“Hoy la Legión de Cristo no tiene compañías offshore ni tiene recursos en compañías offshore”, advirtió en 2017 la congregación religiosa. “Fueron creadas cuando el padre Marcial Maciel era administrador general, y luego fueron cerradas”, informó entonces el portavoz global de la orden, Aaron Smith, luego de que se conocieran los Paradise Papers, que pusieron al descubierto una red de firmas montadas por Maciel y la cúpula legionaria en paraísos fiscales.

Sin embargo, los documentos en Pandora Papers confirman que las operaciones vía offshore de los Legionarios de Cristo continuaron sin cesar durante los siguientes años. De acuerdo con la investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ), la congregación creó una estructura offshore con US$ 295 millones en activos mientras el Vaticano investigaba la opacidad de sus cuentas.

Según el diario El País, la millonaria estructura financiera fue creada durante la intervención del Vaticano hace una década, a raíz de los escándalos por abuso sexual protagonizados por Maciel y la opacidad de las finanzas de los Legionarios de Cristo. El 16 de junio de 2010, el Papa Benedicto XVI nombró al cardenal Velasio de Paolis como encargado de gobernar los destinos de la Legión y el 6 de julio los líderes de la orden sigilosamente montaron en Nueva Zelandia el fideicomiso Retirement and Medical Charitable Trust (Fideicomiso Caritativo Médico y de Jubilación, RMCT), diseñado para “recaudar donaciones y hacer inversiones” y, con ese dinero, “asistir financieramente a miembros retirados, afectados mentalmente o heridos en algún accidente”, de acuerdo con el acta de creación.

Marcial Maciel, el fundador de la Legión de Cristo.

Detrás de la fachada benefactora, sin embargo, se erigía una estructura formada por otros dos fideicomisos que invertía millones de dólares cada año “en una cartera demasiado exótica para una congregación conocida por su doctrina ultraconservadora”, apunta el periódico español.

Se trata de Salus Trust y AlfaOmega Trust, dos fideicomisos abiertos el 15 de noviembre de 2011 que se utilizaban para invertir en cientos de proyectos en todo el mundo. El primero fue creado por el histórico arquitecto de las finanzas legionarias, el sacerdote mexicano Luis Garza Medina. El segundo fue fundado por sus hermanos Dioniosio y Felipe de Jesús, según detalla la organización de periodismo investigativo Quinto Elemento Lab de México.

En esa estructura inyectaron millones de dólares que, según explican, provenían de “una herencia familiar”. De acuerdo con las actas de creación, ambos contaban con US$ 100 de capital inicial y los fondos incorporados posteriormente consistían en “transferencias bancarias” de dinero en efectivo y posiblemente acciones del grupo empresarial mexicano ALFA, fundado por la familia de Garza Medina.

A partir de la creación, el monto de dinero dentro de la estructura basada en estos dos fideicomisos creció a una velocidad vertiginosa, destaca El País. Para 2017, seis años después de su creación, AlfaOmega contaba con activos por US$ 148 millones y Salus, por unos US$ 147 millones. El dinero fluía a través de cuentas en cuatro bancos suizos hacia inversiones principalmente en América y Europa. Lo hacía por medio de dos compañías radicadas en Reino Unido: AOG Investments y LUS Investments, encargadas de llevar adelante las operaciones comerciales.

El portafolio de inversiones de los fideicomisos es diversificado: desde un exclusivo centro de residencias para adultos mayores, proyectos de infraestructura y bienes raíces, clínicas de rehabilitación física, empresas de suplementos alimenticios, hospitales, escuelas y universidades, aplicaciones tecnológicas, empresas de exploración de petróleo y hasta entidades que aparecen en la lista negra del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de México.

El País destaca que un millón de dólares, por ejemplo, fue invertido en franquicias de Kentucky Fried Chicken, la cadena estadounidense de pollo frito. Sin embargo, gran parte del dinero se utilizó para comprar propiedades residenciales en una decena de ciudades de Estados Unidos.

Entre las inversiones realizadas destacan edificios residenciales en Florida, Indiana, Illinois, Iowa y Texas, donde se descubrió que los inquilinos que se atrasan con sus pagos han enfrentado tácticas agresivas, incluyendo desalojos durante la pandemia, señala Quinto Elemento Lab.

Según el canal de televisión español La Sexta, que también participó en la investigación del ICIJ, el dinero iba desde Nueva Zelandia hasta Reino Unido. Una vez en este último país, se repartía en diversas inversiones, entre las que están los principales fondos de capital de riesgo en España, que impulsan algunas de las empresas emergentes, como Glovo, Cabify o Wallbox, todas consideradas “unicornios”, porque no cotizan, pero su valoración ha superado los US$ 1.000 millones.

Quinto Elemento Lab, en tanto, detalla que el dinero se movía en secreto desde las cuentas suizas de AlfaOmega y Salus Trust con destino a tres subsidiarias basadas en Reino Unido y Estados Unidos, las cuales se encargaban de invertir el dinero que habían aportado los Garza Medina en docenas de empresas mexicanas, extranjeras y fondos de capital. Las decisiones de inversión eran asesoradas por la firma española Proaltus Capital Partners SL, según los archivos confidenciales.

¿Por qué Nueva Zelandia? Aunque las filtraciones sobre paraísos fiscales suelen estar centradas en países como Panamá o Islas Vírgenes Británicas, el país oceánico ofrece amplias ventajas a quienes buscan establecer fideicomisos, sostiene La Sexta. Estas estructuras opacas permiten a sus dueños beneficiarse de su régimen de exención de impuestos y dejar el menor rastro posible. Un portavoz de los dos trust aseguró a El País que esos fideicomisos se establecieron en Nueva Zelandia por “las razones correctas”.

Aunque la Legión admite que recibe dinero de los fondos creados por la familia Garza Medina, dice que no está al tanto del tipo de inversiones que realizan estos fideicomisos. “La congregación no posee ni controla sus fondos o inversiones y no tenemos conocimiento de sus operaciones”, dijo Aaron Smith.

“Desde que Salus y AlfaOmega fueron creados con fondos irrevocables de la familia Garza Medina, los fideicomisos han aportado un promedio de un millón de dólares anuales que se utilizan para alimento, vivienda y cuidados médicos para un gran número de sacerdotes, monjas y consagrados retirados”, admitió un portavoz de ambos fideicomisos.

En un comunicado citado por el diario mexicano Milenio, la congregación religiosa señaló que el Fideicomiso Caritativo Médico y de Jubilación es su único fideicomiso establecido por ellos, el cual se creó en Nueva Zelandia en 2010 para recibir y distribuir donativos destinados a ayudar a sacerdotes y personas consagradas de la tercera edad, enfermos u otros fines religiosos, caritativos y educativos. “Ordinariamente, el dinero recibido es usado a los pocos días o semanas después de recibir una contribución. El fideicomiso nunca se ha usado para invertir fondos de la congregación”, precisaron.

En cuanto a Salus y AlfaOmega, señalaron que esos fideicomisos son independientes a los Legionarios de Cristo, por lo que la congregación nunca ha controlado ni sus fondos, términos, operaciones, inversiones, ni determina en modo alguno el destino de sus fondos. “Por tanto, es importante distinguir debidamente entre la congregación y estos dos fideicomisos que no fueron creados ni son controlados por la congregación”.

Sin embargo, confirmaron que en los últimos años el fideicomiso de los Legionarios ha hecho peticiones de donativos a los dos entes creados por el sacerdote Luis Garza Medina y su familia, y estos han decidido por su propia cuenta si otorgan o no el préstamo solicitado. “Todos los donativos obtenidos por el fideicomiso ya fueron destinados según las finalidades establecidas”, indicó la orden.

Asimismo, reiteraron que la comisión del Vaticano que auditó sus finanzas entre 2010 y 2014 no encontró “malversaciones de dinero u otras irregularidades en los ejercicios fiscales revisados”, según consigna la revista mexicana Proceso.

Para el vaticanista español y director del portal Religión Digital, José Manuel Vidal, las revelaciones sobre las inversiones de la congregación en paraísos fiscales constituyen “la prueba definitiva de que el árbol de los Legionarios de Cristo fue malo desde el momento en que lo plantó el pederasta y abusador Marcial Maciel”.

“Se demuestra que no ha habido purificación ni sanación, a pesar de la segunda oportunidad que Roma le dio al Movimiento de los Millonarios, como los llaman en México”, comenta Vidal a La Tercera. “Habría que pedir cuentas al comisario designado por Roma, cardenal Velasio de Paolis (fallecido en 2017) y a los cinco obispos que inspeccionaron el movimiento, a instancias de los cuales quedaron avalados ante las autoridades romanas”, concluye.