“A Cristina no le gusta la gestión de Alberto Fernández y no lo oculta”. En diciembre pasado, con ocasión del primer aniversario de la llegada del Presidente argentino a la Casa Rosada, el analista José Ángel Di Mauro describía así a La Tercera la relación de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner con el mandatario transandino.
Y a la luz de su discurso del lunes, en la apertura del nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso, Fernández parece haber tomado nota. El Presidente no solo apuntó contra el Poder Judicial, sino también anunció una investigación contra el gobierno de su antecesor, Mauricio Macri, por la deuda contraída con el FMI. La prensa local dio cuenta de inmediato de este giro, hablando de un acercamiento al “kirchnerismo duro” y de la ruptura de la promesa de trabajar por eliminar la “grieta” que divide a los argentinos.
En esta entrevista, Di Mauro, quien es biógrafo de la actual vicepresidenta (Cristina K: La dama rebelde, de 2004), y director de Semanario Parlamentario, analiza el escenario que se abre para Argentina tras el polémico discurso de Fernández. “La relación está claramente rota con la oposición”, asegura.
Hace un año, Alberto Fernández asumió el poder hablando de eliminar la “grieta” que divide a los argentinos. Pero tras su discurso de este lunes ante el Congreso, algunos analistas creen que el mandatario abandonó esa promesa. ¿Cómo lo analiza? ¿Qué explica este aparente giro?
Claramente abandonó esa promesa. De una Asamblea Legislativa a esta el giro fue muy notorio. En la anterior se planteó como el hombre que venía a terminar con la grieta y acá, de entrada no más, lo que trató de acrecentar fue la grieta. Se mostró dispuesto a ampliarla, porque en el primer tema, desde el primer momento y todo el tiempo, lo que hizo fue hablar de la gestión pasada y con argumentos que son los que utiliza cuando quiere pegarle a la oposición propiamente dicho y no es solamente cuestionar la herencia recibida. Entró en modo electoral, el lunes inició formalmente la campaña electoral y mostró las cartas de lo que va a hacer. Si el lunes, que tuvo la gran oportunidad para encarar otro camino, eligió esto, eso ya no tiene vuelta atrás y claramente lo que se plantea, las razones de este aparente giro, es conformar a la tan diversa coalición de la cual él forma parte, pero no encabeza.
Durante este tiempo se ha hablado del cogobierno de la vicepresidenta Cristina Kirchner. ¿Considera que el Presidente está haciendo una apuesta por un kirchnerismo duro?
Y no le quedó opción. El cogobierno claramente existe, él es el que toma las decisiones, pero siempre condicionado por acción u omisión por las decisiones o el pensamiento de Cristina Kirchner. Claramente fue un discurso para conformar al kirchnerismo duro, que lentamente se va haciendo cargo, se va encaramando, toda la coalición está reposando sobre el kirchnerismo duro. Antes era la parte legislativa, porque recordemos que como Cristina es la que hasta ahora armó las listas, todos los legisladores, la gran mayoría, le responde a ella. Pero ahora claramente ellos están ocupando los principales puestos, entonces claramente es un cogobierno muy condicionado el cristinismo.
Fernández embistió fuerte al Poder Judicial, al que amenazó con una amplia reforma y criticó por considerarlo un sector con privilegios y politizado. ¿Esta ofensiva tiene alguna relación con la situación judicial de la vicepresidenta argentina y otras figuras del oficialismo?
Sí, tiene relación con la situación judicial de Cristina, claramente. Y la última semana se dio una cosa que no conformó para nada a Cristina, que fue una condena contra Lázaro Báez, que para muchos marcó el delito precedente. Claramente, deja muy mal a Cristina Kirchner en este momento y a la familia por aquello del delito precedente. No está nada conforme Cristina con la evolución de esto y no está nada conforme con lo que el Congreso está haciendo con las leyes que quiere implementar contra el tema del Poder Judicial. Ahora él mostró el lunes un menú de temas con los que quiere avanzar, pero claramente no va a poder avanzar con esta composición local. Lo que mostró es lo que va a tratar de hacer a partir de un eventual triunfo del oficialismo en las próximas elecciones. Con esta conformación actual no lo va a poder hacer, ni siquiera va a poder hacer la reforma del Poder Judicial que está frenada en la Cámara de Diputados. Difícilmente también pueda avanzar con la reforma del Ministerio Público.
¿Qué le parece el anuncio de Fernández de una demanda judicial contra el gobierno de Mauricio Macri por la “irresponsable” deuda contraída con el FMI?
Esa embestida por el tema de la deuda del FMI es curiosa, es una denuncia que ya estaba hecha en realidad, sin demasiadas posibilidades de avanzar. Es una denuncia que había hecho Claudio Lozano, un dirigente de la izquierda y que es uno de los directores del Banco Nación, es un aliado ahora del oficialismo. Pero evidentemente al que peor le tiene que haber caído esta denuncia es a (el ministro de Economía) Martín Guzmán, que apuesta a un arreglo con el FMI, entonces son ruidos que no contribuyen para nada en un arreglo con el tema de la deuda con el fondo.
¿Cómo vislumbra la relación del gobierno con la oposición tras este anuncio?
La relación está claramente rota con la oposición, porque cada vez hay más indicios de que entramos en la campaña electoral y la campaña electoral va a hacer a cara de perro. El único gesto de la oposición el lunes fue mantener las formas, salvo alguno que otro grito, (Fernández) no tuvo respuestas duras desde la oposición durante la sesión como sí había sucedido en las presentaciones de Mauricio Macri, sobre todo en la última, donde a los gritos ni siquiera lo dejaban hablar, y Macri trató de sacar partido de esa postura del kirchnerismo duro, que le gritaba todo el tiempo, y decía que los insultos que le lanzaban eran de quienes los profieren y no del destinatario. La relación está rota y vimos el lunes a un Alberto Fernández muy exasperado, tal cual como se le venía viendo en las últimas presentaciones, en los últimos discursos, muy tironeado y muy deseoso de quedar bien con el sector mayoritario de su coalición.