Sin descartar que la reducción de la compra de bonos de la Reserva Federal (Fed) comience a principios del próximo año, Goldman Sachs asegura que lo más probable es que se le dé el vamos a este proceso a partir del cuarto trimestre del presente ejercicio.

Según precisa el reporte elaborado por el equipo que lidera Jan Hatzius, investigador de inversión global, se observa “un 45% de probabilidad de que el anuncio formal se realice en noviembre, un 35% de probabilidad de que se produzca en diciembre y un 20% de probabilidad de que se retrase hasta 2022”.

El análisis que sustenta esta tesis plantea que Jerome Powell, presidente de la Fed, podrá reconocer “tanto las fuertes ganancias del empleo en los últimos meses como los riesgos a la baja que plantea la variante delta. Esto mantendría las expectativas en el buen camino para una posible advertencia de septiembre y un anuncio de reducción gradual de noviembre”.

Ese sería además el mes del anuncio por los pasos que ha de seguir el Banco Central estadounidense de manera previa. Ya están sobre la mesas las señales claras de que se viene el tapering, como se denomina a este proceso, como las expuestas en las últimas minutas de la Fed, que indican que “podría ser apropiado comenzar a reducir el ritmo de compras de activos este año”, además de una visión optimista sobre los riesgos económicos que plantea la situación del virus. Sin embargo, todavía falta un pronunciamiento más explícito en la declaración que sigue a las reuniones.

Los pasos previos

“El Comité de Política Abierta (FOMC, en inglés) tiene la intención de dar un ‘aviso previo’ antes del anuncio oficial de reducción gradual. En ese sentido, se incluiría una advertencia explícita en una futura declaración del FOMC”, señala el banco de inversiones, donde apuntan, específicamente, a que ese aviso tendrá lugar en la reunión del próximo mes.

Respecto al impacto económico del coronavirus sobre estas proyecciones, Goldman Sachs lo reconoce como un riesgo a la baja, dada la posibilidad de que “la reunión de septiembre parezca un momento incómodo para anunciar una reducción en la acomodación de la política monetaria”.

No obstante, respaldan sus estimaciones con la suposición de que “los casos de Covid comenzarán a disminuir en la primera quincena de septiembre y el FOMC podría estar dispuesto a analizar datos deficientes si la situación del virus va en la dirección correcta para su reunión del 22 de septiembre”.

El ritmo de reducción sería de US$ 15.000 millones por reunión: US$ 10.000 millones correspondientes a bonos del Tesoro y US$ 5.000 millones a bonos respaldados por hipotecas. Desde que implementaron esta flexibilización cuantitativa en marzo de 2020, la Fed ha estado adquiriendo cada mes US$ 80 mil millones de dólares y $40 mil millones, de cada uno de los bonos antes mencionados.

Falta para alza de tasas

Con todo, lo que todavía se mantiene en la nebulosa es el comienzo del aumento de la tasa de interés, para lo cual, según la últimas minutas de la Reserva Federal, todavía hace falta un “progreso sustancial adicional” en el mercado laboral.

Actualmente, la tasa de desempleo de Estados Unidos está en 5,4%, no tan lejos del 3,8% que marcaba previo a que se desatara la pandemia, considerando que en la peor parte de la crisis escaló hasta 14,8%.

De esta manera, de acuerdo a la media de los analistas consultados por Bloomberg, la posibilidad de que el central estadounidense dé inició al alza de la tasa de interés recién aparece en el tercer trimestre de 2023.