Han pasado tres años desde que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en Venezuela y después de que el 29 de junio el Consejo Nacional Electoral (CNE) levantó la suspensión, los principales partidos de oposición amparados bajo la denominada Plataforma Unitaria decidieron rearticularse para volver a las papeletas de cara a las elecciones regionales programadas para el 21 de noviembre, cita electoral que es calificada como un termómetro de lo que podría ocurrir en las presidenciales de 2024 y que ha sido factor de división al interior del bloque, especialmente con la puesta en marcha de una mesa de diálogo entre el chavismo y algunos sectores disidentes.
Hasta ahora, los partidos que confirmaron su asistencia en la alianza son Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), Movimiento Progresista de Venezuela y Convergencia. “Tomamos esta decisión mayoritariamente después de un extenso y difícil proceso de deliberación interna que contó con la participación de líderes locales, regionales y nacionales. Nos mueve la difícil situación que atraviesa el país, el sentido de urgencia para encontrar soluciones permanentes a nuestros padecimientos, y el propósito de fortalecer la unidad”, explica el comunicado emitido por la Plataforma Unitaria el martes.
Aún con la decisión de participar en los comicios lo que finaliza el “boicot” impulsado desde 2018, cuando el Presidente Nicolás Maduro fue reelecto en medio de acusaciones de fraude lo que luego desencadenó la autoproclamación del líder opositor, Juan Guaidó, el sector disidente acusó que estas elecciones no contarán con las condiciones democráticas “justas ni convencionales”, pero buscarán “fortalecer la ciudadanía e impulsar la verdadera solución a la grave crisis de nuestro país: unas elecciones presidenciales y legislativas libres”.
Según France 24, el anuncio se produce cuando el chavismo y la oposición participan desde agosto en un proceso de negociación en México bajo la supervisión de Noruega, que incluye, entre otros puntos la elaboración de un cronograma electoral para desarrollar “elecciones presidenciales transparentes”.
“Es digno de aplaudir el gesto político de participar otra vez en las elecciones. Se ha abierto un ciclo de estabilidad política. Las instituciones están más fuertes que nunca, puedo decir que hemos traído al campo electoral a toda la oposición venezolana”, celebró Maduro, especialmente porque Estados Unidos y la Unión Europea (UE) aseguraron que de concretarse un proceso electoral libre podrían pactar un levantamiento gradual de las sanciones económicas contra el gobierno chavista.
Divisiones internas en la oposición
Por el momento, la MUD -una entidad que agrupó a más de 30 organizaciones políticas en 2008 y que participó por primera vez en las legislativas de 2015, en las que la oposición ganó después de 15 años la Asamblea Nacional- prepara los detalles de la campaña y candidaturas ante el CNE, organismo que por primera vez contará con la presencia de dos jueces que no son afines a Maduro.
“La importancia de las elecciones de noviembre es que puedes rearticular la lucha opositora, romper con el congelamiento de la oposición luego de su estrategia abstencionismo basada en no votar que conduce a sanciones y aislamiento que no sacan a Maduro, pero sí afecta a la calidad de vida de la gente. Además, promueve el resurgimiento del voto como instrumento de lucha que va a ser necesario para las presidenciales y ante un eventual adelanto de parlamentarias, y porque, además, es la vía para la llegada de líderes opositores clásicos que van a tener un baño de legitimidad pudiendo oxigenar la lucha para el futuro con el objetivo de elevar el poder de negociación y electoral”, señala en conversación con La Tercera el analista político venezolano y presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.
Para el experto, la participación de la oposición era inevitable debido a la presión de los liderazgos regionales y porque hasta ahora la estrategia de restarse de las citas electorales no ha traído objetivos concretos. “La participación electoral dependerá de que se puedan conseguir mejoras en las condiciones electorales, como la observación internacional para dar credibilidad, y la lista de candidatos porque la gente no quiere votar por cualquiera que no sea chavista, no es suficiente pensarlo como plebiscito, la gente quiere cambios en las figuras de gobierno y de oposición”, asegura León.
En una crucial votación, los venezolanos se preparan para volver a las urnas en medio de la pandemia para elegir a 23 gobernadores, 335 alcaldes y concejales, así como diputados locales. El secretario general de Acción Democrática, Henri Ramos Allup, informó que la oposición participará unida bajo la tarjeta de la MUD debido a que varias organizaciones políticas disidentes continúan bloqueadas judicialmente.
Entre algunas de las candidaturas que ya han sido confirmadas aparece la del excandidato presidencial Manuel Rojas a la gobernación de Zulia y el exdiputado José Manuel Olivares a la Gobernación de Vargas. “La elección será exitosa dependiendo de cómo la oposición quiera definir el éxito. Si para ellos ganar es obtener la mayoría de las gobernaciones y alcaldías, lo más probable es que no lo logren, pero si se plantean reeditar los resultados electorales de 2008, podrían aspirar a unas 5 u 8 gobernaciones relevantes, y entre 75 y 100 alcaldías, podrían tener buenos resultados”, sostiene Luis Vicente León.
Sin embargo, Juan Guaidó marcó distancia, ya que a su juicio aún no existen las garantías para llevar a cabo comicios libres y justos. De acuerdo al portal Infobae, la oposición llegará dividida en dos bloques, uno liderado por Guaidó, más reticente, y el de Henrique Capriles, partidario de ahondar en un diálogo con Maduro.
A través de un comunicado emitido en las redes sociales, el bloque europeo anunció que participarán en el proceso de supervisión a las elecciones del 21 de noviembre. En tanto, este viernes se llevará a cabo el segundo encuentro entre el chavismo y la oposición venezolana en la Ciudad de México, que representa el cuarto proceso de negociación que se da tras al menos tres intentos fallidos.
Esta semana, el dirigente de Voluntad Popular, Freddy Guevara, realizó su primera conferencia de prensa después de estar más de un mes detenido, e instó a la oposición a mantener las negociaciones en suelo mexicano tras hacer un mea culpa sobre que la estrategia de apostar por un quiebre en las cúpulas militares y un “desplazamiento total del sistema” político para sacar a Maduro del poder no han dado resultado, por lo que ahora hay que poner fin al enfrentamiento político de hace 20 años.
“Salí más convencido de que voy a dedicarme hacer todo lo que esté a mi alcance para encontrar una solución negociada a través del proceso en México. Voluntad Popular asume que muchas de las premisas que teníamos antes con las cuales buscábamos un desplazamiento total e inmediato del sistema, el quiebre militar, no son viables. Hoy buscamos presionar, pero también negociar. Esto no significa ceder en nuestros principios”, finalizó Guevara.