Entre las 21.30 del viernes y las 01.00 del sábado, el teléfono del comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, no paró de sonar. Entraron y salieron llamados para afinar los detalles de la respuesta que haría la entidad a las violentas manifestaciones que se registraron el viernes en Plaza Italia, cuando un grupo de encapuchados incendió la estatua del general Baquedano.

En esas casi cuatro horas, el Ejército buscó elaborar un mensaje condenatorio -que, admiten en la institución, no todos interpretaron de buena forma- a quienes incendiaron el monumento de Baquedano. “Los cobardes desadaptados que cometieron este acto indignante y repudiable para todos nuestros compatriotas son antichilenos, porque desconocen la historia y, en su ignorancia, son incapaces de descubrir el extraordinario aporte que el General Baquedano, junto a miles de soldados chilenos le entregaron al país, al integrar los extensos y valiosos territorios del norte, que hoy nos enorgullecen y son muy importantes para Chile”, expusieron en el documento publicado en Twittter esa madrugada.

El tenor del comunicado generó reacciones de repudio, principalmente en la oposición. Incluso, la candidata presidencial del Partido Socialista (PS), Paula Narváez, sostuvo que si ella fuera Presidente, pediría la renuncia al comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez.

En el Ejército, sin embargo, ponderan las consecuencias del comunicado. En primer lugar, fuentes de la institución señalaron que el texto fue idea del propio general Martínez, que él lo visó y que, incluso, sugirió algunas correcciones de manera verbal, en conjunto con el Departamento de Comunicaciones de la institución.

El jefe militar, agregaron, apuntaba principalmente a quienes cometieron la quema de Baquedano y no a todos los manifestantes que se congregaron en Plaza Italia. Aunque lo que más molestó al Ejército, más allá del monumento al general ungido como monumento nacional en 1928, fue el “maltrato” a la figura del “Soldado desconocido”, cuyos restos descansan bajo la figura de Baquedano.

Para los militares, la figura del “Soldado desconocido” es delicada. Por lo mismo, el 8 de enero de este año el propio general Martínez envió una carta al presidente del Consejo de Monumentos Nacionales, expresándole “la preocupación de nuestra institución ante la reiterada acción vandálica que está siendo objeto el monumento ecuestre del general Manuel Baquedano González, incluyendo un intento de derribarlo, además de diversos destrozos a los frisos y la destrucción de la figura que representa al Soldado desconocido”.

Además, solicitó que “en la eventualidad que se evalúe que no es factible garantizar su protección en la ubicación actual, en las condiciones de seguridad y dignidad que la obra amerita, la institución es partidaria de su traslado a un lugar que garantice su permanente cuidado y conservación, con la dignidad que el héroe merece”.

Fuentes uniformadas, además, señalaron que el Ejército no ha recibido ninguna “sugerencia” o “llamado de atención” por parte del gobierno, hasta ahora, y que entienden que los gestos del ministro de Defensa, Baldo Prokurica, como el de visitar el monumento el sábado en la mañana; y el nulo repudio público del gobierno, da cuenta de un respaldo del Ejecutivo.

En La Moneda el comunicado “sorprendió”. No lo tenían en sus cálculos, aunque el tono del escrito fue defendido internamente. Con todo, sí se comentó que para los partidos de izquierda esto fue “una excusa” para criticar al Ejército, pero no la violencia. “Nosotros no lo vemos así, vemos que lamentablemente algunos en la izquierda más radical en vez de sin ambigüedad condenar la violencia, lo que han querido hacer es desviar el foco hacia la carta y que aquí y allá”, dijo el vocero de gobierno, Jaime Bellolio en T13.

Además, la decisión del comunicado, comentaron en la institución, fue una de las salidas “suaves” al conflicto. Ello, pues aseguraron que hay grupos de generales y coroneles, principalmente en retiro, que “presionan” para que el Ejército tome un rol más activo en el combate a este tipo de atentados. Incluso, en varios grupos de WhatsApp de los uniformados, algunos “sugirieron” enviar ese mismo viernes algún tanque militar frenar el ataque.

Traslado a un recinto militar

En octubre del año pasado en el Ejército tomó fuerza la idea de sacar el monumento del general Baquedano de Plaza Italia. Ya lo han pedido al Consejo de Monumentos Nacionales, pero hasta ahora no se ha podido resolver nada concreto.

Sin embargo, con los hechos ocurridos el viernes, el Ejército volvió a la carga. Hasta comienzos de este año eran dos los lugares que la institución planteaba como nuevos escenarios para Baquedano: la Plaza Ercilla, ubicada en el Parque O’Higgins, cerca del edificio Bicentenario del Ejército; y por la Alameda, frente a La Moneda hacia el sur, donde hoy está el general Bulnes (y este último trasladarlo al Paseo Bulnes).

Pero con lo ocurrido el viernes, surgió otra idea que se planteó el sábado a representantes del Consejo de Monumentos Nacionales. Ese día, en la mañana, concurrieron funcionarios de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural al lugar para evaluar el estado del monumento; sin embargo, también estaba presente un representante del Ejército para dar su propia evaluación.

La institución planteó que si no era posible brindarle seguridad a la estatua y a los restos del “Soldado desconocido”, otra opción sería trasladar todo a una unidad militar. ¿Por qué? Porque una vez ahí, explicaron, la seguridad quedaría 100% radicada en el Ejército.

Bellolio, añadió que “la carta está diciendo algo que es esencial para el Ejército. Ese monumento significa muchísimo para todos los chilenos, entonces no creemos que haya una deliberación, sino que una opinión que puede ser tomada o no. La vez pasada también había sido algo similar y lo que se decidió es que (la estatua) se mantiene ahí”.