“Lamentablemente está claro, tengo 25 años de militancia y me la banco, esto lo puedo decir, acá está operando La Cámpora para llevárselo puesto a Santiago (Cafiero), y como Alberto Fernández no aceptó desprenderse del jefe de gabinete para llevarlo como diputado este es el vuelto”. En declaraciones a Radio 10, Federico Martelli, exjefe de gabinete de la secretaria de Energía y dirigente vinculado al Grupo Callao, el think tank neoperonista que acompaña al presidente argentino, acusó directamente a la organización que conduce Máximo Kirchner por las renuncias presentadas el miércoles por funcionarios kirchneristas al equipo ministerial, como resultado de la debacle electoral del oficialismo en las primarias legislativas del domingo.
Y los dardos contra la agrupación política fundada en 2006, que apoyó desde sus inicios las gestiones de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, no paran. “Con la pistola en cabeza no se negocia”, graficó al diario La Nación un encumbrado funcionario con despacho en el primer piso de la Casa Rosada. La referencia también es contra La Cámpora, que exigió la salida del jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Por esto, apunta el periódico argentino, el jefe del Estado está “decepcionado” y “particularmente molesto” con los integrantes de La Cámpora. Incluso, cerca del mandatario destacaron que Fernández compartió un acto el martes con Máximo Kirchner, jefe del bloque de diputados del oficialista Frente de Todos, y con el ahora renunciado ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. “Nada le dijeron”, apuntó La Nación. Tampoco la vicepresidenta, en la reunión que mantuvo con el mandatario el martes por la tarde en la quinta presidencial de Olivos.
Este jueves, después de la crisis que desató “Wado” -el primero de los cinco ministros que presentó su renuncia-, en el gobierno sostenían que su salida era “un hecho”, aunque aún no existía una resolución oficial. Incluso, Vilma Ibarra, la secretaria de Legal y Técnica, sostuvo ante los periodistas acreditados en la Casa Rosada que el Presidente por ahora no había firmado ninguna renuncia, según detalló el diario Clarín.
El periódico Perfil destacó que De Pedro, quien comenzó su trayectoria política como uno de los fundadores de La Cámpora y logró convertirse en un íntimo de Cristina Kirchner durante su presidencia, estuvo dispuesto a dejar su cargo “interpretando el veredicto expresado por el pueblo argentino” en las urnas.
“No había necesidad de generar esta crisis. Los pibes ya probaron que no son confiables”, resumieron cerca de Fernández, que ya avisó que no propiciará un quiebre de la coalición de gobierno, señaló La Nación.
La Cámpora, en tanto, se recluyó en el silencio a medida que las renuncias de ministros y funcionarios de la organización comenzaron a apilarse sobre el escritorio del Presidente Alberto Fernández.
Pero las señales del camporismo eran claras desde el martes, cuando el secretario general de la organización y ministro de Axel Kicillof, Andrés Larroque, presionó por cambios en el gabinete nacional. “Tenemos que elegir si seguimos paveando o reaccionamos y nos ponemos de cara a la gente a resolver los problemas”, reclamó el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires.
“En 2009 y 2013 vivimos situaciones muy difíciles y siempre salimos con política, con la gente y con medidas en lo económico y social. En 2009 entraron Aníbal (Fernández) y Amado (Boudou) a la jefatura de gabinete y a Economía. En 2013, ‘Coqui’ (por Jorge Capitanich) y Axel (Kicillof). Son cosas que requieren que reaccionemos con reflejos y escuchemos a la gente”, dijo Larroque a El Destape Radio.
Por primera vez tras la ola de renuncias de ministros y funcionarios que responden a Cristina Kirchner en el gabinete, Alberto Fernández se expresó en redes sociales y apuntó directo a la vicepresidenta. “Nosotros tenemos que dar respuestas honrando el compromiso asumido en diciembre de 2019, de cara a la sociedad. No es este el tiempo de plantear disputas que nos desvíen de ese camino”, sentenció el mandatario. “La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”, enfatizó en un hilo de tuits.
En medio de la tormenta que sacude al gobierno y sin bajar su reclamo de cambios, Cristina Kirchner dejó saber a Alberto Fernández, a través de dos interlocutores, que la decisión de pedirles a sus ministros y funcionarios que pusieran “a disposición” su renuncia no tuvo como objetivo asestarle un “golpe”, sino “liberarlo de presiones” para que decidiera los cambios que quisiera en su equipo.
Pero al final del día, la crisis del gobierno se agravó más, luego que Cristina Kirchner publicara una dura carta en Twitter con fuertes críticas a Alberto Fernández. “¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de su gobierno?”, escribió la vicepresidenta en una misiva pública en la que cuestionó a jerarcas que “se atornillan a los sillones”.
“Señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales”, dijo en la carta, donde aseguró: “No soy yo el que lo que jaquea al Presidente, es el resultado electoral”.
En su carta, Kirchner, presidenta entre 2007 y 2015, remarcó que fue ella quien lanzó la candidatura de Fernández “con la convicción de que era lo mejor para mi Patria”. “Sólo le pido al Presidente que honre aquella decisión... pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que honre la voluntad del pueblo argentino”, remató.
La carta se conoció un par de horas después que el Presidente Fernández declarara al diario Página/12 que “ella (por la vicepresidenta) me conoce, sabe que por las buenas a mí me sacan cualquier cosa. Con presiones, no me van a obligar”. “Tiempo al tiempo, el que se apura se equivoca”, insistió, sin adelantar si aceptará o no las renuncias de los funcionarios kirchneristas.
El antecedente de Santa Cruz
Pero las “operaciones” de vaciamiento político que La Cámpora busca en el gobierno de Alberto Fernández tienen un antecedente, según coincidieron varios medios argentinos. Sucedió el 31 diciembre de 2011, a solo 20 días de haber asumido el entonces gobernador de Santa Cruz tras ganar la reelección. En esa oportunidad todos los funcionarios que respondían a la agrupación liderada por Máximo Kirchner pegaron un portazo al gobierno provincial y se fueron con duras críticas al peronista Daniel Peralta.
Esa vez no los impulsó una derrota electoral como ahora, sino la frustrada aprobación de un paquete de medidas que presentó el gobernador provincial en la Legislatura, que terminó con una revuelta en las calles de Río Gallegos, con 21 heridos y autos quemados.
Los líderes kirchneristas consideraron antipopulares los proyectos de Peralta, especialmente el que proponía la reforma del sistema previsional y las medidas que apuntaban a recortar gastos para enfrentar la crisis económica. La primera iniciativa generó no solo la reacción de los gremios estatales, sino también la fractura del bloque del Frente para la Victoria, y dejó a Peralta al borde la renuncia, según La Nación. La ruptura de La Cámpora con el gobernador generó un cortocircuito en la gestión que quedó marcada por su diferencia con Cristina Kirchner, que en su momento era Presidenta, recordó Perfil.
Daniel Peralta llegó en 2007 a la gobernación por decisión de Néstor Kirchner, cuando renunció en abril Carlos Sancho (socio de Máximo Kirchner) al cargo, y finalmente fue elegido en los comicios de octubre. Su primer mandato estuvo alineado con la Casa Rosada, después del portazo que La Cámpora pegó en diciembre de 2011, se comenzó a escribir otra historia en Santa Cruz, la de un kirchnerismo fragmentado, recordó Clarín.