Murales pintados con la cara del Papa Francisco, mensajes alusivos a la coexistencia, ese es el panorama que le espera al Pontífice el viernes cuando llegue a Irak, en su primera gira desde que se inició la pandemia. El país intenta recuperarse tras una guerra que se inició con la invasión de Estados Unidos en 2003 y que se extendió hasta la llegada del Estado Islámico en 2014 y que en la actualidad se divide entre la reconstrucción y la tensión de grupos armados.
“Somos un pueblo que ha sido marginado hasta el límite de la existencia. A lo largo de su papado, Francisco siempre ha estado cerca de los marginados y ahora vendrá entre nosotros para demostrarlo”, comentó el arzobispo católico caldeo Bashar Warda, de Erbil, que es la capital del norte de Irak kurdo. “Ciertamente, esta visita proporcionará fuerza y coraje reales a los cristianos iraquíes para permanecer en nuestra patria y reconstruir aquí”, añadió en conversación con la organización Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), que realiza trabajo humanitario en la zona.
“Todavía hay grupos extremistas, cada vez más numerosos, que afirman que matar a cristianos y yazidíes ayuda a difundir el Islam. Al adherirse estrictamente a las enseñanzas coránicas, prescriben la condición de dhimmi (ciudadanía de segunda clase) a las minorías, permitiendo la confiscación de propiedades y la aplicación de la yicia, el impuesto islámico”, sostuvo el arzobispo.
La gira de tres días por el país es histórica: se trata de la primera vez que un Pontífice visita ese país, donde la minoría cristiana se encuentra cercana a la extinción. En tiempos del régimen de Saddam Hussein (1979-2003) había cerca de 1,5 millones de cristianos, lo que correspondía a cerca del 6% de los iraquíes. Pero en la actualidad quedan como mucho 400.000, el 1% de la población, calcula William Warda, de Hammurabi, un ONG local de defensa de las minorías, en conversación con France Presse.
“Cuando se trata de brindar apoyo, tanto física como espiritualmente, la gente se cansa de seguir ayudando, pero la visita del Papa mostrará que todavía hay mucho más por hacer”, indicó el arzobispo Warda a ACN. “La visita no solo será importante para los cristianos, sino para todas las minorías de Irak, incluidos los yazidíes, con quienes hemos compartido tanto dolor en estos últimos años”, indicó.
Una de las primeras paradas del Pontífice será el discurso que el viernes ofrecerá en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el céntrico barrio de Karrada, en la capital Bagdad. Fue en este lugar que el 31 de octubre de 2010, yihadistas de Al Qaeda realizaron el peor secuestro contra los cristianos de Irak de la historia: 44 fieles, dos sacerdotes y siete miembros de las fuerzas de seguridad murieron en el ataque. Las vidrieras fueron reemplazadas por placas de vidrio con los nombres de las víctimas y encima del altar se puede leer: “¿Dónde está tu victoria, muerte?”.
Actualmente, las puertas están protegidas por grandes bloques de hormigón, los que han sido pintados con la bandera iraquí y retratos del Papa Francisco.
Otro momento importante de la visita del Papa Francisco ocurrirá el sábado, cuando se dirija hasta la ciudad de Nayaf, a 150 km al sur de Bagdad. La urbe, de 1.230 años de antigüedad, es uno de los lugares más importantes de los chiitas, ya que en ella se encuentra el mausoleo con la cúpula dorada del imán Ali, yerno del profeta Mahoma y figura fundadora del islam chiita.
Bajo control otomano hasta 1915, y luego bajo mandato británico pese a las revueltas de los clérigos, la ciudad sólo pudo celebrar sus espectaculares peregrinaciones y sus duelos hasta después de la invasión de Estados Unidos en 2003. Antes, el régimen de Saddam Hussein prohibía las concentraciones.
Es allí donde el Papa será recibido por el ayatola Ali Sistani, la más alta autoridad religiosa de la mayoría de los chiitas de Irak y de numerosos chiitas en el mundo. Este líder religioso, de 90 años, aspecto frágil y larga barba blanca, dice France Presse, nunca ha sido visto en público y recibe en su espartana vivienda a poquísimos dignatarios. El encuentro de ambos es privado, ya que la prensa que acompaña al Pontífice no fue invitada.
Mosul, la ciudad arrasada por el Estado Islámico
En junio de 2014, los insurgentes del Estado Islámico se tomaron la ciudad de Mosul, ubicada al norte de Irak, y fue desde allí donde el grupo yihadista proclamó su llamado “califato”. En octubre de 2016 -y con apoyo aéreo de Estados Unidos y sus aliados- las tropas iraquíes iniciaron una campaña militar para liberar la urbe, lo que se consiguió en julio de 2017.
Mosul se ubica en la provincia de Nínive (norte), que es la cuna de la comunidad cristiana de Irak, una de las más antiguas y una de las más diversas, en la que destacan los caldeos -católicos-, los armenios ortodoxos y protestantes.
El Papa Francisco visitará el domingo la iglesia Al Tahira en Mosul. Los primeros escritos que la mencionan son del siglo XVII, pero, según varios historiadores, el templo pudo haber sido construido mil años antes. En los combates para expulsar a los yihadistas en 2017, el techo se derrumbó, pero la puerta real con columnas y las entradas laterales siguen en pie. Actualmente, la Unesco la está renovando, como otras iglesias y mezquitas del centro histórico de la ciudad.
El mismo día, el Pontífice visitará Qaraqosh (o Baghdeda, como le dicen los cristianos), a 51 km al sureste de Mosul. Esta localidad, cuya existencia se remonta a antes de la cristiandad, está poblada por una mayoría cristiana, que habla una forma moderna de arameo. Destruida en gran parte por el Estado Islámico, la ciudad asiria se encuentra hoy en día bajo tensión debido a la presencia de varios grupos armados.
“La visita tiene un valor moral, no económico. Este tema ocupará la opinión pública en el mundo y especialmente en Irak. Siento que tengo un lugar importante en él. Será genial conocerlo y querría decirle ‘necesitamos protección internacional, porque nuestra comunidad cristiana ha sufrido una migración forzada’. Me gustaría mostrarle las iglesias y las casas quemadas, para que vea el daño que dejó el Estado Islámico en esta ciudad. Y también nuestro Museo del Patrimonio de Baghdeda para presentarle nuestra historia y cultura”, dijo Rooney Baqtar, un ingeniero de 42 años, a ACN.
Preocupaciones sanitarias
El viaje del Papa Francisco si bien ha sido calificado de histórico, también de peligroso. Así lo señaló el Papa emérito Benedicto XVI, recluido en un monasterio del Vaticano desde su dimisión hace ocho años. “Creo que es un viaje muy importante”, dijo el expontífice, de 93 años, en una entrevista al diario Il Corriere della Sera. “Desgraciadamente, llega en un momento muy difícil que también hace que su viaje sea peligroso: por razones de seguridad y por el Covid. Y luego está la inestable situación iraquí. Acompañaré a Francisco con mis oraciones”, añadió el alemán, que hablaba con un hilo de voz, según el periodista que lo entrevistó.
A estas advertencias se suman las realizadas por expertos en enfermedades infecciosas, quienes mostraron su preocupación por el próximo viaje, dado el brusco aumento de los casos de coronavirus en el país, su frágil sistema de salud y el casi inevitable hecho de que los iraquíes formen multitudes para ver al Papa, indicó The Associated Press.
Nadie quiere decirle a Francisco que cancele sus planes, y el gobierno de Irak tiene todo el interés en mostrar su relativa estabilidad recibiendo por primera vez a un Papa en el lugar de nacimiento de Abraham. Las preocupaciones se vieron reforzadas con la noticia de que el nuncio apostólico en Irak, Metja Leskovar, había dado positivo al Covid-19 y estaba en cuarentena. El embajador es el principal responsable del viaje papal y habría acompañado a Francisco a todos sus actos. El Papa, en todo caso, ya recibió su vacuna contra el coronavirus.