Influir en el debate público y reivindicar las ideas clásicas de la centroderecha. Así es como el abogado José Francisco Lagos (independiente) resume lo que es el principal desafío que tiene el sector en este nuevo proceso constituyente.

Lagos es el director ejecutivo -desde 2019- del Instituto Res Pública, un centro de estudios vinculado a la derecha. En conversación con La Tercera, entrega sus primeras líneas sobre las batallas que hay que dar en lo que será la discusión del Consejo Constitucional y marca de inmediato su principal énfasis: la defensa del Estado subsidiario.

¿Cuáles fueron los errores más gravitantes del proceso pasado?

Hubo un error de diagnóstico de lo que pasó el 18 de octubre de 2019 respecto de cómo imperó el diagnóstico particular de que la desigualdad era el problema principal de Chile y que los 30 últimos años habían sido malos años para el país. El diagnóstico estaba equivocado, el diseño no fue el correcto, pero le agregaría, además, un asunto de expectativa. A mi juicio, la política fue irresponsable al decirles a los chilenos que los problemas sociales se iban a resolver con un cambio a la Constitución. Los problemas muchas veces son más materiales que la discusión constitucional, la que, por esencia, está centrada en las grandes líneas institucionales, pero no en cómo la política debiera resolver los problemas concretos de las personas.

Ustedes no se sumaron a la negociación de este nuevo proceso. Algunos no quieren una nueva Constitución y otros están para que la escriba el Congreso. ¿Qué expectativa tienen del Consejo?

Lo primero es que nosotros no somos republicanos propiamente tal. Trabajamos indirectamente con ellos, pero también con Chile Vamos. Sí nosotros estamos por la posición de que sea el Congreso el órgano que resuelva la discordia constitucional y eso nos acercó a ese mundo por la posición que planteábamos. Hay que reconocer que la política es el arte de lo posible y para aplicar lo posible hay que entender el medioambiente en el cual uno se está desenvolviendo. Es verdad que a la gente de derecha o centroderecha nos gusta en su mayoría la Constitución actual en su contenido, el cual está de acuerdo con ideas que nosotros consideramos valiosas para la sociedad. Pero hay una cuestión evidente: existe una discordia constitucional instalada y sería miope de nuestra parte no reconocerla. Uno no puede ensimismarse en sus propias soluciones.

En ese contexto, ¿cuál es el desafío del sector entonces?

Cómo materializar las ideas que masivamente fueron apoyadas en el Rechazo en un proyecto constitucional distinto al que hoy día, al menos, es el que hegemónicamente está en la opinión pública, el cual es un proyecto distinto a las ideas que nosotros creemos que son mejores para el país. De hecho, esa idea está acaparada por esta noción del Estado social y democrático de derecho, cuyo eslogan carece de contenido, pero cuando entramos en ese debate es mucho más cercano a una socialdemocracia que a un Estado subsidiario y liberal como en el que cree la centroderecha.

Respecto de ese punto, que ya está en las bases, ¿usted está de acuerdo con avanzar hacia un Estado social o está por defender y mantener el modelo implícito de Estado subsidiario de la Constitución vigente?

Nosotros deberíamos dar la vuelta larga y reivindicar la subsidiariedad como un principio que sigue vigente. En los últimos años se caricaturizó la noción de que la subsidiariedad es una cuestión del pasado y que simplemente ya se había aplicado y bastaba con dejar que funcionara. La verdad es que eso no es así. Por eso debemos definir cuáles de los problemas que tiene Chile se deben al contenido de la Constitución y cuáles no son responsabilidad de la Constitución. Es un deber tener esta claridad, sobre todo para quienes estén en el Consejo, porque si no caeremos nuevamente en el error del proceso anterior de querer resolver los problemas prácticos teniendo una Constitución maximalista que pretenda resolver todos los problemas del país haciendo una política pública desde la Constitución.

¿Cómo se vincula eso con el debate subsidiariedad versus Estado social?

Cuando esté claro esto, las ideas que defenderemos no solo son las de siempre, sino que además tenemos el deber de actualizar estos principios. La subsidiariedad, a nuestro juicio, sigue vigente igual que antes. Hoy tenemos un Estado totalmente distinto al que teníamos hace 30 años o hace 40 años. El Estado nunca había tenido tantos recursos, nunca ha tenido tantos funcionarios como los que ha tenido hasta ahora, nunca ha tenido tantas atribuciones como tiene hasta ahora, nunca ha tenido tantos ministerios como tiene hasta ahora y todo eso dentro del marco del principio de subsidiariedad. Es decir, nos han dicho que el principio de subsidiariedad le quita poder al Estado y deja al Estado raquítico, como han dicho muchos en el debate público, pero en paralelo nunca habíamos tenido un Estado tan grande como lo tenemos hasta ahora.

Hay quienes plantean que uno de los temas cruciales para el proceso es reformar el sistema político, ¿por dónde deben ir esos cambios?

En el detalle hay muchas alternativas. Lo primero que es relevante es distinguir el problema real que es la atomización política. Una alternativa podría ser, por ejemplo, poner un mínimo de cantidad de votos para resultar electo, es decir, para que los extremos no se vean reflejados con un voto que tiene la misma validez con alguien que tuvo miles de votos en las elecciones. La segunda alternativa es hacer una reforma política que cambie la lógica actual con un redistritaje, cambiando la asignación de cupos por distritos. Aquí no hay recetas mágicas, habrá que analizar el tema, pero es urgente hacerse cargo.

¿Cuál será la estrategia de ustedes para incidir en este proceso constituyente?

Nosotros estamos dispuestos a colaborar con todos quienes quieran, independiente del partido o coalición. Naturalmente tendremos cercanía con Chile Vamos o republicanos, pero si hay personas de otro lugar con el que tengamos sintonía, vamos a estar felices de colaborar con la entrega de material y contenido, sobre todo, porque nuestra misión es influir en la opinión pública. Por eso, nuestro mayor trabajo, más que el Consejo, va a ser la entrega de material y difusión de contenido e ideas enfocado en las personas. Nosotros queremos ser catalizadores de esa opinión pública.