Activistas antivacuna han expandido su alcance juntando fuerzas con los antimascarilla y otros dedicados a lo que llaman “libertad de salud”, un signo de desconfianza en el gobierno que complica los esfuerzos para hacerle frente a la pandemia del Covid-19.
En un evento del estado de Arizona en noviembre, oponentes de la vacuna se reunieron con críticos de las mascarillas, coreando “Mi cuerpo, mi decisión”. Llevaban pancartas que promovían el comer sano como una alternativa a la vacuna -”Obligar a las verduras, no a las vacunas”- y “Terminen el mandato de mascarillas en Arizona”.
Los requerimientos de los activistas antivacuna han encontrando coincidencias durante la pandemia con personas que sospechan de las compañías farmacéuticas, los cierres de negocios y otras restricciones gubernamentales, muchos de las cuales adoptan prácticas de salud no tradicionales y están preocupados por la seguridad de las vacunas en contra del Covid-19.
El sábado pasado, manifestantes se infiltraron en un sitio de vacunación masiva en el Dodger Stadium en Los Angeles, sosteniendo pancartas que decían “Covid=Estafa” y “Terminen la cuarentena”, y describiendo la vacuna de una compañía como “terapia de genes”. Muchos protestantes no eran parte del movimiento antivacuna antes de la aparición de las restricciones del Covid-19, según Erica DeWald, directora de defensa en Vaccinate Your Familiy, que promueve la educación y políticas de vacunación.
En una conferencia celebrada por una organización antivacuna en octubre, Sherri Tenpenny, una doctora osteopática que dirige un negocio de salud, llamó a los presentes a “ponerse detrás” de los antimascarilla y los grupos en contra del distanciamiento social, invitándolos a “deshacerse de las mascarillas, ir a abrazar gente y decir absolutamente ‘no’... Necesitamos todas las manos a la obra”.
En una entrevista, la doctora Tenpenny dijo: “Necesitas cuidar tu salud simplemente no siguiendo a ciegas”.
Una legislación apoyada por los escépticos de las vacunas y algunos parlamentarios en Ohio ha buscado permitirle a la legislatura del estado revocar las órdenes sanitarias del gobernador republicano Mike Dewine, como un toque de queda en todo el estado y restricciones de las operaciones comerciales.
“Esta no es la peste bubónica”, dijo el representante de Ohio J. Todd Smith, un republicano cuyo mandato terminó en diciembre. “Cuando traicionas la confianza y el sentido común de la gente a la que sirves, ¿cómo puedes decirles que queremos que te pongas una vacuna no probada?”.
Ambas vacunas que se encuentran actualmente en distribución en Estados Unidos han demostrado ser eficaces en prevenir la enfermedad del Covid-19 en pruebas clínicas durante el 2020. El gobernador vetó un proyecto de ley el año pasado que habría permitido a los parlamentarios rescindir las órdenes de salud, y el mes pasado los legisladores introdujeron una medida similar.
Los funcionarios de salud pública dicen que usar mascarillas y vacunas en contra del Covid-19 es esencial para detener la propagación del virus. Los funcionarios están preocupados por los activistas antivacuna, incluyendo a algunos legisladores estatales, que están esparciendo información errónea acerca de los efectos secundarios de las vacunas y teorías conspirativas sobre la tecnología basada en genes utilizada para las vacunas que obstaculizan sus esfuerzos.
“Estos movimientos están ganando una influencia que podría socavar seriamente nuestra recuperación del Covid-19”, comentó Lawrence Gostin, director de facultad en el Instituto O’Neill de Derecho Sanitario Nacional y Mundial de la Universidad de Georgetown. “De nada sirve tener una vacuna efectiva si es que existe tanta desconfianza”.
En una encuesta realizada por la Kaiser Family Foundation en enero, un 20% de los adultos estadounidenses indicó que no se vacunarían, o que solo lo harían si fuera obligatorio. Otro 31% dijo que querían esperar a vacunarse para ver que tan bien funcionan. Los escépticos también incluyen a trabajadores de la salud, que se han vacunado en cantidades menores a las esperadas. El porcentaje de gente que piensa vacunarse ha aumentado desde una encuesta de Kaiser a inicios de diciembre, antes que comenzaran las inoculaciones.
En 2020, 147 cuentas de redes sociales antivacuna tenían 51,6 millones de seguidores, según un reporte del Center for Countering Digital Hate, una ONG que rastrea la difusión de información falsa en línea.
Se están iniciando importantes campañas de educación sobre vacunas. El Departamento de Salud y Servicios Humanos lanzará publicidad para fomentar la vacunación en las siguientes semanas y meses, y el Ad Council, una ONG que crea campañas de concientización pública, está trabajando con líderes políticos y de la salud para crear una campaña de 50 millones de dólares.
Los escépticos de las vacunas se han resistido durante mucho tiempo a los requisitos de vacunación infantil, incluyendo varicela, sarampión y paperas. Ahora sostienen que las vacunas en contra del Covid-19 recién aprobadas presentan riesgos para los adultos. En general, afirman que no están en contra de las vacunas, pero que se oponen una inoculación obligatoria.
Las reacciones adversas a los tratamientos o a las vacunas pueden surgir cuando se administran ampliamente, fuera de entornos de estudios clínicos más pequeños. Hasta ahora, la mayoría de los efectos secundarios de las vacunas en contra del Covid-19 han sido relativamente menores.
Al menos 71 casos de reacciones alérgicas severas han sido reportados a una base de datos federal de seguridad de vacunas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esas personas desarrollaron las reacciones tras recibir vacunas en contra del Covid-19 hechas por Pfizer Inc. con su socio BioNTech SE, o Moderna Inc. La agencia ha advertido a la gente que ha tenido alguna reacción alérgica severa a cualquiera de los ingredientes en una vacuna que no se inyecten esa vacuna en específico.
Robert F. Kennedy Jr., un activista por las vacunas y fundador de Children’s Health Defense, escribió en Twitter que advirtió a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) en septiembre que un ingrediente en las vacunas, polietilenglicol, podría disparar tales reacciones, llamadas anafilaxia.
Un funcionario de la FDA reconoció en diciembre que el ingrediente es una posible causa, pero advirtió que es demasiado temprano para saberlo. La FDA dijo que está trabajando con los fabricantes y los CDC para determinar si algún componente de las vacunas juega un rol en las reacciones alérgicas severas.
En una entrevista, Kennedy dijo que la pandemia está llamando la atención sobre las preocupaciones de los escépticos de las vacunas. “Más personas tienen sus ojos puestos en este tema”, dijo.
El gobierno federal no tiene el poder para obligar vacunaciones en todos los adultos, según el doctor Gostin de Georgetown. Los estados pueden exigirlas para los adultos, aunque es poco probable porque no sería popular políticamente, particularmente dada la falta de datos de seguridad a largo plazo, dijo el doctor Gostin. Empleadores pueden exigir a sus trabajadores que se vacunen, y los negocios pueden requerir un comprobante de vacunación para viajes o para recibir otros servicios.
En Florida, un proyecto de ley podría prevenir que una autoridad estatal de salud pueda ordenar vacunaciones después de una declaración de emergencia de salud pública.
El representante Anthony Sabani, un republicano que introdujo el proyecto de ley y que entre sus distritos incluye a Lake Count, a las afueras de Orlando, también se opuso a los mandatos de mascarillas. Dijo que la rama ejecutiva del estado actualmente puede exigir una vacuna después de que una emergencia de salud pública sea anunciada.
“No confío en el gobierno para que tome las mejores decisiones en lo que respecta a emergencias”, comentó. “Lo mismo con los toques de queda y las muchas intervenciones en la salud pública”.
Del Bigtree, un veterano del movimiento antivacuna y fundador de la Red de Acción de Consentimiento Informado (ICAN), fue expulsado tanto de Youtube como de Facebook por publicar información falsa acerca del Covid-19. Ha afirmado que la enfermedad no es más grave que un resfrío común y que usar mascarilla es un peligro para la salud. En un correo electrónico, Bigtree dijo que cree que el trabajo de la ICAN es mejor descrito como un “movimiento de concientización sobre el riesgo de las vacunas”.
Bigtree, que tenía 343.000 seguidores en línea a finales del año pasado, solicitó 500.000 dólares para lanzar el programa de transmisión HighWire en Roku. A finales de enero, advirtió a la audiencia de HighWire acerca de vacunarse en contra del Covid-19 y las dosis de refuerzo, diciendo que “la gente está arriesgando sus vidas con este experimento”.
Jennifer Klein, una autodenominada madre que se queda en casa de Cuyahoga Falls, Ohio, dijo que ella y su marido, un ingeniero mecánico, cambiaron su opinión acerca de las vacunas después de cuestionar las órdenes de confinamiento esta primavera.
Klein, de 46 años, dijo que dos de sus hijos, de 16 y 15 años, recibieron todas sus vacunas programadas. Pero su hija de 11 años, dijo ella, no terminará con sus vacunas programadas, y toda la familia renunciará a vacunarse en contra del Covid-19.
Ella comentó que las órdenes sanitarias estatales relacionadas a la pandemia, incluidas las reglas de uso de mascarillas, no le hacen sentido.
Klein aclaró que se volvió activista junto a los Defensores de Ohio por la Libertad Médica, que se oponen a los mandatos de vacunas. Stephanie Stock, una asistente de fisioterapia y presidenta del grupo de defensa, dijo que su agrupación no es antivacuna sino que se opone a los mandatos.
“La severidad de las órdenes de confinamiento”, dijo ella, “ha hecho que la gente reconsidere la idea de que las autoridades sanitarias estatales siempre pueden hacer lo mejor por tu interés”.