La decisión de muchos países europeos de suspender el uso de la vacuna contra el coronavirus de la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca ha generado preocupación en Europa por el proceso de vacunación y por el alcance que podría tener tal medida. Suecia y Letonia se convirtieron el martes en los últimos países en suspenderla por preocupaciones sobre los coágulos sanguíneos. La medida sigue a Alemania, Francia, España, Italia e Irlanda, entre otras naciones europeas, que han detenido temporalmente el uso de la vacuna como precaución mientras se comprueba si existe un vínculo entre la inyección y un mayor riesgo de coágulos sanguíneos.

Así, la vacuna de AstraZeneca pasó de ser la vacuna más promisoria, por su bajo costo y su conservación a temperaturas habituales, a una que ha sido suspendida por varios países. Los expertos señalan que detrás de esto hay una serie de errores y confusión, mientras que otros argumentan razones políticas.

La primera gran polémica ocurrió a fines de enero, cuando el periódico alemán Handelsblatt informó que la vacuna para el Covid-19 de AstraZeneca -considerada hasta entonces como una de las mejores alternativas en el mundo para derrotar al virus- fue en gran medida ineficaz en personas mayores de 65 años. Los ejecutivos farmacéuticos se apresuraron en negar la afirmación, señalando que era “completamente incorrecta”.

Ese no había sido su primer problema. A mediados de enero, la compañía informó a la Unión Europea (UE) que no podría entregar el número de dosis que habían prometido debido a ampliaciones que se estaban llevando a cabo en una de sus fábricas. Así, el objetivo de suministrar una vacuna de bajo costo a todo el mundo sin fines de lucro se vio empañado.

Según el periódico británico Financial Times (FT), durante los primeros meses de 2020, los científicos de Oxford entrevistaron a algunos de los principales fabricantes de vacunas del orbe, con el objetivo de salvar vidas en todos los rincones del mundo en un tiempo récord.

Finalmente, se convencieron con Pascal Soriot, director ejecutivo de AstraZeneca. Sin embargo, tenían la desventaja de que, a diferencia de sus rivales, la compañía farmacéutica anglo-sueca no tenía experiencia en la producción de medicamentos biológicos.

Hasta entonces, los científicos de Oxford habían tomado una ruta que aceleraba el proceso, pero que les causaría problemas en el futuro. Decidieron no probar la vacuna en grandes grupos de personas mayores de 65 años hasta que tuvieran evidencia de que era segura en los más jóvenes. La decisión fue “cautelosa y, en ese momento, era lo correcto”, dijo al Financial Times Andrew Pollard, director del Grupo de Vacunas de Oxford.

Casi un año después, la escasez de datos ha hecho que muchos gobiernos europeos desaconsejen el uso de esta vacuna en personas mayores.

El primer análisis del ensayo de fase 3, publicado en noviembre, volvió a sembrar confusión. En un subconjunto de participantes que había recibido media dosis antes de una segunda dosis completa, la vacuna fue un 90% efectiva. Sin embargo, combinado con otros datos, los científicos concluyeron que la vacuna fue un 70% efectiva en general.

En Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, dijo que los resultados de la farmacéutica con sede en Cambridge eran “increíblemente emocionantes”. Sin embargo, no todos fueron igual de optimistas. Moncef Slaoui, quien estuvo a cargo del programa de vacunas de Estados Unidos durante el gobierno de Trump, reveló que había menos personas mayores de 55 años en el grupo que recibió una dosis y media, lo que podría haber sesgado aún más los resultados. Un ejecutivo de la compañía atribuyó esto a que el gobierno británico quería ser un “campeón nacional en Reino Unido posterior al Brexit”.

Aunque Reino Unido y Estados Unidos llegaron a un acuerdo con AstraZeneca en mayo, la Unión Europea no firmó con ellos hasta fines de agosto. En noviembre tuvieron el primer indicio de problemas de suministro, cuando la compañía se dio cuenta de que una de sus plantas no estaba rindiendo como esperaban.

A mediados de enero de 2021, AstraZeneca anunció formalmente a la Comisión Europea que no podrían cumplir con los calendarios de entrega originales. Ante las críticas, la compañía acordó entregar 40 millones de dosis en el primer trimestre en lugar de 31 millones, y anunciaron que empezarían a distribuirlas una semana antes de lo programado y que expandirían la capacidad de fabricación en Europa.

Se cree que la UE piensa que Reino Unido, donde el lanzamiento de la vacuna ha sido uno de los más exitosos del mundo, ha recibido un trato preferencial por parte de la compañía. Los funcionarios británicos admiten que tienen una relación más sólida con AstraZeneca, pero lo atribuyen a sus compromisos iniciales más que a un simple patriotismo.

El primer ministro británico, Boris Johnson, sostiene un frasco de la vacuna Oxford/Astra Zeneca en un centro de vacunación en Gales del Sur. Foto: AFP

“Invertimos mucho dinero en la fabricación, cofinanciamos los ensayos clínicos con la Universidad de Oxford”, dijo un alto funcionario al FT. “Fuimos el primer país en firmar un acuerdo con AstraZeneca, el primero en autorizar y el primero en desplegar”, agregó.

“Es bastante simple: tenemos un contrato de exclusividad con ellos y la UE no lo tiene”, dijo un aliado de Matt Hancock, secretario de Salud británico.

En Estados Unidos, en tanto, el proceso no ha sido tan expedito. Cuando estuvieron forzados a pausar el ensayo de AstraZeneca en el país por un posible problema de seguridad, la empresa presionó a la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para que confiaran en los datos que tenía de los estudios en Reino Unido, en lugar de esperar un ensayo clínico que empezaría desde cero. Sin embargo, había muchas dudas sobre estos números.

Actualmente se está llevando a cabo el ensayo en el país, y se espera que haya datos en las próximas semanas. La farmacéutica espera una aprobación de emergencia para abril.

Pero los problemas de AstraZeneca no terminan ahí. Los líderes europeos están preocupados ante algunos informes de coágulos sanguíneos en personas recientemente vacunadas, además de la aparición de una afección rara llamada trombocitopenia, que hace que las personas no produzcan suficientes plaquetas, lo que puede resultar en un sangrado excesivo.

Después de que se informara una muerte y tres hospitalizaciones en Noruega a causa de este fenómeno, Irlanda también suspendió temporalmente la administración de esta vacuna. Aunque es comprensible que se tomen todas las precauciones necesarias y se investiguen todas las posibles reacciones, los expertos piensan que se pueden estar estableciendo relaciones causales donde no las hay, lo que está afectando las campañas de vacunación en todo el mundo.

Alemania, Francia, Italia, Austria, Dinamarca, Países Bajos, Suecia, Portugal, Tailandia y España son algunos de los países que también suspendieron su uso, ante temores de una reacción similar en su población. Sin embargo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha intentado calmar las aguas, señalando que los beneficios de la inyección son mucho mayores que los riesgos.

“Muchos miles de personas desarrollan coágulos de sangre anualmente en la UE por diferentes motivos”, dijo la EMA a través de un comunicado, señalando que el número de incidentes en las personas vacunadas “no parece ser superior al observado en la población general”.

Un bombero recibe la vacuna Pfizer-BioNTech en un centro de vacunación en Seixal, Portugal. Foto: Reuters

Tanto la EMA como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están investigando los incidentes, pero hasta el momento no hay evidencia de que alguno de ellos haya sido causado por la vacuna.

Según AstraZeneca, hubo 15 episodios de trombosis venosa profunda y 22 embolias pulmonares en toda la UE y Reino Unido hasta el 8 de marzo. “Esto es mucho más bajo de lo que se esperaría que ocurriera naturalmente en una población general de este tamaño y es similar en otras vacunas Covid-19 autorizadas”, dijo la compañía a través de un comunicado.

¿Decisión política?

Reino Unido se ha mostrado mucho más convencido de seguir administrándola. De hecho, Camilla, la duquesa de Cornualles y esposa del príncipe Carlos, dijo que había recibido la vacuna de AstraZeneca e hizo un llamado a que los británicos “tomen lo que les dan”. El factor de la oferta también podría explicar este fenómeno, ya que en Reino Unido hay abundantes dosis de AstraZeneca, y en Europa no. Así, suspender la vacuna en Europa, donde no está disponible en grandes cantidades, es más fácil.

Sin embargo, hay quienes señalan que la decisión de suspender la administración de la vacuna anglo-sueca es política. “Llegamos al punto de la suspensión porque varios países europeos, entre ellos Alemania y Francia, prefirieron interrumpir las vacunaciones y ponerlas en espera para realizar controles. La elección es política”, dijo el director general de la Agencia Italiana de Medicamentos (AIFA), Nicola Magrini, en entrevista con el diario La Repubblica.

Magrini aseguró que la vacuna de AstraZeneca es segura, y que la relación beneficio/riesgo es “ampliamente positiva”, agregando que ha habido ocho muertes y cuatro casos de efectos secundarios graves después de la vacunación en Italia. Una vez “que se aclaren las dudas, podemos continuar a una velocidad más rápida que antes”, dijo el funcionario.

Un informe publicado a principios de marzo por la compañía de servicios financieros Barclays sugiere que “la mayor parte de la controversia ha tenido una génesis más política que científica”, argumentando que “las autoridades en ciertas geografías pueden haber estado buscando a alguien a quien culpar por una situación inicialmente frustrante”.

A esto se suma los comentarios despectivos de algunos líderes europeos, como cuando el Presidente francés, Emmanuel Macron, dijo una vez que la vacuna parecía ser “casi ineficaz” para los mayores de 65 años. Un análisis realizado por la cadena CNBC señaló que estos comentarios solo han avivado la vacilación entre algunos europeos hacia Oxford-AstraZeneca. vacuna.

“Sabemos a dónde nos llevará esto, nos llevará a una pérdida de confianza en la vacuna”, dijo Natasha Loder, editora de políticas de salud de The Economist, al programa “Today” de la BBC el martes.

Cuando se le preguntó si la suspensión tenía una dimensión política, Loder dijo: “Podría haber en la medida en que haya un mal presentimiento sobre esta vacuna”. No obstante, la decisión, dijo, “no tenía una base racional” y podría ser peligrosa. “Este principio de precaución es una tontería cuando estás en medio de una pandemia”, dijo Loder. “Esta es una vacuna segura y cuando se den cuenta de que es una vacuna segura en Europa, tendrán que lidiar con las consecuencias de toda esta cobertura mediática”.

Sea cual sea el motivo, la suspensión de una de las vacunas más disponibles en Europa afectará duramente al continente mientras enfrenta una tercera ola de contagios y las nuevas variantes del virus se siguen propagando. Además, los expertos temen que esta pausa y los incidentes generen más dudas entre quienes ya se encontraban indecisos respecto de la vacunación.