El Ártico cada vez se ve más afectado por el calentamiento global, que poco a poco va reduciendo la masa de hielo. Como si eso no fuera suficiente, ahora la invasión de Ucrania complica aún más la región por el miedo a que el sionismo ruso se extienda hasta esta importante zona estratégica y fuente de enormes recursos naturales.
Pese a que algunos temen que Rusia se apodere de una parte del Ártico, países como Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Noruega también intentan sacar provecho de la región. Enormes reservas de petróleo, gas, carbón y nuevas rutas comerciales son los recursos que ofrece la zona.
Por lo mismo, las tensiones en la región en los últimos años han estado creciendo, ya que naciones reclaman rutas de navegación y reservas de energía que se están abriendo producto del cambio climático. Ahora, tras la invasión rusa de Ucrania, la competencia por la soberanía y los recursos en el Ártico podrían intensificarse, según el diario The New York Times.
Por ejemplo, Estados Unidos está invirtiendo millones de dólares para ampliar el puerto Nome, ubicado en Alaska, que podría transformarse en un centro de aguas profundas para los buques de la Guardia Costera y la Armada que navegan por el Círculo Polar Ártico.
Por su parte, Canadá desplegó una gran cantidad de tropas en los territorios del noroeste del país para realizar maniobras “rutinarias”. Pero la finalidad de estos ejercicios sería monitorear posibles agresiones áreas y marítimas en esa parte del Ártico, según consigna el diario La Vanguardia.
Luego de que Occidente dejara de cooperar con Rusia en el Ártico por su invasión de Ucrania, Canadá se impuso la tarea de reforzar defensas en lo que su mayor general nombró como “el frente norte de la OTAN”. El jefe del Estado Mayor conjunto militar de Canadá, general Wayne Eyre, advirtió que se necesita “mucho más esfuerzo” para reforzar la seguridad nacional, con un fuerte “enfoque en el norte”.
La mitad de la costa y masa terrestre del Ártico pertenece a Rusia, y los servicios de inteligencia occidentales llevan tiempo advirtiendo de sus intenciones expansionistas, apunta el periódico español. Estos aseguran que Moscú ha vuelto a ocupar 18 bases que estaban abandonadas desde los tiempos de la Unión Soviética, que incrementaron su presencia militar, que renovaron pistas de aterrizaje en la península de Kola y que cada vez realiza más patrullajes con bombarderos y submarinos.
Por ello, Estados Unidos y Canadá temen que la invasión en Ucrania sea utilizada por el Presidente Vladimir Putin como una excusa para ampliar los reclamos territoriales. Fotos satelitales tomadas en 2021 muestran la magnitud de la acumulación militar de Rusia en el Ártico, con nuevos aeródromos, bases militares y misiles nucleares basados en la zona.
Según The New York Times, en los dos últimos años, Rusia ha utilizado la región para probar nuevas armas junto con sus comandantes, traspasando aguas estadounidenses, lo que ha provocado la preocupación de la Guardia Costera del país. Además, los rusos han enviado repetidamente aviones militares al borde del espacio aéreo de EE.UU., obligando a los pilotos norteamericanos a interceptarlos y advertirles que se alejen.
Alaska, de hecho, ya es uno de los Estados más militarizados de EE.UU. Según datos del Times, cuenta con más de 20.000 miembros activos del Ejército, asignados a distintas bases en Fairbanks o en Anchorage, entre otros lugares.
Este mes, en respuesta a la escalada de sanciones internacionales contra el Kremlin, Oleg Matveychev, miembro del Parlamento ruso, exigió que Alaska, comprada por Estados Unidos a Rusia en 1867, volviera a control de Moscú, un gesto que demuestra el deterioro de la relación entre las dos potencias mundiales.
Expertos sostienen que Rusia necesita bajar la presión económica derivada de las sanciones que Occidente le ha impuesto por la invasión a Ucrania. Por ello, el Ártico presenta una variedad de oportunidades para poder aminorar el efecto de éstas.
En 2008, un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) calculó que bajo el hielo ártico puede haber unos 90.000 millones de barriles de petróleo y 44.000 millones de gas natural, lo que correspondería al 13% y al 30%, respectivamente, de las reservas mundiales de dichos recursos. Así, el deshielo producto del calentamiento global podría permitir a Rusia explotar recursos que antes no eran accesibles.
La reciente actividad rusa en el Ártico ha causado preocupación en la OTAN. Quizá por ello el “Cold Response 2022″, que actualmente se realiza en Noruega, se ha convertido en el ejercicio militar más grande que la Alianza Atlántica haya llevado a cabo en el Ártico en los últimos 30 años.
El ejercicio, que comenzó el 14 de marzo, continuará hasta el 1 de abril. Alrededor de 30.000 soldados de 27 países de Europa y América del Norte forman parte de este, el cual es dirigido por Noruega, incluidos los socios de la alianza, Finlandia y Suecia. Se han desplegado 220 aviones, así como 50 barcos, incluidos dos grupos de portaaviones de Reino Unido e Italia.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, defiende la idea de reforzar la presencia militar en la región. “Veo una necesidad de escalar y hacer más cosas juntos”, declaró en una conferencia de prensa en Noruega.
Stoltenberg afirmó que la OTAN no puede tolerar un “vacío de seguridad” en el Ártico, ya que considera que podría “alimentar las ambiciones” de Rusia, exponer a la Alianza y hacer que aumenten los malentendidos.
El aumento de la actividad rusa significa la “mayor amenaza” para la seguridad en el Ártico, considera el secretario general de la OTAN. Por ello, cree que la idea de reforzar la presencia militar en la zona podría evitar un futuro conflicto. “Es una región de importancia estratégica para la seguridad de toda la zona euroatlántica”, insiste.
En la misma línea, Reino Unido planea aumentar su presencia militar en el Ártico, dijo este martes el ministro de Defensa, Ben Wallace. Londres se comprometerá de forma militar “a una mayor integración e interoperabilidad con países como Noruega”, para proteger los mares del Atlántico Norte, dijo Wallace en una conferencia de prensa en Bardufoss, en el norte de Noruega.
Aunque las tensiones en la zona han sido escasas, a los dirigentes noruegos les preocupa que un enfrentamiento entre la OTAN y Rusia pueda extenderse al Ártico, donde ambas partes han aumentado su presencia militar en los últimos años, destaca Reuters.