005. Eso equivaldría a una reducción del 47% para 2030 en comparación con los niveles de 2010, según la firma de investigación Rhodium Group.

Con el cambio climático ya empeorando las olas de calor, fortaleciendo los huracanes y haciendo que los incendios forestales sean más feroces, Guterres calificó la cumbre de esta semana como un momento de “ahora o nunca” para la acción climática.

Los científicos dicen que las emisiones globales deben caer en picada en esta década y llegar a cero neto para el 2050 para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, a fin de evitar impactos climáticos catastróficos.

“El peor riesgo es que no lleguemos a 1,5 grados como límite, que lo superemos y que precipitemos al mundo en una situación catastrófica”, dijo, instando a todos los principales emisores a establecer objetivos para reducciones drásticas de emisiones esta década.

Dada la urgencia de la crisis climática, Guterres dijo que esperaba que la próxima gran cumbre climática de la ONU, conocida como COP26, pudiera celebrarse presencialmente en noviembre en Glasgow.

La ONU junto con los anfitriones británicos de este año están discutiendo cómo garantizar que los participantes puedan vacunarse y asistir a la conferencia en persona, dijo.

“Hago un llamado a todos aquellos que tienen la capacidad para hacerlo, a crear las condiciones de vacunación que permitan una COP segura en Glasgow, con la presencia física de todos los que necesitan estar allí”, dijo Guterres.

La conferencia climática de la ONU ya se pospuso un año debido a la pandemia de Covid-19, y Gran Bretaña está respondiendo preguntas sobre cómo el evento, que originalmente se esperaba que atrajera a 30.000 asistentes, puede continuar, dado el desigual despliegue global de las vacunas, particularmente en los países en desarrollo.

Alineación de París

A lo largo de la pandemia, el principal diplomático del mundo ha estado tocando el tambor para una acción climática ambiciosa, pidiendo el fin de los subsidios a los combustibles fósiles y la eliminación gradual de la generación de energía a base de carbón en países ricos como Japón y Corea del Sur para 2030, y globalmente para 2040.

Los costos de la energía renovable se han desplomado en los últimos años y los avances en tecnologías como el almacenamiento de baterías significan que las soluciones ecológicas son cada vez más competitivas en costos.

Pero Guterres dijo que las políticas vinculadas a la economía basada en los combustibles fósiles todavía se interponen en el camino de la transición a la energía limpia.

Instó a los gobiernos a gravar las emisiones de CO2 en lugar de los ingresos y a poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles.

“La economía está de nuestro lado, la tecnología está de nuestro lado. A veces, las regulaciones gubernamentales y las estrategias gubernamentales no están ayudando a que eso se materialice”, dijo.

Las economías en desarrollo también necesitan apoyo financiero para descarbonizar sus economías, y las naciones industrializadas que son responsables de la mayor parte del exceso de gases de efecto invernadero acumulado en la atmósfera deben brindar este apoyo, dijo Guterres. Eso incluye cumplir una meta de transferir US$ 100 mil millones cada año para ayudar a las naciones más pobres a reducir las emisiones y adaptarse a los impactos del cambio climático.

Hasta ahora, la ayuda climática no ha alcanzado ese objetivo, que se estableció en 2009. Las estimaciones varían para lo que se ha entregado, pero un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) del año pasado dijo que solo se transfirieron US$ 79 mil millones en 2018, la transferencia anual más alta en ese momento.

En la COP26 se discutirá un nuevo objetivo para el financiamiento climático. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ha estimado que se necesitará un promedio de US$ 3,5 billones por año sólo en inversiones en energía entre 2016 y 2050 para lograr el objetivo de 1,5 grados.

Reporte de Valerie Volcovici en Washington y Kate Abnett en Bruselas; Edición de Katy Daigle y Lisa Shumaker