A comienzos de agosto, el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Afganistán, Hervé Ludovic de Lys, condenó la “brutal flagelación” sufrida por un niño de 12 años por parte de un “elemento antigubernamental” en la provincia afgana de Faryab.

De Lys expresó en esa oportunidad la preocupación del organismo por la “escalada de violencia contra los niños” en Afganistán y apuntó, en concreto, a las informaciones de lo sufrido por el menor en el distrito de Shirin Tagab, en la aldea de Kohsayyad. “El niño sufre heridas en la espalda, piernas y pies, y está traumatizado por el brutal ataque”, detalló, al tiempo que aseguró que Unicef, con sus aliados locales, está brindando “ayuda urgente” al niño y a su familia.

Pero este incidente no parece aislado, ya que Unicef teme que la situación de los niños afganos empeore. Así lo dejó de manifiesto el organismo, al alertar que cerca de 10 millones de niños necesitan ayuda humanitaria en Afganistán, país en el que seguirán operando pese a la retirada de tropas estadounidenses y el ascenso al poder de los talibanes.

“Prevemos que las necesidades humanitarias de los niños y mujeres aumentarán durante los próximos meses”, aseguró la directora ejecutiva del organismo, Henrietta Fore, en un comunicado distribuido este lunes.

Según Unicef, un millón de niños podrían sufrir desnutrición severa durante este año, a lo que se une la previsión de una fuerte sequía, las consecuencias económicas de la pandemia del Covid-19 y la llegada del invierno. “Es la terrible realidad a la que se enfrentan los niños afganos, y sigue siéndolo independientemente de los acontecimientos políticos en curso y de los cambios en el gobierno”, declaró Fore.

Por eso la organización, que lleva 65 años en el país, seguirá trabajando “sobre el terreno”, y pide a los talibanes que permitan a sus trabajadores tener acceso seguro y sin restricciones a los niños necesitados “estén donde estén”.

“Es cierto que, por nuestra propia seguridad, en algunas áreas provinciales, los talibanes nos pidieron detener las operaciones hasta que se restablezca el orden. Pero estamos en contacto diario con los líderes locales en casi todas las provincias, y su mensaje es claro: quieren que nos quedemos y continuemos nuestro trabajo en Afganistán”, dijo Hervé Ludovic de Lys la semana pasada.

“Este es un período de transición en Afganistán; nadie puede predecir lo que sucederá a continuación”, reconoció el representante de Unicef en Afganistán. “Pero con medio millón de desplazados internos y más de 18 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria, la mitad de los cuales son niños, las necesidades son enormes. La sequía sigue afectando al país. Sin una acción urgente, un millón de niños menores de cinco años estarán gravemente desnutridos para fines de 2021. En lo que va de 2021, Unicef ha llegado a 1,7 millones de personas con asistencia humanitaria. Todavía necesitamos US$ 76 millones en 2021 para brindar asistencia para salvar vidas a los más vulnerables, especialmente a los niños”, advirtió.

Según datos del organismo, uno de cada 18 niños afganos no alcanza su primer cumpleaños, dos de cada cinco niños no pueden alcanzar el desarrollo mental o físico completo; el 46% de los niños de 12 a 23 meses no han recibido sus vacunas básicas, uno de cada cuatro niños está bajo peso y 1,3 millones de niños menores de cinco años necesitan tratamiento para la desnutrición aguda.

Asimismo, 3,7 millones de niños “no asisten a la escuela”, de los cuales el 60% son niñas. Además, solo el 19% de las mujeres menores de 15 años son alfabetizadas, una de cada tres niñas son casadas antes de su 18 cumpleaños y el 31% de las adolescentes son anémicas.

“Esperamos que, con el nuevo liderazgo en Afganistán, podamos llegar a los niños que fueron omitidos anteriormente con servicios de salud y educación que salvan vidas, especialmente las niñas”, manifestó Hervé Ludovic de Lys.