A inicios de agosto, tras superar el 80% de cobertura en la población objetivo, el Presidente Sebastián Piñera dio luz verde al refuerzo para los inmunizados con dosis del laboratorio Sinovac, atendiendo a las recomendaciones del Comité Asesor en Vacunas e Inmunizaciones (Cavei). Así, quienes cuenten con este esquema recibirán un booster del laboratorio AstraZeneca (en el caso de los mayores de 55 años) o de Pfizer (los menores de ese rango).
Hasta ahora, en números absolutos, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, señala que el balance es positivo y ha existido una alta respuesta de la población a la vacuna de refuerzo. Sin embargo, aún hay aproximadamente 1,3 millones de personas que, siendo elegibles para la tercera dosis -mayores de 55 años y que recibieron su última inyección hasta el 9 de mayo- no se han acercado a los puntos de vacunación.
“Nos preocupa que hay una parte del grupo objetivo que ya se tendrían que haber puesto la dosis de refuerzo y que no lo han hecho. Partimos hace casi dos meses con la tercera vacuna y es muy importante que las personas mayores de 55 la reciban, pues tienen mayor riesgo de enfermar gravemente. Además, ya tenemos suficiente evidencia de que tras seis meses desde la vacuna el sistema inmunitario se debilita y estamos frente a una variante (delta) mucho más contagiosa. Todos esos factores hacen importante y necesario que se la coloquen”, añade Daza.
De los casi 3,6 millones de personas mayores de 55 años vacunadas con Sinovac, 2,3 millones han acudido por el refuerzo, es decir, un 64,8%. “Es verdad que si uno mira el número absoluto es una buena cifra, pero faltan casi 1,3 millones. Durante la próxima semana, más allá de continuar con el proceso de vacunación de los niños, segundas dosis y rezagados del proceso de vacunación, nuestro foco será en que las personas acudan”, comenta la subsecretaria.
Refuerzo necesario
Jeannete Dabanch, infectóloga de la U. de Chile y presidenta del Cavei, señala que, comunicacionalmente, con la inclusión de nuevos grupos de vacunación como niños y adolescentes, la campaña por una tercera dosis ha quedado más invisibilizada. Por lo que recomienda a las autoridades sanitarias hacer hincapié en los beneficios del refuerzo.
“Es probable que sea necesario reforzar que tenemos disponibilidad para una tercera dosis, y además la necesidad para quienes fueron vacunados con CoronaVac. La recomendación es que concurran quienes han pasado más de cuatro meses desde su última vacuna”, comenta.
Sobre los efectos adversos, Dabanch reconoce que si bien la fórmula de AstraZeneca ha demostrado una mayor reactogenicidad, corresponden a los síntomas más comunes descritos tras la inoculación de la mayoría de las vacunas. “Es una vacuna más reactogénica, donde hay más frecuencia de decaimiento, fiebre y dolor en el sitio de la administración. Sin embargo, son síntomas que duran pocos días. Sobre los efectos adversos más “graves”, como trombosis, la vigilancia hecha en el país ha demostrado que utilizada en mayores de 55 años es una vacuna segura. Y sin dudas, prefiero los síntomas leves de esta vacuna a enfermar de un Covid-19 grave”, sostiene la infectóloga.
Por otro lado, el doctor Miguel O’Ryan refuerza que “dado que los estudios para vacunados con Sinovac sugieren que a los seis meses puede haber una caída en la inmunidad, parece altamente recomendable la dosis de refuerzo (...). Los pequeños estudios muestran que con cualquiera de las vacunas se produce un efecto significativo en la elevación de anticuerpos”.
Hasta ahora, Chile es uno de los pocos países que ha ampliado la recomendación de terceras dosis a la mayoría de su población. El debate, en Estados Unidos, por ejemplo, se ha centrado en si deben vacunarse solo las personas de mayor riesgo de enfermedad grave.
“En EE.UU., a pesar de que el gobierno propició la tercera dosis, el FDA advisory group recomendó solamente tercera dosis en adultos mayores o en personas con condiciones particulares de riesgo importante. Allá la discusión es otra: es más importante avanzar en la vacunación con sus dos dosis y concentrar los esfuerzos allí. No se puede homologar al caso chileno, donde se está llegando casi al 90% de cobertura de la población objetivo adulta”, explica O’Ryan.